Un salto al vacío y un golpe al establishment político norteamericano

La victoria de Donald Trump ante Hillary Clinton, que le permitirá a este magnate acceder a la Casa Blanca, es un acontecimiento histórico que encierra varios interrogantes. Y si hay que buscar una explicación de por qué ganó, contrariando los pronósticos de los analistas internacionales, lo primero que hay que resaltar es que fue el que más ha interpretado el pensamiento del votante, no así del político. Con triunfos en distritos clave, lo que resultó desorientador es que en Florida haya ganado el candidato republicano, porque se daba por descontado que gane Hillary Clinton. ¿Y esto por qué? Lo que hizo Donald Trump fue decir lo que los estadounidenses querían escuchar. Pero lo que tampoco la gente midió es que votarlo a Trump es dar un salto al vacío, porque están llevando al gobierno a un hombre sin experiencia política y con muchísimo más poder que Barack Obama, que tuvo el Congreso en su contra y nunca tuvo mayoría. Ahora a la victoria de Trump se le suma que tiene la mayoría completa del Congreso, lo que le genera en caso de tener buenas migas con el Congreso, una capacidad de poder gigante. El resultado electoral en Estados Unidos tuvo sus inmediatas consecuencias a nivel global. Los europeos en sí, quedaron totalmente shoqueados y están cayendo todas las bolsas producto de que si Trump cumple con las promesas de campaña, significaría cerrar las empresas americanas en todo el mundo y traer la producción a Estados Unidos. Esto generaría un problema en todos los lados. Porque el problema es global, no solamente con Estados Unidos; al ser el Gobierno más importante del mundo, está dando coletazos para todos lados. Aquí golpeó bastante la derrota de Hillary, sobre todo a los analistas internacionales porque no lo preveían. Pero conversando con los ciudadanos, se podía percibir lo parejo que estaba. No se podía decir que ganaba Hillary o Trump, incluso para nuestro país, que había hecho una apuesta fuerte por uno de los candidatos (Hillary). También es una lección a tener en cuenta, porque será una reconstrucción que va a tener que hacer la Argentina, porque nuestro Presidente apoyaba firmemente la candidatura de Clinton. Tendremos que ver cómo reconstruimos las relaciones internacionales con Trump, pero nada es difícil en la política. Lo que debería quedar en claro, reitero, es que los ciudadanos estadounidenses optaron por un salto al vacío. Les puede salir bien o mal, pero votaron al candidato que mejor los interpretaba. Porque el candidato fue a interpretar a los ciudadanos, no a los políticos. Rompió relaciones con cada uno de los políticos y se dedicó a lo que la gente quería escuchar. El resultado es también un llamado de atención para el establishment político, porque puso el acento político en lo que piensa la gente. Acerca de la sorpresa de la victoria del magnate, antes de las elecciones ya se comentaba que no se podía confiar en las encuestadoras, porque estaban sobredimensionando los números, y la realidad es que era un empate virtual. Hubo estados en donde Trump ganó por cinco mil votos o por menos cantidad. Es muy difícil encuestar eso, y más en los americanos, que son personas muy complejas. Trump venció contra todos los pronósticos, aún cuando sobre el cierre de la campaña le soltaron la mano los republicanos. Ahora tiene que determinar si va a gobernar a través del ejercicio republicano o si va a independizarse del todo. La elección también desnudó una división en la sociedad, no como la grieta que se percibe en la calle en la Argentina, sino a nivel estructural. El centro del país, el productivo, donde están la mayoría de las industrias y los agricultores, apoyó a Trump. Son ellos los que sentían perdido el sueño americano, son ellos los que laburan y sienten que no les alcanza. Lo que les promete Trump es el sueño americano, volviendo a producir las empresas en el país, aumentando la cantidad de trabajo. Pero no es verdad que los latinos le quitan el trabajo a los norteamericanos, sino que trabajan donde ellos no quieren trabajar. Por otra parte, hay que señalar la capacidad de reacción que tuvo el flamante presidente electo, cuando a mitad de las elecciones hablaba de la posibilidad de fraude, lo que hacía presuponer que se sentía perdedor y que venía mal. Trump tiene buenos asesores de campaña. Para el mundo no va a ser tan nefasto, pero repito una vez más: va a ser un salto al vacío; y en esta elección no se simplificó a elegir un candidato republicano o demócrata, sino aquel que transmitiera lo que la gente quería escuchar. *Escribano santiagueño, observador internacional en las elecciones presidenciales de EE.UU.