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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 14,13-21.

06/08/2017 22:28 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 14,13-21. Evangelio según San Mateo 14,13-21.

Al enterarse de eso, Jesús

se alejó en una barca a un lugar

desierto para estar a solas.

Apenas lo supo la gente,

dejó las ciudades y lo siguió

a pie.

Cuando desembarcó, Jesús

vio una gran muchedumbre

y, compadeciéndose de

ella, curó a los enfermos.

Al atardecer, los discípulos

se acercaron y le dijeron:

“éste es un lugar desierto

y ya se hace tarde; despide

a la multitud para que vaya a

las ciudades a comprarse alimentos”.

Pero Jesús les dijo: “No es

necesario que se vayan, denles

de comer ustedes mismos”.

Ellos respondieron: “Aquí

no tenemos más que cinco

panes y dos pescados”.

“Tráiganmelos aquí”, les

dijo.Y después de ordenar a la

multitud que se sentara sobre

el pasto, tomó los cinco

panes y los dos pescados, y

levantando los ojos al cielo,

pronunció la bendición, partió

los panes, los dio a sus

discípulos, y ellos los distribuyeron

entre la multitud.

Todos comieron hasta saciarse

y con los pedazos que

sobraron se llenaron doce

canastas.

Los que comieron fueron

unos cinco mil hombres, sin

contar las mujeres y los niños.

Comentario

Viendo que atardecía, los

apóstoles del Redentor se

apresuraron a ir a su encuentro

para decirle: “Maestro, es

muy tarde y todo el pueblo

está hambriento; y estamos

en despoblado, tú lo sabes.

Despídelos antes que anochezca

para que vayan a las

aldeas y se compren de comer.

Porque esta multitud no

son capaces de ayunar como

lo hacemos nosotros que nos

has dado la fuerza porque tú

eres el pan celestial de inmortalidad”.

“Tú, por naturaleza, eres

el gran salvador del mundo,

y has dado a todos el conocimiento;

alimentando al pueblo

con palabras de verdad

has conducido a los hombres

al camino de la salvación

dándoles a conocer la

justicia. Han alimentado espiritualmente

sus almas, pero

ahora tienen necesidad de

cuidar sus cuerpos... Despídelos

porque nosotros estamos

inquietos por ellos... Has

enseñado a tus discípulos y

apóstoles la compasión hacia

todos, porque tú eres el pan

celestial de inmortalidad...”

Cristo, al oír estas palabras

les replicó: “Os equivocáis

no teniendo en cuenta

que soy el Creador del mundo,

y soy yo quien está pendiente

del mundo; conozco

muy bien la necesidad de

esta multitud, tengo presente

que estamos en un despoblado

y que está a punto de

ponerse el sol porque soy yo

quien ha fijado al sol su carrera.

Me doy cuenta del agotamiento

de la multitud que está

ahí, y sé muy bien lo que

voy a hacer por ella. Yo mismo

aliviaré su hambre, porque

yo soy el pan celestial de

inmortalidad...

“ Vo s o t r o s p e n s á i s :

‘¿quién alimentará a esta

multitud en el desierto?’.

Pues bien, sabed claramente,

amigos, quién soy yo: yo soy

el que alimenté a Israel en el

desierto y quien les di el pan

del cielo. Yo hice salir, en un

lugar árido, agua de la roca, y

además de todo esto les procuré

codornices en gran cantidad,

porque yo soy el pan

celestial de inmortalidad...”.

Multiplica de la misma

manera en todos nosotros,

Salvador, la multitud de tus

misericordias, y de la misma

manera que con tu sabiduría

has saciado a la multitud

en el desierto y la has alimentado

con tu poder, sácianos a

todos de santidad, haciéndonos

firmes la fe, Señor.

Aliméntanos a todos, tú

que eres Compasivo; danos

tu gracia y el perdón de nuestras

faltas..., puesto que solo

tú eres el Cristo, el único misericordioso,

pan celestial de

inmortalidad.

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