Dos caídas complican el negocio de los cuatreros en Figueroa
Ya habrían "cantado" detalles de los precios y nombres de los clientes: carniceros del medio que pagaban con transferencias. BANDERA BAJADA Allanamientos y secuestros de herramientas al por mayor
Dos sujetos fueron detenidos en el departamento Figueroa, acusados de asolar campos y tener a mal traer a productores, robándoles vacas y terneros que luego negociaban en el mercado negro, pero con carnicerías habilitadas y en teórica regla.
Los allanamientos fueron ordenados por el juez de Control y Garantías, Darío Alarcón, a solicitud de la fiscal María Luján González Garay.
La funcionaria timonea un legajo caratulado "Ledesma Luis Omar y otros supuesto delito de abigeato Esteban Alejandro Gómez", trascendió de esferas judiciales.
Pese a que el listado sería extenso, los policías de Bandera Bajada efectuaron varios allanamientos y apresaron a dos sospechosos.
Uno de ellos fue René Ignacio Aranda, 46, apodado "Laja", con domicilio en San Roque, Figueroa, a quien los policías incautaron una escopeta calibre 16, sin cartuchos; dos aperos, dos jerguillas, un pechero, dos piolas, una sierra, dos cuchillos, ganchos varios y un celular Galaxy.
También cayó Antonio de Jesús Lombardo, alias "Moshi", 45, con domicilio en El Dique, Figueroa, y con residencia real en La Mascota Benavídez, Tigre, Buenos Aires, a quien los investigadores le secuestraron una sierra eléctrica, una balanza digital, un cuchillo carnicero, un machete, carne, una piedra de afilar, ganchos varios, lazos, un aparejo y otros elementos.
Polirrubros
Según destacaron las fuentes, la banda sería "polirrubro". Está sindicada de robar de todo y venderlo en distritos vecinos. También de robar y faenar caballos y burros, pero venderlos camuflados como si se tratara de ganado vacuno.
No es todo. Los presuntos cuatreros también están acusados de haber prendido fuego a una vivienda, en teoría en represalia a una agresión sufrida.
Como sea, habría cuatro personajes aún distantes de la Justicia, pero los presuntos socios ya habrían cantado "como pajaritos" sobre los montos que mensualmente dejaba el negocio; el valor de cada vaca o ternero faenado y entregado a emisarios de carniceros conocidos, algunos de ellas habituados a pagar con transferencias.