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Alejandro María de Aguado, el gran amigo de José de San Martín

Alejandro Aguado

Alejandro Aguado

04/09/2021 21:37 Santiago
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Alejandro María de Aguado, el gran amigo de José de San Martín Alejandro María de Aguado, el gran amigo de José de San Martín

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADOEl monumento al general José de San

Martín en la plaza del mismo nombre en

Buenos Aires es uno de los tributos escultóricos

más conocidos del país, a la vez

que protagonista de los actos protocolares

que los visitantes ilustres que llegan a

nuestras tierras le obsequian al Libertador de medio continente

y Padre de la Patria Argentina. La plataforma circular

sobre la que está emplazada la estatua broncínea del

francés Louis Joseph Daumas y el basamento de rojo granito

realizado por el alemán Gustav Eberlein es la memoria

urbana de la antigua plaza de toros porteña, derruida

en 1820. Esa circunferencialuce una placa que recuerda al

“amigo inmortal del Libertador”.

Ninguno de los dos homenajeados aparece en esa placa

con su nombre. Se trata de José de San Martín y de Alejandro

Aguado, el marqués de las marismas del Guadalquivir

y gran benefactor del ilustre correntino.Más allá de alguna

mención en los libros referidos al Padre de la Patria, no es

Aguado un protagonista de nuestra historia. Sin embargo,

su vida tuvo un vínculo formidable con quien fuera el gran

gestor de nuestra independencia. Por eso hoy, desde esta

página de El Libe ral y como homenaje postergado,

los invito a recorrer la vida de quien fuera en vida el único

hombre al que San Martín llamó “amigo” en cada carta y

en cada encuentro, en cada visita y en cada viaje. He aquí

la biografía de Aguado.

Sus orígenes

Alejandro María de Aguado y Remírez de Estenoz nace

en Sevilla el 28 de enero de 1785, hijo de don Alejandro y de

doña María, ambos con intereses comerciales en la capitanía

general de Cuba. La capital andaluza era el nexo entre

la corona española y América, siendo el lugar donde el niño

se formó en los negocios que lo iban a convertir en millonario

décadas después. Se casó con su coterránea María del

Carmen Victoria Moreno, matrimonio que dará a luz tres hijos:

Alejandro, Olimpio y Onésimo.

Su vida militar: Encuentro con San Martín

En 1799, Aguado se incorporó al Regimiento de Jaén y pasa al

de Voluntarios de Sevilla N° 4.Tiempo antes de la invasión napoleónica

a España conoce en Gibraltar al americano José de San Martín.

Era 1808 y nacía una amistad eterna. Comparten la camaradería

militar en Cádiz, pero sus destinos se separan cuando el joven

Aguado decide jurar fidelidad a José I Bonaparte. La influencia de

su tío, el general Gonzalo O’Farrell, ministro

de guerra del invasor, lo convierte en edecán

del mariscal francés Juan de Dios Soult,

bajo cuyo mando participa de la conquista

de Badajoz y de la batalla de La Albuera

el 16 de mayo de 1811, donde se enfrenta

con su viejo conocido San Martín, que combatía

bajo las órdenes del general británico

William Beresford, antiguo conquistador de

Buenos Aires.

Más adelante, Aguado fue nombrado comandante

militar del condado de Niebla, en

Huelva, luego de su ascenso a coronel. 1812

es el año de la retirada francesa de la península

ibérica y el andaluz acompaña la suerte

de su comandanterumbo a Francia. Luego

de un acampe de meses en Burdeos, se

le propone el cargo de gobernador de Martinica,

una isla colonial francesa en las Antillas,

que es rechazado por Aguado. Decide

entonces abandonar el ejército galo para

radicarse en París y dedicarse a los negocios.

El banquero que restauró el crédito de España: El empresar io genial

Instalado con su familia y gracias a sus amistades en Andalucía,

Aguado comenzó a amasar una de las fortunas más grandes

de Europa. Comenzó a importar productos agrícolas desde

su tierra natal y montó una fábrica de perfumes y colonias. En

1816 pasó a negociar en la Bolsa de París y se convirtió en banquero.

