Vacaciones y descanso psicológico, físico y cerebral: sus beneficios (1ª parte) Vacaciones y descanso psicológico, físico y cerebral: sus beneficios (1ª parte)
VACACIONES EN
NUESTRO CEREBRO
Vivimos deseando que llegue el fin de semana o las ansiadas vacaciones.
Pero al volver de nuestro periodo de descanso, a veces
sentimos que nuestro cerebro va “más lento”, que le cuesta readaptarse
a la rutina y al trabajo, ¿por qué nos sucede esto? Los procesos
cognitivos que se activan durante las vacaciones y durante
nuestro día a día, son diferentes, y el cerebro debe acostumbrarse
al cambio. En las vacaciones reducimos nuestras preocupaciones
y ritmo diario, y solemos dedicar tiempo a realizar actividades placenteras
y desarrollar nuestras aficiones. Estas actividades y cambios
horarios producen un desajuste en nuestros niveles hormonales
y, aunque suene paradójico, tu cerebro necesita “descansar” de
las vacaciones.
¿QUé EFECTOS
TIENEN LAS
VACACIONES EN EL
CEREBRO?
1. En vacaciones disminuye nuestro nivel de estrés y la
tensión: debido a la reducción de los estímulos a nuestro alrededor,
la activación de nuestra mente disminuye, reduciendo los niveles de
estrés y tensión.
2. Disminuye la preocupación: durante las vacaciones disminuyen
los niveles de rumiación (pensamientos negativos en bucle)
y preocupación. Unas vacaciones lejos del ambiente habitual nos
ayudan a distanciarnos de nuestra vida cotidiana y nos permiten ver
las cosas con más perspectiva.
3. Mejora el estado de ánimo: en vacaciones solemos visitar
sitios nuevos y realizar actividades novedosas. La novedad es
muy revitalizante para el cerebro, ya que estimula la producción de
una serie de hormonas, como la dopamina, que en dosis moderadas
funciona como un “fertilizante para el cerebro” y genera en nosotros
sensaciones placenteras.
4. Aumenta nuestra energía: las vacaciones nos ayudan a
cargar nuestras pilas. Nos permite descansar de nuestras preocupaciones
del día a día. Solemos dormir más, y el descanso físico también
contribuye al aumento de nuestros niveles de energía.
5. Aumenta nuestra satisfacción: las vacaciones nos permiten
separarnos de nuestras obligaciones laborales y fortalecer los
lazos con nuestros seres queridos. Viajar nos ayuda a reencontrarnos
con “nosotros mismos”.
6. Se potencia nuestra creatividad: visitar lugares nuevos
y culturas diferentes estimula nuestro pensamiento creativo. Viajar
nos muestra que hay otras formas de vivir y hacer las cosas.
7. Las vacaciones nos hacen estar más sanos: diferentes
estudios defienden que viajar reduce nuestro estrés y potencia
las defensas de nuestro cuerpo ante virus y bacterias, haciéndonos
menos propensos a enfermedades.
¿CUáNTO DURAN
LOS EFECTOS DE LAS
VACACIONES?
Las investigaciones apuntan a que, en general, los efectos beneficiosos
de las vacaciones desaparecen una vez que hemos vuelto a
nuestra vida normal. Entonces, ¿para qué irnos de vacaciones? Tomar
vacaciones es fundamental para “oxigenar” y “recargar” nuestro
cerebro. Las vacaciones nos ayudan a no desmoralizarnos y a
construir mecanismos para lidiar con el estrés. Es necesario alternar
períodos de esfuerzo con vacaciones para mantenernos saludables
a largo plazo. Así que, en lugar de tomar sólo un período vacacional
largo al año, es mucho mejor tomarse pequeñas vacaciones a
lo largo del año, para que nuestro cerebro no se sobrecargue.
EFECTOS
BENEFICIOSOS DEL
DESCANSO
El hecho de disfrutar correctamente de unas vacaciones supone una
gran cantidad de beneficios. En primer lugar, en relación al anteriormente
mencionado estrés, el período vacacional ayuda a relajarse, reparando el
organismo de los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad.
