Evangelio según San Marcos 10,1-12. Evangelio según San Marcos 10,1-12.
y al otro lado del Jordán.
Se reunió nuevamente la multitud
alrededor de él y, como
de costumbre, les estuvo enseñando
una vez más.
Se acercaron algunos fariseos
y, para ponerlo a prueba,
le plantearon esta cuestión:
“¿Es lícito al hombre divorciarse
de su mujer?”. él
les respondió: “¿Qué es lo que
Moisés les ha ordenado?”.
Ellos dijeron: “Moisés permitió
redactar una declaración
de divorcio y separarse
de ella”. Entonces Jesús les
respondió: “Si Moisés les dio
esta prescripción fue debido
a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de
la creación, Dios los hizo varón
y mujer.
Por eso, el hombre dejará
a su padre y a su madre, y
los dos no serán sino una sola
carne. De manera que ya no
son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe
lo que Dios ha unido”.
Cuando regresaron a la
casa, los discípulos le volvieron
a preguntar sobre esto.
él les dijo: “El que se divorcia
de su mujer y se casa con
otra, comete adulterio contra
aquella; y si una mujer se divorcia
de su marido y se casa
con otro, también comete
adulterio”.
Comentario
“Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza”, dijo el
Señor (Gn 1,26). Un simple
mandamiento había hecho nacer
los otros seres de la creación.
“¡Que haya luz!” o “¡Que
haya un firmamento!”. En esta
ocasión Dios no dijo: “Que
haya hombres” sino, “Hagamos
al hombre”. De hecho, él
estimaba conveniente que esta
imagen de él mismo fuese
creada por sus propias manos
y que fuese superior a todas
las otras criaturas. Esta obra
le era particularmente especial
pues la amaba con un gran
amor... Adán es a la imagen de
Dios pues lleva la efigie de Hijo
único.
De una cier ta manera,
Adán fue creado a la vez sencillo
y doble pues Eva se encontraba
en sus entrañas. Aun
antes de su existencia, la humanidad
estaba destinada al
matrimonio, que los uniría a
ambos, hombre y mujer, en
un sólo cuerpo, así como en el
comienzo. Ninguna pelea, ninguna
discordia debería existir
entre ellos. Tendrían un mismo
pensamiento y una misma
voluntad. El Señor creó a Adán
del polvo y del agua. Luego saco
a Eva de la carne; de los
huesos y la sangre de Adán.
El profundo sueño del primer
hombre anticipaba los misterios
de la crucifixión. La apertura
del costado, sería el golpe
de la lanza al Hijo único; el
sueño, la muerte en la cruz; la
sangre y el agua la fecundidad
del bautizo (Jn 19,34)... Pero el
agua y la sangre que brotaron
del costado del Salvador son
el origen del mundo del Espíritu...
Adán no sufrió de la extracción
hecha a su carne;
aquello que se le había quitado
se le fue devuelto, transfigurado
por la belleza. El soplar
de los vientos, el murmullo de
los árboles, el canto de los
pájaros llamaba a los novios:
“¡Levantaos, habéis dormido
suficiente! ¡La fiesta nupcial
los espera!”. Adán vio a Eva
a su lado, aquella que provenía
de su carne y de sus huesos,
su hija, su hermana y su
esposa. Ellos se levantaron,
envueltos en un ropaje de luz,
con un nuevo día que les sonreía;
estaban en el Paraíso.?