La encuesta más certera para medir la foto de octubre La encuesta más certera para medir la foto de octubre
El próximo domingo los argentinos reiteraremos el ejercicio democrático más real, que es el acto de votar, en este caso en las segundas elecciones abiertas primarias simultáneas y obligatorias. Excepto a nivel municipal y para Unen en la Ciudad de Buenos Aires, no funcionarán (en general) más que como un colador que dejará fuera de escena a las fuerzas que no alcancen el piso exigido del 1,5% para pasar a la segunda vuelta. Al menos, eso es lo que parece en un principio.
Los precandidatos fueron elegidos a dedo tanto en el oficialismo (en este caso señalados por el índice presidencial), como en la oposición que, a pesar de presentarse como la renovación o con pretensiones de diferenciación, apelaron al mismo recurso y conformaron sus listas dentro de sus oficinas. Cabe aquí una salvedad: el bipartidismo histórico argentino se atomizó y el peronismo va repartido en distintos frentes mientras lo mismo pareciera ocurrir con la Unión Cívica Radical lo que quizás podría considerarse la verdadera interna abierta.
Lo que no queda claro, y para comprobarse habrá que analizar el andar, es cómo congeniarán, por ejemplo en la Ciudad de Buenos Aires, perfiles contrapuestos como los de los precandidatos Elisa Carrió, Alfonso Prat-Gay, Pino Solanas, Victoria Donda, Ricardo Gil Lavedra y sigue la lista del espacio que, paradójicamente, promete unión. De hecho en la UCR se produce una molesta contradicción: aquellos que se fueron con duras críticas se vislumbran como quienes se quedarán al frente de las listas el domingo. Son, por ejemplo, los casos de Elisa Carrió, la más dura contra su ex centenario partido que podría consagrarse en la interna y Margarita Stolbizer, otra radical de pura cepa que migró y vuelve en alianza obligando a Ricardo Alfonsín a secundarla. Ni qué hablar del tandem Julio Cobos y Martín Lousteau: uno pasó de vicepresidente de Cristina Kirchner a renovado líder mendocino que no solo hace campaña con Ernesto Sanz sino también con el ex ministro de Economía K que fue el ideólogo de la resolución 125. Es decir, el mentor de aquella fallida regulación con quien dio su voto no positivo en el Senado para frenar su aprobación.
El PRO (excepto en Capital Federal), apeló a figuras extrapartidarias en los distritos donde lograron armar listas, pero todos saben que el jefe es Mauricio Macri y a su proyecto nacional responden. Lo mismo sucede con el kirchnerismo: es Cristina Kirchner y si es Daniel Scioli también, todavía lo tendrá que probar una vez más y otra más y otra más. Así es de ingrata la relación entre la Casa Rosada y su principal gobernador, si es que lo consideran un hombre propio a pesar de lo hecho en esta campaña en la que se necesitó de la Presidenta, del ex motonauta y hasta de Diego Armando Maradona y del Papa Francisco para impulsar la imagen del poco conocido Martín Insaurralde, primer precandidato en la lista de diputados y barón (de los noveles) del caliente conurbano.
En resumen: cuando haya el domingo a la noche triunfos y derrotas repartidos, según anticipan la mayoría de las encuestas, unos y otros sustentarán dignas derrotas o exitistas triunfos. Eso, si no hay sorpresas reveladoras.
Entonces, y como con los objetos Epsilon que diseñan alumnos del Ciclo Básico Común, muchos de los cuales este domingo votan por primera vez, no habría cambios castastróficos. En principio. Después del movimiento electoral que será algo así como un ensayo electoral o una encuesta certera, arrancará la verdadera carrera electoral que, camino a octubre, definirá el escenario del poder.