Asimismo, un buen descanso produce un aumento notable de creatividad,
pudiendo dar pie a la formación de nuevas estrategias e ideas que
en un entorno estresante no surgirían. Esto es debido a que en los períodos
de descanso el cerebro no está inactivo, sino que únicamente deja de
centrarse en determinada estimulación, activándose muchas otras áreas
de los procesos de información que suelen dejarse de lado. En este sentido,
el desbloqueo mental que produce el descanso provoca una mejora
de la capacidad de juicio y decisión, posibilitando el análisis completo de la
información disponible y la posterior toma decisiones. Además de ello, el
descanso produce un incremento de la productividad y la concentración,
al disminuir el bloqueo intelectual y el enlentecimiento mental y físico propio
de una situación continuada de estrés. La latencia de reacción ante
estímulos disminuye, aumentando el rendimiento y la eficiencia tanto durante
el periodo recreativo como en la vuelta al trabajo. Por último, el descanso
provoca la liberación de endorfinas y la activación de los circuitos
neurales de recompensa, estimulándose la presencia de dopamina y serotonina
en el cerebro. Todo ello produce una reducción de ansiedad y esquemas
negativos de pensamiento. En conclusión, las vacaciones suponen
una vía que provoca la felicidad en aquellos que son capaces de disfrutar
del período de descanso vacacional.
COSAS A EVITAR QUE DISMINUYEN
EL EFECTO REPARADOR DE LAS
VACACIONES
Es necesario tener en cuenta que el simple hecho de tener vacaciones no es por sí mismo reparador, sino
que el descanso proviene del cambio de actividades y formas de pensar en comparación con la situación
habitual. De este modo, no todo vale, sino que se debería tener en cuenta algunos elementos que dificultan
el verdadero disfrute del período vacacional. En este sentido, un problema común ante la presencia de vacaciones,
especialmente si se trata de unas de corta duración, es la programación excesiva. Frecuentemente
se tiende a hacer extensos listados de cosas que hacer o visitar. Merece la pena tener en cuenta que más
cantidad no equivale a más calidad, ya que saturar el tiempo disponible puede producir aún más estrés. La
hora de dormir también es un problema frecuente. Es habitual ver cómo los individuos tienden a acostarse de
acuerdo a un horario estipulado con el fin de aprovechar el tiempo. De nuevo se ha de recordar que el objetivo
final es descansar y disfrutar. Otro problema a evitar es la creación de una rutina B (siendo A la rutina cotidiana).
En este sentido se ha de valorar la necesidad de hacer cosas fuera de lo habitual, que no supongan
una repetición constante de los mismos esquemas presentes en la vida cotidiana. Si bien el periodo de ocio
que suponen las vacaciones ha de ser disfrutado al máximo, no se debe olvidar sin embargo la necesidad de
tener en cuenta la vertiente económica. Es probable que surjan imprevistos. Asimismo, el disfrute se debe
llevar a cabo sin caer en los excesos, puesto que un descontrol completo puede causar problemas de salud,
económicos y/o relacionales.
VOLVER A EMPEZAR: EL SíNDROME
POSTVACACIONAL
El periodo de descanso vacacional tiene un final. Tener presente este hecho y afrontarlo puede suponer
la diferencia entre reincorporarse a la vida cotidiana con energía y optimismo y entrar en un estado de
abatimiento ante el retorno de las obligaciones, conocido popularmente como síndrome postvacacional.
En este sentido se ha de procurar un retorno progresivo para readaptarse a la cotidianidad, volviendo al
hogar unos días antes, por ejemplo, ajustando los ritmos circadianos al horario habitual y en algunos casos,
favoreciendo que las empresas permitan una reentrada progresiva. Asimismo, al iniciar las vacaciones
es importante no obsesionarse con el tiempo que queda para que finalicen, pero sí planificarse para
tener en cuenta que se va a volver en un período concreto.








