Leyendas urbanas

No me voy a referir a la Salamanca ni al Kakuy y otros mitos, sino a las que se fueron creando en la ciudad, gracias a la imaginería, a los rumores y trascendidos, propios de una urbe no muy grande, y que se han incorporado como parte de la memoria del santiagueño, tales como el famoso bulón de oro del Puente Carretero, o los túneles del teatro 25 de Mayo.

La verdadera historia de nuestra venerada "Sacra Sindone", lamentablemente, no está documentada, pero se decía que fue un lienzo que cubrió al sudario original, cuya imagen, se reprodujo milagrosamente, y que el Rey de España la sorteó entre todas las iglesias de América y así vino a parar a Santiago. Cuando chicos, y había una fuerte tormenta con rayos y truenos, nuestros padres, nos calmaban diciendo que la Sábana Santa protegía a la ciudad y no permitiría ningún desastre, y efectivamente así ocurría, hasta que llevaron la reliquia a Buenos Aires para exponerla en el programa televisivo "La Campana de Cristal", y al poco tiempo sobrevino el famoso "meteoro", que la jerga popular lo bautizó como "mete oro" También sucedieron desapariciones misteriosas, como los leones del monumento, a San Martín, los cientos de metros de verjas a lo largo de la calle Olaechea, que protegían al Parque Aguirre, los pisos superiores del Palacio de Tribunales y de los monoblock de Yrigoyen y Bolivia, las farolas de hierro fundido de la Plaza Libertad y algunas otras que se me escapan de la memoria.

Pero la leyenda que me ha cautivado siempre, es la de San Francisco Solano, quien hizo estirar milagrosamente el último quebracho que disponía para techar su capilla, frente al Parque Aguirre, y al dejar Santiago para ir al Perú, en Las Termas de Río Hondo, al no encontrar agua fría para saciar la sed, hizo hacer un pequeño agujero en el suelo, de donde brotó un chorro del cristalino y refrescante líquido, que aún hoy surge en la Plazoleta "Agua Santa" Al mismo tiempo, vaticinó que los terrenos ocupados por Villa Río Hondo, serían un día cubiertos por las aguas, y efectivamente en ese preciso lugar se construyó el dique frontal con su inmenso lago.

A continuación, voy a relatar un episodio familiar que no hace mas que confirmar esta leyenda: Hace mucho tiempo, mi mamá, fue a visitar unos sobrinos en la Capital Federal, quienes la invitaron a concurrir al Hipódromo de San Isidro, en una de las carreras mis primos le pidieron que eligiera cualquier caballo, para que todos le apostaran, mi madre, eligió un caballo con el nombre de Solano, pensando que el santo le haría estirar el pescuezo y así ganaría.

Todos exclamaron a ese no, es un matungo que nunca ganó una carrera, pero no hubo caso de convencerla y todos apostaron al elegido, y sucedió lo increíble, no sólo que ganó, sino que batió el record de ganancia, que no ha sido superado hasta la fecha.