Alejandro María de Aguado, el gran amigo de José de San Martín Alejandro María de Aguado, el gran amigo de José de San Martín
Martín en la plaza del mismo nombre en
Buenos Aires es uno de los tributos escultóricos
más conocidos del país, a la vez
que protagonista de los actos protocolares
que los visitantes ilustres que llegan a
nuestras tierras le obsequian al Libertador de medio continente
y Padre de la Patria Argentina. La plataforma circular
sobre la que está emplazada la estatua broncínea del
francés Louis Joseph Daumas y el basamento de rojo granito
realizado por el alemán Gustav Eberlein es la memoria
urbana de la antigua plaza de toros porteña, derruida
en 1820. Esa circunferencialuce una placa que recuerda al
“amigo inmortal del Libertador”.
Ninguno de los dos homenajeados aparece en esa placa
con su nombre. Se trata de José de San Martín y de Alejandro
Aguado, el marqués de las marismas del Guadalquivir
y gran benefactor del ilustre correntino.Más allá de alguna
mención en los libros referidos al Padre de la Patria, no es
Aguado un protagonista de nuestra historia. Sin embargo,
su vida tuvo un vínculo formidable con quien fuera el gran
gestor de nuestra independencia. Por eso hoy, desde esta
página de El Libe ral y como homenaje postergado,
los invito a recorrer la vida de quien fuera en vida el único
hombre al que San Martín llamó “amigo” en cada carta y
en cada encuentro, en cada visita y en cada viaje. He aquí
la biografía de Aguado.
Sus orígenes
Alejandro María de Aguado y Remírez de Estenoz nace
en Sevilla el 28 de enero de 1785, hijo de don Alejandro y de
doña María, ambos con intereses comerciales en la capitanía
general de Cuba. La capital andaluza era el nexo entre
la corona española y América, siendo el lugar donde el niño
se formó en los negocios que lo iban a convertir en millonario
décadas después. Se casó con su coterránea María del
Carmen Victoria Moreno, matrimonio que dará a luz tres hijos:
Alejandro, Olimpio y Onésimo.
Su vida militar: Encuentro con San Martín
En 1799, Aguado se incorporó al Regimiento de Jaén y pasa al
de Voluntarios de Sevilla N° 4.Tiempo antes de la invasión napoleónica
a España conoce en Gibraltar al americano José de San Martín.
Era 1808 y nacía una amistad eterna. Comparten la camaradería
militar en Cádiz, pero sus destinos se separan cuando el joven
Aguado decide jurar fidelidad a José I Bonaparte. La influencia de
su tío, el general Gonzalo O’Farrell, ministro
de guerra del invasor, lo convierte en edecán
del mariscal francés Juan de Dios Soult,
bajo cuyo mando participa de la conquista
de Badajoz y de la batalla de La Albuera
el 16 de mayo de 1811, donde se enfrenta
con su viejo conocido San Martín, que combatía
bajo las órdenes del general británico
William Beresford, antiguo conquistador de
Buenos Aires.
Más adelante, Aguado fue nombrado comandante
militar del condado de Niebla, en
Huelva, luego de su ascenso a coronel. 1812
es el año de la retirada francesa de la península
ibérica y el andaluz acompaña la suerte
de su comandanterumbo a Francia. Luego
de un acampe de meses en Burdeos, se
le propone el cargo de gobernador de Martinica,
una isla colonial francesa en las Antillas,
que es rechazado por Aguado. Decide
entonces abandonar el ejército galo para
radicarse en París y dedicarse a los negocios.
El banquero que restauró el crédito de España: El empresar io genial
Instalado con su familia y gracias a sus amistades en Andalucía,
Aguado comenzó a amasar una de las fortunas más grandes
de Europa. Comenzó a importar productos agrícolas desde
su tierra natal y montó una fábrica de perfumes y colonias. En
1816 pasó a negociar en la Bolsa de París y se convirtió en banquero.
