Manos

¡Buen día!

“Cuando la mano es un puño / nadie sabe lo que lleva. / Puede ser una semilla, / pero también una piedra”.

Lo dice Aledo Luis Meloni, en “Poemas y coplas”. El puño fuertemente cerrado representa la fuerza, la decisión, así como el alborozo de lo logrado con mucho esfuerzo. En el puño cerrado cabe también una piedra, destinada a herir, y hasta hay expresiones políticas que hacen de este gesto su señal de identidad. Pero en el puño cerrado hay lugar para una semilla (o para varias), cuyo destino será la siembra, con su promesa de vida. Y así como la piedra escondida es signo de ruptura, la semilla protegida es un canto a la esperanza.

Muchas cosas pueden hacerse con las manos. René Trossero (“Como luces en tu camino”) recuerda algunas:

“Manos que golpean, manos que acarician, manos que roban, manos que regalan, manos que toman, manos que dejan, manos que retienen, manos que entregan, manos que rezan, manos que maldicen, mano que blasfeman, manos que bendicen, manos que acusan, manos que perdonan, manos que trabajan, manos que siembran, manos que cosechan, manos que amasan, manos que curan, manos que matan, manos que aplauden, manos que burlan, manos que ofenden...”.

Desde el punto de vista puramente físico, la mano es uno de los instrumentos más complejos del cuerpo humano. Alguien escribió al respecto: “Intrincado dispositivo mecánico compuesto de músculos, tendones, huesos y fibras nerviosas muy sensibles, es capaz de desempeñar millares de oficios con precisión. Al ejecutar el más ligero movimiento para asir algunas cosas, entra en juego toda una serie de músculos, articulaciones y tendones, desde el hombro hasta las yemas de los dedos. Para llevarse a la boca una cucharada de sopa se pone en acción más de 30 coyunturas y 50 músculos”.

Las manos se ensucian, las manos se limpian, pero pueden ensuciarse y limpiarse (o mantenerse limpias) para bien o para mal. El propio Trossero nos arrima una distinción:

“Si ensucias tus manos amasando realidad, podrás lavarlas, pero si las conservas limpias por haberte negado a comprometerte con la tierra de la historia, tiene una suciedad que no se lava”.

Para pensarlo ¿no?

¡Hasta mañana!