Una planta de Manaos y un gigante supermercado

- Con los problemas suscitados aquí, ¿no pensó en irse de Santiago? - Para nada. Yo quiero que esto lo solucione la Justicia que ya me dio la razón, ya dijo que soy el dueño titular. Creo en la Justicia de Santiago del Estero, no necesito robar ni una hectárea a nadie. Yo invierto, produzco. En los 20 años que estoy acá nunca tuve un juicio laboral. Son muchas, pero muchas las familias a las cuales les doy trabajo acá. - Tanto le gusta Santiago. - Siempre estoy pensando en cómo beneficiar a Santiago, ésta es mi segunda provincia. Le prometí al señor senador Zamora que iba a hacer todo lo posible para que se instalara un Diarco en Santiago y lo llevé al señor Robert Goldfrar para interesarlo y se comprometió a hacerlo, y ya se está realizando movimiento de suelo en la zona de la Circunvalación (lado norte de la rotonda del Autonomía). Creo que he invertido yo más en Santiago que en Buenos Aires donde tengo mi planta. Quiero decir que tengo proyectado abrir una planta aquí para distribuir la gaseosa a todo el norte. Esta provincia es para mí un punto de equilibrio. Me encanta acá, me llevo bien con todos. Tengo una hija que estudia para ingeniera agrónoma y que vendrá aquí a administrar todos los campos. Me gusta el folclore, los cabritos, el calor, me gusta el trato con la gente. Me siento bárbaro aquí. La tranquilidad de aquí me hacía sentir libre. Yo nací en Rafael Castillo, donde mis padres tenían un tambo. Allá nunca tuve la tranquilidad que tenía acá, donde podía andar solo recorriendo seis campos por día. Recorriendo los campos me siento libre y sin embargo esto cambió ahora. - Compró más propiedades. - Hace poco compré la estancia Las Violetas al señor Lo Bruno. Esa propiedad es un sueño. ¿Pensó alguna vez con tener una estancia soñada? Me imagino todo lo que debió haber trabajado ese hombre para lograr construir esa propiedad. Bueno, yo la compré ahora, aquí en Santiago.