Evangelio según San Juan 16,23b-28. Evangelio según San Juan 16,23b-28.
preguntas. Les aseguro que todo
lo que pidan al Padre, él se lo
concederá en mi Nombre.
Hasta ahora, no han pedido
nada en mi Nombre. Pidan y
recibirán, y tendrán una alegría
que será perfecta.
Les he dicho todo esto por
medio de parábolas. Llega la hora
en que ya no les hablaré por
medio de parábolas, sino que les
hablaré claramente del Padre.
Aquel día ustedes pedirán en
mi Nombre; y no será necesario
que yo ruegue al Padre por ustedes,
ya que él mismo los ama,
porque ustedes me aman y han
creído que yo vengo de Dios.
Salí del Padre y vine al mundo.
Ahora dejo el mundo y voy al
Padre”.
Comentario
Este tiempo litúrgico se presenta
para nosotros como una
oportunidad.
Oportunidad para que el encuentro
con el resucitado nos
reubique.
Dejar de verlo únicamente
en el templo y pasar a verlo en el
“otro” y sus circunstancias (muchas
veces crucificado y otras
resucitando).
Se trata, además, de hacer
buen uso de nuestro ego pues,
actualmente, estamos “conectados”
a espacios que invitan a
fomentar el individualismo y la
indiferencia (bajo la ley del “sálvese
quien pueda”).
Si alguno de nosotros quiere
ser testigo del resucitado y así
experimentar plenitud de vida,
ha de “desconectarse” y salir al
encuentro de los que le rodean,
compartiendo la bondad, la generosidad
y el amor que brotan
del corazón.
El mundo tan atemorizado
por su futuro necesita de personas
que, despertando, humanicen
los espacios donde parece
que ha triunfado y vencido
el mal.
Dejando un poco de lado
nuestras actitudes materialistas
y haciendo brotar la fe, en nuestro
interior, sigamos el consejo
que hoy nos hace Jesús en el
Evangelio: “Si pedís algo al Padre
en mi nombre, os lo dará”.
Recordemos que Pascua es
el tiempo de la madurez en la fe.
Sepamos pedir, entonces,
aquellas cosas que nos conducirán
a la alegría plena. Siendo
capaces de amar y entregarnos
sinceramente como Jesús, antes
de su muerte.
Jesús olvidándose de su
trágico destino continúa catequizando
a sus discípulos para
que no pierdan la fe y confíen.
Su presencia, siempre novedosa,
se manifestará en aquellos
que crean.
él seguirá presente y acompañando
el caminar de la comunidad
creyente hasta que alcance
la madurez.
A propósito de una fe madura,
las comunidades creyentes
están invitadas a realizar un proceso
donde se facilite el unir la fe
y la vida. Mons. Romero, beato
salvadoreño nos decía en una de
sus homilías: “Antes de ser cristianos,
tenemos que ser muy
humanos” (31-12-78).
Pidamos a Dios nos ilumine y
nos conceda ser testigos de su
amor en el mundo.?