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EL LIBERAL . Santiago

Ceguera cortical causas, síntomas y tratamiento

23/02/2019 23:46 Santiago
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Ceguera cortical causas, síntomas y tratamiento Ceguera cortical causas, síntomas y tratamiento

El sentido de la vista es uno de los más desarrollados

y más importantes para el ser humano.

Aunque no es imposible vivir sin este sentido (como

ameritan las numerosas personas que viven su vida

con ceguera), su ausencia supone una importante

dificultad a la hora de relacionarse con el mundo,

especialmente si la ceguera no es de nacimiento sino

adquirida. Existen muchos tipos de ceguera, con

diferentes características y causas.

La ceguera cortical

Llamamos ceguera cortical, más recientemente

denominada discapacidad visual neurológica, a

la alteración o patología en la que se produce una

pérdida de visión en ambos ojos debido a una afectación

bilateral de los lóbulos occipitales. Los ojos y

las vías nerviosas que reciben la información visual

funcionan correctamente, incluso reaccionando las

pupilas a la estimulación nerviosa, pero dicha información

no llega a procesarse cerebralmente debido

a las lesiones producidas en las fibras en que generalmente

se produciría. Así, el sujeto no ve porque

su cerebro no registra la información visual. Es posible

que aunque el sujeto no sea capaz de procesar

la información visual, llegue a experimentar alucinaciones

visuales. También puede existir cierta

confabulación, imaginando lo que podría verse (sin

por ello ser conscientes de que lo que se describe

no es una visión real sino una construcción propia).

Asimismo, algo que suele llamar en gran medida

la atención es el hecho de que algunos sujetos

con ceguera cortical no son conscientes de la pérdida

de visión, presentándose anosognosia. Si bien

estrictamente la ceguera cortical indicaría la completa

ausencia de visión, lo cierto es que en su nueva

denominación (discapacidad visual neurológica)

se incluyen tanto ésta como otras situaciones

en que existe una pérdida de visión parcial. Aunque

se denomina ceguera, en algunos casos el sujeto es

capaz de percibir alguna mínima estimulación, como

la luz. Es posible que en algunos casos pueda no

percibirse la ceguera externamente, ya que algunos

son capaces de no tropezar o chocar con objetos

debido a dichos remanentes de información procesada.

Puede presentarse a cualquier edad y por

una gran variedad de causas.

Posibles causas

La causa directa de la ceguera cortical es la presencia

de lesiones a nivel bilateral en los lóbulos occipitales,

no pudiendo procesar la información visual

proveniente del sistema visual. Dicha lesión suele ser

provocada por la existencia de un accidente cerebrovascular

en dicha área o en los vasos que la irrigan.

La presencia de anoxia o el padecimiento de determinadas

enfermedades víricas y neurológicas y neuropsicológicas

también pueden conducir a la ceguera

cortical. Otra etiología puede ser el padecimiento de

traumatismos craneoencefálicos que destruyan ambos

occipitales. Intoxicaciones y tumores (estos últimos,

sea porque afectan directamente al occipital o

porque genera la compresión contra la pared del cráneo

de dicha región de la corteza). Por último, también

puede observarse ceguera cortical en sujetos

que no tienen dicho lóbulo o que lo tienen disfuncional,

como en algunas malformaciones producidas durante

la gestación.

Buscando tratamiento

La ceguera cortical no tiene tratamiento específico,

dado que es el resultado de la destrucción de

los elementos cerebrales que permiten el procesamiento

visual. La excepción serían aquellos casos

en que su causa fuera una disfunción de la corteza

occipital generada por alguna causa tratable, como

una infección, siempre y cuando el tejido cerebral

no haya muerto. Además de ello, en los casos

en que existe percepción de la luminosidad es posible

realizar diferentes tipos de entrenamiento para

fortalecer dicha capacidad y emplearla de manera

adaptativa en la vida diaria. Dependiendo del grado

de afectación, podría llegar a producirse cierta mejoría

en estos casos (especialmente en niños, con

mayor plasticidad cerebral, mejor dicho, neuronal),

e incluso una recuperación. Sin embargo, por lo general

cuando hay pérdida completa de visión esta

va a permanecer. El hecho de perder la visión o no

poseerla puede generar un duro impacto en la persona

que lo padece, pudiendo requerirse intervención

neuropsicológica. Será necesaria psicoeducación

para entender y aceptar lo que ha sucedido, lo

que está viviendo el paciente y las consecuencias

que va a tener en su vida diaria. No solo en el paciente,

sino que también es conveniente realizarla

sobre el entorno cercano. Se hace necesario proporcionar

pautas de actuación y asesoramiento ante

los pasos a dar a continuación. También la psicoterapia

puede ser necesaria para tratar problemas

adaptativos y emocionales. A nivel funcional, puede

hacerse necesario el uso de ayudas externas, como

los bastones blancos o de soporte para invidentes

y/o los perros guía. El aprendizaje del Braille y

el uso de tecnología adaptada también facilita la vida

de las personas ciegas. Asimismo, se hace necesaria

la adaptación de elementos urbanos como

los semáforos, así como adaptar la educación o diferentes

puestos de empleo de tal manera su discapacidad

no suponga una minusvalía. En principio no

existe una solución para la ceguera cortical, pero la

investigación llevada a cabo ha generado que sea

posible la elaboración de mecanismos que estimulan

las regiones cerebrales encargadas del procesamiento

de la información visual. Se podría llegar

a reactivar o a realizar conexiones entre áreas del

occipital no lesionadas que permitieran el procesamiento

y funcionamiento parcial de la visión.

