Alejandro María de Aguado, el gran amigo de José de San Martín
Por Eduardo Lazzari. Historiador.
Ninguno de los dos homenajeados aparece en esa placa con su nombre. Se trata de José de San Martín y de Alejandro Aguado, el marqués de las marismas del Guadalquivir y gran benefactor del ilustre correntino.Más allá de alguna mención en los libros referidos al Padre de la Patria, no es Aguado un protagonista de nuestra historia. Sin embargo, su vida tuvo un vínculo formidable con quien fuera el gran gestor de nuestra independencia. Por eso hoy, desde esta página de El Libe ral y como homenaje postergado, los invito a recorrer la vida de quien fuera en vida el único hombre al que San Martín llamó “amigo” en cada carta y en cada encuentro, en cada visita y en cada viaje. He aquí la biografía de Aguado.
Sus orígenes
Alejandro María de Aguado y Remírez de Estenoz nace en Sevilla el 28 de enero de 1785, hijo de don Alejandro y de doña María, ambos con intereses comerciales en la capitanía general de Cuba. La capital andaluza era el nexo entre la corona española y América, siendo el lugar donde el niño se formó en los negocios que lo iban a convertir en millonario décadas después. Se casó con su coterránea María del Carmen Victoria Moreno, matrimonio que dará a luz tres hijos: Alejandro, Olimpio y Onésimo.
Su vida militar: Encuentro con San Martín
En 1799, Aguado se incorporó al Regimiento de Jaén y pasa al de Voluntarios de Sevilla N° 4.Tiempo antes de la invasión napoleónica a España conoce en Gibraltar al americano José de San Martín. Era 1808 y nacía una amistad eterna. Comparten la camaradería militar en Cádiz, pero sus destinos se separan cuando el joven Aguado decide jurar fidelidad a José I Bonaparte. La influencia de su tío, el general Gonzalo O’Farrell, ministro de guerra del invasor, lo convierte en edecán del mariscal francés Juan de Dios Soult, bajo cuyo mando participa de la conquista de Badajoz y de la batalla de La Albuera el 16 de mayo de 1811, donde se enfrenta con su viejo conocido San Martín, que combatía bajo las órdenes del general británico William Beresford, antiguo conquistador de Buenos Aires.
Más adelante, Aguado fue nombrado comandante militar del condado de Niebla, en Huelva, luego de su ascenso a coronel. 1812 es el año de la retirada francesa de la península ibérica y el andaluz acompaña la suerte de su comandanterumbo a Francia. Luego de un acampe de meses en Burdeos, se le propone el cargo de gobernador de Martinica, una isla colonial francesa en las Antillas, que es rechazado por Aguado. Decide entonces abandonar el ejército galo para radicarse en París y dedicarse a los negocios.
El banquero que restauró el crédito de España: El empresar io genial
Instalado con su familia y gracias a sus amistades en Andalucía, Aguado comenzó a amasar una de las fortunas más grandes de Europa. Comenzó a importar productos agrícolas desde su tierra natal y montó una fábrica de perfumes y colonias. En 1816 pasó a negociar en la Bolsa de París y se convirtió en banquero. En poco tiempo se hizo conocido como un gran hombre de negocios, su prestigio alcanzaba a todas las clases sociales y vale destacar que siempre se sintió español y lo hizo saber.A raíz de ello, cuando en 1824 España se encontraba en graves problemas financieros, el ministro de Hacienda del rey Fernando VII, Luis López Ballesteros le encomendó la renegociación de la deuda pública. Logró la recomposición del crédito de los Borbones hispanos, y propuso también la transformación del antiguo Banco de San Carlos en el Banco de España, existente hasta hoy. El 10 de abril de 1829 el rey Fernando VII le concedió el título de Marqués de las Marismas del Guadalquivir y Vizconde de Monterrico como reconocimiento a sus gestiones y lo nombró agente financiero permanente de España en Francia. Negoció un crédito millonario para su país y a pesar de las campañas en su contra, fue el restaurador del prestigio financiero de España en toda Europa.
El mecenas generoso: Rencuentro con San Martin
En 1831, a sus 45 años, Aguado se retira de los negocios bursátiles vendiendo su banco a los Rotschild, adquiriendo al mismo tiempo el palacio de Petit Bourg, en Évry, treinta kilómetros al sur de París (poblado del que llega a ser alcalde vitalicio) para convertirse en un gran promotor de la cultura y el arte. Conoce a Gioachino Rossini, el gran compositor italiano y pasa a ser su mecenas. Viajan juntos a Madrid y son recibidos por los reyes. Su casa se convierte en una meca para los artistas, siendo frecuentada por el poeta Honoré de Balzac, entre otros.
Su departamento en París, en la Rue Grange Batelerie Nº6, se convirtió en una gigantesca galería de arte, con obras de Murillo, Velázquez, Rafael, Caravaggio, Rembrandt, Rubens, entre otros genios del arte europeo. Su palacio en el campo cobijó al ya citado Rossini, que compuso allí sus óperas “El conde Ory” y “Guillermo Tell”. En una fiesta parisina, se reencontró con su viejo camarada José de San Martín, reconocido como el Libertador de la América del Sur. Se convirtieron en mutuos confidentes y ambos, que eran hombres de mundo, pero sin grandes amistades, reconstruyeron su lealtad esencial.
En un episodio recuperado para la memoria nacional por el querido historiador Omar López Mato, los antiguos camaradas y enemigos de armas protagonizaron un elegante contrapunto cuando se vieron cara a cara: el general le preguntó “¿Con que tú eres el banquero Aguado?”, y éste, que nunca perdió el rastro de su antiguo colega le respondió:“Hombre, cuando alguien no puede llegar a ser Libertador de medio mundo, me parece que se le puede perdonar que sea banquero”, y se abrazaron como los grandes amigos que nunca dejaron de ser. Poco tiempo después Aguado contribuye a la compra del palacete de Grand Bourg para vivienda de San Martín, frente a su propio palacio ubicado en la otra orilla del río Sena, construyendo un puente para que ambas residencias queden comunicadas. Desde 1834 se frecuentaron y Aguado actuó como promotor de San Martín en los ambientes intelectuales y políticos de la Europa de esos años.
Siguió administrando sus negocios en España, que abarcaban decenas de concesiones mineras, el manejo del Canal de Castilla, las obras de desagüe de los pantanos del Guadalquivir y sobre todo las minas de carbón de Asturias, principado en el que se encargó de trazar las carreteras.Hacia 1836 adquirió las bodegas francesas “ChateauMargaux”, una de las cuatro marcas de origen del HautMedoc, la cuenca vitivinícola de Burdeos. Por sus servicios a la corona fue condecorado con la Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III y la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel la Católica. Además, fue nombrado caballero de la Legión de Honor francesa y comendador de la Orden del Salvador griega.