En poco tiempo se hizo conocido como un gran hombre
de negocios, su prestigio alcanzaba a todas las clases sociales
y vale destacar que siempre se sintió español y lo hizo saber.A
raíz de ello, cuando en 1824 España se encontraba en graves
problemas financieros, el ministro de Hacienda del rey Fernando
VII, Luis López Ballesteros le encomendó la renegociación de
la deuda pública. Logró la recomposición del crédito de los Borbones
hispanos, y propuso también la transformación del antiguo
Banco de San Carlos en el Banco de España, existente hasta
hoy. El 10 de abril de 1829 el rey Fernando VII le concedió el
título de Marqués de las Marismas del Guadalquivir y Vizconde
de Monterrico como reconocimiento a sus gestiones y lo nombró
agente financiero permanente de España en Francia. Negoció
un crédito millonario para su país y a pesar de las campañas
en su contra, fue el restaurador del prestigio financiero de España
en toda Europa.
El mecenas generoso: Rencuentro con San Martin
En 1831, a sus 45 años, Aguado se retira
de los negocios bursátiles vendiendo
su banco a los Rotschild, adquiriendo
al mismo tiempo el palacio de Petit Bourg,
en évry, treinta kilómetros al sur de París
(poblado del que llega a ser alcalde vitalicio)
para convertirse en un gran promotor
de la cultura y el arte. Conoce a Gioachino
Rossini, el gran compositor italiano y pasa
a ser su mecenas. Viajan juntos a Madrid
y son recibidos por los reyes. Su casa se
convierte en una meca para los artistas,
siendo frecuentada por el poeta Honoré
de Balzac, entre otros.
Su departamento en París, en la Rue
Grange Batelerie N°6, se convirtió en una
gigantesca galería de arte, con obras de
Murillo, Velázquez, Rafael, Caravaggio,
Rembrandt, Rubens, entre otros genios
del arte europeo. Su palacio en el campo
cobijó al ya citado Rossini, que compuso
allí sus óperas “El conde Ory” y “Guillermo
Tell”. En una fiesta parisina, se reencontró
con su viejo camarada José de San Martín, reconocido
como el Libertador de la América del Sur. Se convirtieron en
mutuos confidentes y ambos, que eran hombres de mundo, pero
sin grandes amistades, reconstruyeron su lealtad esencial.
En un episodio recuperado para la memoria nacional por el
querido historiador Omar López Mato, los antiguos camaradas
y enemigos de armas protagonizaron un elegante contrapunto
cuando se vieron cara a cara: el general le preguntó “¿Con
que tú eres el banquero Aguado?”, y éste, que nunca perdió el
rastro de su antiguo colega le respondió:“Hombre, cuando alguien
no puede llegar a ser Libertador de medio mundo, me parece
que se le puede perdonar que sea banquero”, y se abrazaron
como los grandes amigos que nunca dejaron de ser. Poco
tiempo después Aguado contribuye a la compra del palacete
de Grand Bourg para vivienda de San Martín, frente a su propio
palacio ubicado en la otra orilla del río Sena, construyendo un
puente para que ambas residencias queden comunicadas. Desde
1834 se frecuentaron y Aguado actuó como promotor de San
Martín en los ambientes intelectuales y políticos de la Europa de
esos años.
Siguió administrando sus negocios en España, que abarcaban
decenas de concesiones mineras, el manejo del Canal de
Castilla, las obras de desagüe de los pantanos del Guadalquivir
y sobre todo las minas de carbón de Asturias, principado en el
que se encargó de trazar las carreteras.Hacia 1836 adquirió las
bodegas francesas “ChateauMargaux”, una de las cuatro marcas
de origen del HautMedoc, la cuenca vitivinícola de Burdeos.
Por sus servicios a la corona fue condecorado con la Gran Cruz
de la Real Orden de Carlos III y la Gran Cruz de la Orden Americana
de Isabel la Católica. Además, fue nombrado caballero de
la Legión de Honor francesa y comendador de la Orden del Salvador
griega.








