Por Fernando Bustamante.
Renunciar a la educación Renunciar a la educación
Defender la educación pública no es decir que está todo bien, que no hay que tocar nada. La política nacional actual instala la idea de que algo no funciona y por lo tanto hay que hacerlo desaparecer por completo. No es azaroso mi uso del término "desaparecer", con la historia política de nuestro país como contexto. Se trata de respuestas simples, superficiales, rápidas y radicales que aparecen como solución mágica ante momentos como el actual de gran incertidumbre y crisis sociocultural profunda. El hartazgo generalizado de la sociedad puede tener bases razonables, pero resta margen para -y hace más necesario- el análisis crítico de la gran complejidad de los problemas que enfrentamos en la actualidad.
¿Una nueva ley de educación?
También te puede interesar:
Un grupo de reconocidas especialistas analizó el borrador "libertario" de Ley que está circulando, y señala cuatro objeciones principales.
En primer lugar, pretende descartar la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 sin ninguna evaluación de los complejos y multidimensionales desafíos que enfrentamos en educación, ni análisis que explique por qué sería la actual Ley la que genera problemas, o cómo la nueva Ley los solucionaría.

En segundo lugar, generaría una desarticulación de un sistema educativo nacional, necesario para que ciudadanos de todo el país compartamos un marco cultural que nos identifique como argentinos y argentinas, y busque garantizar derechos a la igualdad entre regiones. Esa desarticulación se daría a partir de poner a competir a distintos agentes educativos por el financiamiento. La evidencia internacional muestra que dicha competencia aumenta la fragmentación, las desigualdades y el sentido de pertenencia. El objetivo parece ser destinar menos recursos públicos a la educación, que ya ha sufrido recortes de 50% en general y de 73% en formación docente, desde 2023 hasta hoy.
En tercer lugar, tras la vaga idea de "sociedad educadora", el proyecto busca la renuncia a responsabilidades del Estado y su desplazamiento hacia las familias y agentes económicos. Al habilitar la educación híbrida o completamente virtual. Con la pandemia aprendimos las fuertes limitaciones de la virtualidad y la sobrecarga familiar que ello implica. La autoridad educativa pierde poder de intervención, por ejemplo, ante el incumplimiento de derechos.
En cuarto lugar, la propuesta avanza hacia la desescolarización, la privatización y la fragmentación en lugar de buscar fortalecer un espacio público, común a los argentinos y argentinas, donde sea posible garantizar el derecho a la educación, como es la escuela. Al contrario, las especialistas señalan la urgente necesidad de un debate público y fundado sobre cómo fortalecer la escuela, no lo contrario.
La propuesta desde la interculturalidad
Defender la educación pública es ejercer una mirada crítica sobre los problemas presentes y los ajustes que demandan los nuevos contextos socioculturales y tecnológicos, siempre en relación con un proyecto de país. En la actualidad ya no podemos seguir pensando la educación asociada con una sociedad homogénea social y culturalmente, donde la diversidad era entendida como un problema a solucionar. Necesitamos nuevos abordajes que parten del reconocimiento de la realidad tal cual es, de nuestras diferencias y similitudes, de nuestras historias y pertenencias, y propongan un destino común como país, en el que todos y todas tengamos oportunidades. Esto es, garantizar los derechos educativos y lingüísticos previstos en la Constitución Nacional e instrumentos anexos, donde el derecho de cada persona a ser educada en su propia lengua y cultura es central. Aún así, esto ocurre mucho menos de lo que pensamos en Argentina y en el mundo. La igualdad educativa no consiste en dar a todos lo mismo, sino a cada uno en función de sus necesidades particulares, consiste en valorar el mérito no a partir de los resultados obtenidos sino en relación con los obstáculos que el sistema impone a unos más que a otros.
Esto no implica pensar solamente en las necesidades de los "diferentes", como si se tratara de una política focalizada. Es necesario un abordaje integral, un enfoque intercultural, que piense también qué necesidades de conocimiento y reconocimiento tienen los sectores mejor posicionados de la sociedad para construir una democracia plural, ya que no se puede valorar lo que no se conoce.

Las sociedades más pujantes y florecientes han sido históricamente aquellas donde la diversidad fue una riqueza desde la que se produjeron grandes avances sociales. Estas sociedades son todo lo contrario de los regímenes que buscaron la "pureza" étnica o racial, sociedades que se van marchitando y envejeciendo encerradas en un círculo de repetición y pobreza conceptual.
Hoy que los discursos de odio son moneda corriente, es imprescindible retomar la propuesta de Claudia Briones de la interculturalidad crítica como horizonte de sentidos orientados a construir, en cada contexto histórico, otro tipo de sociabilidad y de vínculos.
Estas son cuestiones centrales que abordamos primero en la Tecnicatura en EIB con mención en Lengua Quichua y luego en la Licenciatura en Educación Intercultural de la UNSE, que es la única oferta gratuita de formación de grado universitario en el campo de la Educación en la provincia. Además es la única carrera de Argentina que trabaja una lengua indígena como el Quichua. Se puede ver el amplio trabajo que se realiza en nuestra Universidad en torno al Quichua aquí. Las preincripciones a la Tecnicatura cierran este viernes 19 de diciembre.
(*) Doctor en Educación. Docente investigador de la Licenciatura en Educación Intercultural, de la Tecnicatura en EIB con mención en Lengua Quichua y del Instituto de Lingüística, Folklore y Arqueología (ILFyA), UNSE.








