VIDEO | Una historia de amor distinta con una ceremonia originaria, a orillas del río
"En estos tiempos en los que se busca tanto romper estereotipos y aceptar las diferencias, nos pareció más que importante mantener nuestras creencias originarias y celebrarlas en nuestro matrimonio", dijo Amelia Schiavoni al hacer referencia a la ceremonia de casamiento que junto a su ahora esposo, Daniel Triverio, hicieron el fin de semana.
La cita fue a las 12.30 en el camping "Mayu Turay", de Villa Robles. La tarjeta pedía a los invitados vestimenta "semi informal" y anticipaba que en la zona no había señal de teléfonos celulares.
El inicio de la ceremonia estuvo a cargo de la camache (guía espiritual y autoridad similar a un gobernador), Doña Rosaura, quien celebró la unión de los novios ahumando palo santo, para retirar malas energías, ofreció unas palabras pidiendo a los puntos cardinales, al cielo y a la tierra la bendición y luego colocó una cruz con cuatro elementos en la arena: un búho, para el crecimiento; una olla, para la abundancia; una piedra blanca de Jujuy, para la energía y la figura de la pachamama.
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Como el novio es católico creyente, se hizo también un ritual de bendición, a cargo de un ex cura.
Luego, se procedió a la ofrenda del ramo a "Mayu Mama", a cargo de la novia, para que los solteros que estaban presentes en la ceremonia puedan encontrar el amor y dando gracias por el matrimonio. Otra "tradición" ausente fue el vals: en su lugar, bailaron baladas a cargo de un grupo cordobés, llamado "El cuarteto del amor".
Festejo con todos los invitados unidos
El matrimonio tuvo otra idea más que original: en lugar de sentarse separados en mesas numeradas, se armó una sola mesa en donde se sentaron todos los 85 invitados, juntos. Se sirvió asado, empanadas, locro, sanguchitos de miga y para los veganos, productos regional como calabazas.
Se estimaba que los invitados se retirarían alrededor de las 16, pero la fiesta se extendió hasta las 23.