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EL LIBERAL . Padre Seschi

Mirada interior

21/02/2017 21:55 Padre Seschi
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Mirada interior Mirada interior

¡Buen día! Cada uno de nuestros sentidos es como una antena orientada hacia afuera. Para mirar hacia adentro hay que “plegar” las antenas exteriores y estimular los sentidos interiores. Lo cual no resulta fácil, menos aún en este tiempo nuestro en que todo nos invita a volcarnos a lo exterior. Así, estamos más capacitados para captar las cosas de afuera que los elementos de nuestra interioridad. Permítaseme reproducir un pequeño cuento relatado por Miguel Ortega Riquelme en “Familia cristiana”: “Era una vez un hombre sumamente estúpido que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que por las noches casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.

Una noche tomó papel y lápiz y a medida que se desnudaba iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba. A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: “calzoncillos”... y allí estaban. Se los puso. “Camisa”... allí estaba. Se la puso también. “Sombrero”... allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza. Al terminar de vestirse estaba realmente encantado... hasta que lo asaltó un horrible pensamiento: “Y yo... ¿dónde estoy yo? Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y buscar... pero en vano. No pudo encontrarse a sí mismo”.

Fin del cuento, que no necesita mucha moraleja porque está demasiado clara. Lo que no siempre está demasiado claro es qué debemos hacer para lograr una mirada interior, una mirada profunda, que nos permita dibujar nuestro ‘mapa interior’ con una aproximación al menos razonable. Al igual que las maderas, al igual que los corchos (dicho esto sin ánimo de ofender a nadie), tendemos a flotar en la superficie de nosotros mismos, sin el peso necesario para llegar al fondo.

Pero vale la pena el esfuerzo. Hay que hacerse tiempo. Se debe crear una atmósfera de paz. Para concentrarse mejor. Para plegar las antenas exteriores. Y no nos olvidemos de pedirle a Dios que nos ayude a mirarnos. Nadie como él nos conoce mejor. Nadie como él puede auxiliarnos en la ardua tarea de conocernos como somos.

¡Hasta mañana!

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