Hipertensión arterial: un factor de riesgo silencioso

La hipertensión arterial (HTA) es uno de los factores de riesgo más prevenibles de enfermedad cardiovascular, la cual afecta a más de la mitad de la población mundial. Está ampliamente demostrado que el control de la presión arterial disminuye la morbimortalidad, aunque actualmente sigue siendo un desafío. Se considera presión arterial normal u óptima a los valores de 120 mmHg de presión arterial sistólica ("alta") y 80 mmHg de presión arterial diastólica ("baja"). Empezamos a hablar de hipertensión arterial cuando presentamos un valor superior de 140/90 mmHg (milímetros de mercurio). En este caso hablamos de HTA leve. Cuando presentamos valores iguales o superiores a 160/100 mmHg hablamos de HTA moderada y cuando presentamos valores iguales o superiores a 180/110 mmHg estamos en presencia de una HTA severa. El manejo y control de la HTA es muy importante para nuestra calidad de vida, ya que manteniendo valores normales de presión arterial y evitando las crisis hipertensivas, lograremos evitar enfermedades tan importantes como son el Infarto Agudo de Miocardio (IAM) y el accidente cerebrovascular (ACV), los cuales, hablando de pronóstico a mediano y largo plazo, afectarán en gran medida a nuestra calidad de vida, y otros eventos tanto vasculares como en otros órganos no menos importantes. Hay que tener en cuenta que la HTA no da síntomas específicos, suele manifestarse con dolor de cabeza, calor, enrojecimiento facial, rigidez y dolor de nuca, pudiendo ser los mismos, manifestaciones de otra patología. Es por eso que es de capital importancia la consulta a su médico cardiólogo para determinar si existe el diagnóstico de HTA y él mismo guíe el tratamiento para poder tener controlada la misma, ya que más de un tercio de la población general es portadora de HTA sin conocerlo. Dentro de las recomendaciones para un buen control de la presión arterial es muy importante los cambios de hábitos de vida, fundamentalmente el comer sin sal (ni alimentos procesados con sal) así como también la actividad física. Estos mismos son tan importantes en el control y manejos de la HTA como los medicamentos. Se recomienda una actividad física de 30-45 minutos por día al menos 3 a 5 veces por semana. Con ambas medidas podremos bajar entre 5 a 10 mmHg de presión arterial. Existen fármacos de primera, segunda y tercera línea en el tratamiento de la presión arterial, que junto a los cambios de hábitos de vida, se buscará mantener niveles de presión arterial óptimos para cada grupo de enfermos, ya que el mismo será diferente cuando hablemos tanto de personas menores de 60 años como aquellos mayores de 60 años, diabéticos, enfermos renales crónicos, etc. La meta en el control de la presión arterial es mantenernos por debajo de 140/90 mmHg y 150/90 mmHg según en el grupo poblacional en el que estemos. La misma lograremos fundamentalmente con hábitos de vida saludable y controles periódicos con su médico cardiólogo de cabecera, quien lo guiará para su mejor calidad de vida y en post de una vida normal.