En poco tiempo se hizo conocido como un gran hombre

de negocios, su prestigio alcanzaba a todas las clases sociales

y vale destacar que siempre se sintió español y lo hizo saber.A

raíz de ello, cuando en 1824 España se encontraba en graves

problemas financieros, el ministro de Hacienda del rey Fernando

VII, Luis López Ballesteros le encomendó la renegociación de

la deuda pública. Logró la recomposición del crédito de los Borbones

hispanos, y propuso también la transformación del antiguo

Banco de San Carlos en el Banco de España, existente hasta

hoy. El 10 de abril de 1829 el rey Fernando VII le concedió el

título de Marqués de las Marismas del Guadalquivir y Vizconde

de Monterrico como reconocimiento a sus gestiones y lo nombró

agente financiero permanente de España en Francia. Negoció

un crédito millonario para su país y a pesar de las campañas

en su contra, fue el restaurador del prestigio financiero de España

en toda Europa.

El mecenas generoso: Rencuentro con San Martin

En 1831, a sus 45 años, Aguado se retira

de los negocios bursátiles vendiendo

su banco a los Rotschild, adquiriendo

al mismo tiempo el palacio de Petit Bourg,

en évry, treinta kilómetros al sur de París

(poblado del que llega a ser alcalde vitalicio)

para convertirse en un gran promotor

de la cultura y el arte. Conoce a Gioachino

Rossini, el gran compositor italiano y pasa

a ser su mecenas. Viajan juntos a Madrid

y son recibidos por los reyes. Su casa se

convierte en una meca para los artistas,

siendo frecuentada por el poeta Honoré

de Balzac, entre otros.

Su departamento en París, en la Rue

Grange Batelerie N°6, se convirtió en una

gigantesca galería de arte, con obras de

Murillo, Velázquez, Rafael, Caravaggio,

Rembrandt, Rubens, entre otros genios

del arte europeo. Su palacio en el campo

cobijó al ya citado Rossini, que compuso

allí sus óperas “El conde Ory” y “Guillermo

Tell”. En una fiesta parisina, se reencontró

con su viejo camarada José de San Martín, reconocido

como el Libertador de la América del Sur. Se convirtieron en

mutuos confidentes y ambos, que eran hombres de mundo, pero

sin grandes amistades, reconstruyeron su lealtad esencial.

En un episodio recuperado para la memoria nacional por el

querido historiador Omar López Mato, los antiguos camaradas

y enemigos de armas protagonizaron un elegante contrapunto

cuando se vieron cara a cara: el general le preguntó “¿Con

que tú eres el banquero Aguado?”, y éste, que nunca perdió el

rastro de su antiguo colega le respondió:“Hombre, cuando alguien

no puede llegar a ser Libertador de medio mundo, me parece

que se le puede perdonar que sea banquero”, y se abrazaron

como los grandes amigos que nunca dejaron de ser. Poco

tiempo después Aguado contribuye a la compra del palacete

de Grand Bourg para vivienda de San Martín, frente a su propio

palacio ubicado en la otra orilla del río Sena, construyendo un

puente para que ambas residencias queden comunicadas. Desde

1834 se frecuentaron y Aguado actuó como promotor de San

Martín en los ambientes intelectuales y políticos de la Europa de

esos años.

Siguió administrando sus negocios en España, que abarcaban

decenas de concesiones mineras, el manejo del Canal de

Castilla, las obras de desagüe de los pantanos del Guadalquivir

y sobre todo las minas de carbón de Asturias, principado en el

que se encargó de trazar las carreteras.Hacia 1836 adquirió las

bodegas francesas “ChateauMargaux”, una de las cuatro marcas

de origen del HautMedoc, la cuenca vitivinícola de Burdeos.

Por sus servicios a la corona fue condecorado con la Gran Cruz

de la Real Orden de Carlos III y la Gran Cruz de la Orden Americana

de Isabel la Católica. Además, fue nombrado caballero de

la Legión de Honor francesa y comendador de la Orden del Salvador

griega.

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