NO TENGAN MIEDO A NADIE - Mt 10, 26-33 NO TENGAN MIEDO A NADIE - Mt 10, 26-33
a no tener miedo
ante la persecución y el
sufrimiento. Si al maestro
lo persiguieron y terminó
muerto en una cruz, de la
misma manera cuando los
discípulos vivimos en serio
nuestro discipulado, es decir,
comprometidos con la
causa de Jesús, su Reino,
de igual manera seremos
perseguidos y cosecharemos
sufrimientos.
El no temer no nace de
una actitud de coraje humano,
sino de la confianza
en el Padre que es amor y
misericordia. él nunca nos
abandona, jamás nos deja
solos ante el dolor, ante
el sufrimiento a causa de
la persecución por dar testimonio
de su presencia en
el mundo. La confianza en
Jesús, el Señor de la historia,
que ha vencido al pecado
y la muerte, nos ayuda a
ser fuertes, a no dejarnos
amedrentar por aquellos
que viven en la oscuridad
y quieren impedir que demos
testimonio del amor
de Dios.
Si Dios protege a los pájaros
del cielo, cuánto más
protegerá a sus hijos y a los
discípulos de su Hijo Jesús.
Creer, confiar, esperar,
son actitudes del discípulo
en el camino de seguimiento
de Jesús. No
podemos temer a los que
matan el cuerpo, a los que
puedan con sus maldades
e injurias opacar las obras
de amor que los cristianos
realizamos para gloria de
Dios. Poner todo en la manos
de Dios, dejar que guie
nuestras vidas, que acompañe
nuestros pasos, que
proteja nuestras inquietudes
y elecciones.
El temor acobarda, paraliza,
nos vuelve insensibles
al dolor ajeno, nos
vuelve ensimismados y
egoístas. En cambio el
amor nos abre a la comunión
con Dios y con los
hermanos, nos hace receptores
de los gritos de auxilio
del prójimo y nos impulsa
a la solidaridad.
Es cierto, que en nuestra
sociedad hay muchos
profetas de desesperanza,
personas que se esconden
detrás de sus críticas altisonantes
y que nada hacen
por los demás, derrotistas
que quieren convencernos
que no vale la pena soñar
con un mundo mejor,
que las personas podemos
ser mejores, que aún en la
aflicción se puede seguir
soñando, esperando nuevos
cielos y nueva tierra.
Frente a ese clima, Jesús
nos dice “No tengan miedo”,
confíen en el Padre
Dios y en mí”, yo estaré todos
los días junto a ustedes
hasta el fin de los tiempos.
La certeza de que Jesús camina
con nosotros nos hace
fuertes en la confianza, y
suplicantes en el dolor. No
podemos temer, a nada ni
a nadie, sólo el amor puede
ayudarnos a confiar, a encausar
nuestros pasos hacia
la verdad, el bien y la
belleza.
Conclusión
El mundo necesita cristianos
valientes, personas
capaces de amar, de no dejarse
asustar por las críticas
de quiénes nada hacen
y todo cuestionan, discípulos
a la escucha de la Palabra
de Dios y de la necesidad
del hermano, servidores
con un corazón generoso
y servicial, que todo
lo de, sin esperar nada
a cambio, que no tema hacer
el bien y vivir en la verdad,
solidario con los que
sufren y amigo de los que
el mundo desprecia. Así,
con su testimonio, harán
posible que la “luz” de Jesús
siga brillando
y dando calor al
mundo.