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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 9,22-25.

01/03/2017 23:32 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 9,22-25. Evangelio según San Lucas 9,22-25.

Jesús dijo a sus discípulos:

“El Hijo del hombre, les dijo,

debe sufrir mucho, ser rechazado

por los ancianos, los sumos

sacerdotes y los escribas,

ser condenado a muerte y resucitar

al tercer día”.

Después dijo a todos: “El

que quiera venir detrás de mí,

que renuncie a sí mismo, que

cargue con su cruz cada día y

me siga. Porque el que quiera

salvar su vida, la perderá y

el que pierda su vida por mí, la

salvará. ¿De qué le servirá al

hombre ganar el mundo entero,

si pierde y arruina su vida?

Comentario

La vida es una continua sucesión

de elecciones; elegimos

desde lo más superfluo y cotidiano

como la ropa que nos ponemos

cada mañana o el menú

del día cuando comemos fuera

de casa, hasta las decisiones

más fundamentales: quién será

el hombre o la mujer de mi vida,

los estudios que realizaré,

en qué invierto la mayoría de

mi tiempo, etc. Algunas decisiones

nos vienen “impuestas”

por la vida, pero otras dependen

de nosotros.

El libro del Deuteronomio

nos recuerda que en el fondo

del todo, sólo hay dos elecciones:

el bien y del mal, la vida o

la muerte. Con distintas intensidades,

en función de la importancia

de las decisiones,

pero dos caminos. Elegir bien,

elegir según mi libertad, elegir

lo mejor o lo menos malo; no lo

podemos evitar, hay que elegir.

Para eso tenemos el discernimiento,

el instrumento espiritual

que nos ayuda a elegir lo

que más agrada a Dios y por

tanto, lo que más nos hace felices.

Pues la voluntad de Dios

es que el ser humano viva, sea

feliz. Discernir es lo que tenemos

que practicar con más intensidad

en este tiempo cuaresmal.

Y, aquí está la piedra de

tropiezo de algunos creyentes,

nuestra felicidad no se realiza

al margen de la cruz, del sufrimiento.

“Si alguno quiere venir

en pos de mí, que se niegue

a sí mismo, tome su cruz cada

día y me siga”, dice Jesús en el

evangelio de hoy. ¿Qué significa

esto? ¿Qué te parece? Significa

que la felicidad cristiana

no es que busque la cruz, no

sería cristiana, si no que no la

rehúye, pues tampoco lo sería.

Sabe que no la puede esquivar,

que tiene que atravesarla,

que pese a ella, logra su

meta. ¡Cuántas veces malgastamos

toda nuestra energía y

esfuerzo, e incluso detenemos

nuestro caminar, pensando en

cómo esquivarla, o en lo injusto

que supone que tengamos

que cargar con ella sin confiar

en que Jesús nos ayuda con su

peso!

No lo olvidemos: “El Hijo

del hombre tiene que padecer

mucho, ser desechado

por los ancianos, sumos

sacerdotes y escribas, ser

ejecutado y resucitar al tercer

día”, como reza la profecía

que Jesús hace de su ministerio,

el anuncio de su Pasión

que celebraremos al finalizar

este tiempo de Cuaresma.

A pesar de todo, caminamos

contigo Señor, sabiendo

que ellas no nos derrotan

porque Tú las venciste y nos

ayudas a que su peso no nos

aplaste, pues en tu cruz haces

las nuestras más livianas. Hoy

te las presentamos en nuestra

oración; no las hemos elegido,

nos han sido dadas, pero como

nuestra felicidad pasa por

ellas, aquí están... Con ellas,

te seguimos.

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