Etapas de los siniestros viales

Pese a la prontitud con que acontece, un accidente de tránsito no ocurre instantáneamente. Se da como resultado de una serie de hechos que suceden en un tiempo relativamente corto, que lo llevan a su evolución. Es en el transcurso de esas situaciones que las variables que intervienen en el accidente se van juntando paulatinamente en una serie de posiciones correlativas, hasta que se llega al fatal desenlace.
Dos aspectos que están íntimamente ligados con la ocurrencia de accidentes son el tiempo y el espacio. En tiempo se puede analizar tomando en cuenta los momentos previos al accidente que son aquellos segundos o fracciones de éstos. El espacio es aquel lugar o lugares en que acontecen, en los que se deben definir puntos importantes en los que ocurren normalmente hechos específicos, tales como la escena con las distintas ubicaciones de los vehículos o peatones participantes en la evolución del siniestro, definidos por un instante y un punto referencial. La unión de diferentes posiciones constituye una etapa del suceso.
Así tenemos que en los accidentes de tránsito se determinan tres etapas: la de percepción, la de decisión y la de conflicto. La primera de estas sucede en una zona más o menos amplia, que puede o no coincidir con las zonas de las fases siguientes. La fase de decisión sigue inmediatamente a la de percepción, aunque hay ocasiones en las que no procede a la de conflicto. Por último la fase de conflicto es la única que puede presentarse sin que previamente hayan sucedido las dos anteriores.

Etapa de percepción
Se compone básicamente de dos conceptos principales: la percepción posible y la percepción real. Estos se ubican dentro de la llamada área de percepción.
En la percepción posible el conductor debe percatarse de que un hecho anómalo se presenta y que el mismo podría provocar un accidente. Esta percepción se da en un lugar tal que un conductor que viaja a la velocidad permitida, pueda estar alerta ante la situación que se le pueda presentar. En la percepción real el conductor da por un hecho de que debe enfrentar una situación desfavorable que puede culminar en un percance. El punto de percepción posible es meramente teórico, y el de percepción real es objetivo.

Etapa de decisión
En el momento que el conductor tiene una percepción consciente o inconsciente del peligro que se presenta, viene una etapa de decisión en la cual debe determinar qué medidas o acciones va a tomar para enfrentar la anomalía presentada y evitar al máximo el accidente. El punto de decisión es precisamente el momento en que define la reacción a ejecutar; y el punto de iniciación es cuando se realiza la maniobra. Pese a que estos puntos son distintos, se consideran coincidentes, principalmente por la imposibilidad práctica de diferenciarlos.
Acción evasiva es la maniobra que realiza el chofer para evitar a toda costa el accidente y el área de acción es el espacio donde se ejecuta. Realmente esta área empieza cuando ya el conductor puede iniciar cómodamente una acción que lo lleve a evadir el peligro que se presenta. El punto de decisión se encuentra siempre dentro del área de acción.

Etapa de conflicto
Esta última etapa es el desarrollo de una accidente de tránsito y comprende el lugar en el que se tiene la probabilidad del suceso. El punto de conflicto es cuando el accidente se da y corresponde a la posición de máximo efecto. No obstante esta situación, en los accidentes que se producen como consecuencia de otro, o con el fin de evitar el primero (accidentes reflejos, el área de conflicto del principal será una, mientras que el punto de conflicto real puede estar situado fuera de aquella.
Una vez acontecido en el punto de conflicto, los vehículos, objetos o personas involucradas en el suceso no quedan inmóviles instantáneamente, sino que sobre ellos continúan actuando las fuerzas de reacción, e incluso, algunas que se derivan de dicha acción. La posición final es aquella que adoptan los vehículos y objetos cuando llegan a la inmovilidad. l
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