EDITORIAL

Celebrar y trabajar en los nuevos desafíos

Por Lic. Gustavo Ick Director Editorial Presidente del Directorio Diario EL LIBERAL.

Los 464 años de la fundación de nuestra querida “Madre de Ciudades” nos encuentra hoy en un momento clave de la historia. Con motivos para festejar y con desafíos que se presentan para todos quienes conformamos esta gran comunidad rica en vivencias tradicionales y en camino a lograr las transformaciones que impone el devenir de los tiempos.

Creo que debemos celebrar esa elocuente riqueza de nuestra identidad provinciana, de nuestra cultura ancestral que muchas veces permanece incluso imperceptible a nuestros propios ojos, pero que vive en las emociones que se encienden cuando nos encontramos reconociendo valores importantes para nosotros como lo son la familia, la verdadera amistad y el preocuparse constantemente por el futuro de nuestros hijos.

Celebrar también, ese contagioso enamoramiento que el santiagueño tiene desde siempre con las cosas nuestras: la forma de interpretar el folclore, el toque de distinción a nuestras comidas típicas y el sello inequívoco de nuestras costumbres.

Asimismo, hay que encomiar el talento de miles de santiagueños que aquí y en cualquier lugar del mundo, dejan bien sentado su pertenencia a la Patria chica. Y valorar también el reconocimiento que nuestra provincia ha venido logrando en los últimos años por la apertura al turismo nacional e internacional y por la generosidad y la hospitalidad de nuestra gente que tanto aprecian los visitantes que año tras año llegan a nuestra tierra.

Por otro lado, es justo reconocer los objetivos conseguidos, en el esfuerzo diario de todos los que trabajamos para posicionar a Santiago en un lugar digno dent ro del concierto de las provincias argentinas.

Es lógico por consiguiente, que el pensar en la tarea realizada nos conduzca inevitablemente a identificar los desafíos que surgen de un mundo globalizado en constante y vertiginoso cambio. Se trata de nuevas metas en la concepción del trabajo, de la capacitación y del crecimiento como sociedad. Ello exige sin dudas, un proceso de adaptación que en nuestro caso como santiagueños no debe implicar renunciar a los valores que ya hemos enunciado, sino debe movernos a fortalecerlos adecuándolos a los tiempos que corren.

Lograr esa adaptación viene siendo una tarea que atraviesa todas las actividades humanas. El mundo digital con sus herramientas ya conocidas y con las inéditas formas que surgen día a día, facilitan esa construcción. Nuestro deber es estar abiertos a aprovechar esos instrumentos para ponerlos al servicio del desarrollo que queremos alcanzar.

A todos nos toca esta labor. Cada uno desde el lugar que ocupa en el entramado social. Por eso es importante ser protagonistas de este tiempo y hacerlo con la tranquilidad del saber que hemos recorrido un largo camino sin perder la fe en nuestras posibilidades.

Fomentar y perseverar en la cultura del trabajo nos dará todas las armas para cualquier objetivo que nos fijemos. Una cultura del trabajo que implique capacitarnos constantemente, que nos conduzca a la planificación a largo plazo, que nos lleve a buscar siempre nuevos horizontes de concreción de nuestros sueños y que nos encuentre en la faena diaria con optimismo y fe.

Nuestros jóvenes siguen siendo el mejor tesoro que debemos proteger no sólo porque queremos lo mejor para ellos sino porque representan la continuidad de nuestra identidad como comunidad comprometida con la vida. Son el futuro, pero son el presente también. El ejemplo que les podamos mostrar cobra entonces un valor superlativo ya que dejará huellas marcadas a fuego en el devenir de la construcción de su forma de enfrentar las adversidades y de reconocer los logros.

Que el aniversario 464 de nuestro Santiago nos una en la reflexión de estas sinceras palabras vertidas en este suplemento que intenta ser también un homenaje a la historia de la Muy Noble Ciudad con voces de nuestro terruño y de otras provincias, con las imágenes de cómo ha ido cambiando su fisonomía y con el reconocimiento a las firmas con más de cien años de actividad en esta capital.

Que Dios bendiga cada hogar y nos acompañe siempre con esa luz que alumbra en todo momento el camino por donde transitar para alcanzar los objetivos que nos proponemos humilde, pero firmemente. l

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