"Que el cariño y la fe nos afiance en un compromiso de vida cristiano que vaya haciendo mejor el mundo"

Miles de peregrinos de todos los rincones del país participarán hoy de los actos centrales de la fiesta chica del Señor de los Milagros de Mailín, que se desarrollan en la Villa.

El obispo auxiliar de la Diócesis de Santiago del Estero, Mons. Enrique Martínez Ossola llegó el viernes a la Villa para presidir los actos centrales en honor al Cristo Forastero, y antes de las celebraciones dialogó en exclusiva con EL LIBERAL. Manifestó su felicidad de participar por primera vez en esta fiesta popular y brindó un sentido mensaje a los santiagueños.

"Por primera vez estoy en la Villa. Si bien dicen que se trata de la fiesta chica, veo un gran movimiento de gente, un gran despliegue de seguidores que acompañan, preparan y dignifican la fiesta. Estoy viviendo una linda experiencia. Llegué en la penúltima noche de la novena que se celebró en una casa de familia y fue algo muy sencillo, pero muy profundo, con mucho diálogo con la gente", expresó el obispo.

Además remarcó la importancia de que los niños hoy puedan reflexionar sobre la realidad, al recordar que los chicos también formaron parte de los actos organizados por el Señor de los Milagros.

"En un patio, los niños tuvieron un momento de reunión y trabajaron sobre los derechos, de las cosas que atentan contra ellos como lo son la discriminación, la pobreza, la falta de trabajo y todas las demás dimensiones que van afectando la vida de la gente. La respuesta que tenemos ante eso es afirmar la solidaridad. A esa solidaridad la vimos por ejemplo en los jóvenes que hoy se organizaban para recibir a los peregrinos y brindarles lo mejor en esta fiesta", indicó Martínez Ossola.

Rescató además las historias de los peregrinos y servidores que año tras año se autoconvocan en la Villa para dar gracias por los favores concedidos y para pedir la intercesión del Señor de los Milagros en cada caso.

"Estamos viviendo un momento de espiritualidad muy importante. Uno ve el sentido de pertenencia de los devotos, inclusive de gente que es nacida aquí y que por circunstancia de la vida se tuvo que ir, y que siente la necesidad de participar de estos actos, de esta riqueza vital que significa precisamente este encuentro", dijo el obispo.

Y auguró: "Deseo que tengamos una linda fiesta, que todos los valores tan profundos se mantengan, crezcan y asuman los nuevos desafíos de estos tiempos difíciles que nos tocan vivir, confiando en la ayuda de Dios. Uno descubre que una de las estrofas del canto de la Virgen María se hace realidad: Dios prolonga su misericordia de generación en generación. He visto muchos abuelos de la mano de sus nietos, y esa transmisión del cariño y de la fe, nos afiance también en un compromiso de vida cristiana que vaya haciendo mejor el mundo que tenemos".

Finalmente, el obispo auxiliar expresó su visión sobre los santiagueños y destacó la fe que se respira en la provincia.

"Veo que los santiagueños son personas muy cálidas, muy cercanas, afectuosas y de mucha fe. Hay un entusiasmo y un deseo de participar. Es un lugar en donde la fe cristiana tiene un arraigo muy profundo que va generando una cultura que habla del encuentro, la solidaridad, del respetarnos, de querernos y de buscar ayudarnos también", cerró.