Lóbulo occipital:

anatomía, características

y funciones

La corteza cerebral, que es la parte del cerebro

más icónica y conocida por sus pliegues y su forma

de laberinto, no es un órgano encargado de realizar

una función específica. Lo que ocurre, más bien, es

que diferentes partes de la corteza cerebral se encargan

de participar en diferentes procesos mentales,

aunque todas ellas trabajan coordinándose entre

sí. Por ejemplo, el lóbulo occipital, ubicado en la

parte del cerebro más cercana a la nuca, es muy diferente

al lóbulo frontal (situado en la parte del encéfalo

más cercana a la frente) no solo por su forma

y ubicación y forma, sino especialmente por las

funciones de las que se encargan estos dos lóbulos

del cerebro. Si el frontal tiene un papel muy importante

en las funciones ejecutivas y la iniciación de

acciones deliberadas, el lóbulo occipital tiene un rol

muy concreto que tiene que ver con la percepción

y, concretamente, con el reconocimiento y análisis

de todo lo que vemos.

¿Qué es el lóbulo occipital?

El lóbulo occipital es uno de los lóbulos cerebrales

más pequeños, y ocupa una pequeña porción de

la parte trasera del encéfalo, entre el cerebelo, el lóbulo

temporal y el lóbulo parietal. Además, tal y como

ocurre con el resto de lóbulos, existe tanto en

el hemisferio cerebral izquierdo como en el derecho,

lo cual significa que cada persona tiene dos lóbulos

occipitales casi simétricos que están separados

por una estrecha cisura. A diferencia de lo que

ocurre con el lóbulo frontal, se cree que a lo largo

de la evolución de los ancestros de nuestra especie

el lóbulo occipital no ha crecido en proporción

al resto de partes del cerebro. Es decir, que mientras

el resto de zonas de la corteza cerebral se iban

desarrollando y organizando de un modo más complejo,

el lóbulo occipital ha permanecido casi igual a

lo largo de cientos de miles de años; aunque, curiosamente,

se cree que en los neandertales, que fueron

una rama evolutiva paralela a la del Homo sapiens,

esta zona tenía mayor tamaño (relativo y absoluto)

que el de nuestra especie.

Funciones de esta región cerebral

Ahora bien... ¿de qué se encarga el lóbulo occipital

y por qué no ha ido creciendo a lo largo de

nuestra historia evolutiva? Si bien no hay ninguna

zona del cerebro que tenga solamente una función,

ya que todas ellas funcionan juntas y de manera

coordinada, el proceso que define mejor la utilidad

del lóbulo occipital es el procesamiento de la

información visual. El lóbulo occipital comprende la

corteza visual, que es la zona de la corteza cerebral

a la que llega primero la información proveniente

de las retinas. A su vez, la corteza visual está dividida

en varias regiones clasificadas según el nivel

de procesamiento del que se encargan. Así, la corteza

visual primaria (v1) es la parte del lóbulo occipital

que procesa los datos visuales más “crudos” y

es la encargada de detectar los patrones generales

que pueden ser hallados en la información recogida

por los ojos. Estos datos generales y poco

detallados acerca de lo que se ve son mandados a

otras partes del lóbulo occipital encargados de realizar

un procesamiento más refinado de la visión y

estos, a su vez, mandan la información analizada a

otras áreas del encéfalo.

La vía dorsal y la vía lateral

Una vez que la información ha pasado por la

corteza visual primaria (V1) en el lóbulo occipital, el

torrente de datos que emite esta zona se bifurca siguiendo

dos rutas diferentes: la vía ventral y la vía

dorsal. Estas van extendiéndose en paralelo mientras

se comunican con partes del cerebro a las que

la otra vía no accede directamente.

Vía ventral

La vía ventral parte de la corteza visual primaria

en el lóbulo occipital y va hacia la zona frontal

del cerebro a través de la parte baja de este, que

incluye las cortezas visuales V2 y V4 que, tal y como

indica su número, se encargan de procesar la información

ya trabajada por parte de la v1. Se considera

que las neuronas que participan en esta “cadena

de montaje” de la información visual se encargan

de procesar las características de los elementos

aislados que se están viendo en cada momento,

es decir, acerca del contenido de la visión. Por eso,

esta ruta también es llamada la vía del “qué”.

Vía dorsal

Esta ruta va del lóbulo occipital cercano a la

parte alta del cráneo. En ella, la información procesada

por la corteza visual primaria v1 llega al lóbulo

parietal a través de las cortezas visuales v3 y v5.

Se cree que esta zona de procesamiento visual se

encarga de establecer las características de la localización

y el movimiento de lo que se ve; es por

eso que la vía dorsal también es llamada la vía del

“dónde y el “cómo”. Junto a la vía ventral, esta ruta

del procesamiento visual relacionada con el lóbulo

occipital nos habla sobre cómo funciona el cerebro;

en ocasiones, procesos mentales que parecen

formar una unidad y que llegan a nuestra consciencia

como una experiencia completa, en realidad

son el producto de varias rutas cerebrales que trabajan

en paralelo, cada una centrada en un aspecto

distinto.

El lóbulo occipital y la epilepsia

Se cree que el lóbulo occipital tiene un papel

destacado en la aparición de crisis epilépticas, o

al menos en parte de ellas. Se trata de los casos

en los que la exposición a “flashes” frecuentes de

luz intensa ocasiona la aparición de un patrón de

emisión de señales eléctricas por parte de neuronas

del lóbulo occipital que se extiende por todo el

cerebro causando el ataque. Por la complejidad del

funcionamiento del encéfalo y la rapidez con la que

trabajan las neuronas no se sabe demasiado acerca

de los mecanismos por los que aparecen este tipo

de ataques epilépticos, aunque a partir de estos

casos se asume que algunos estímulos externos

pueden hacer que aparezca un foco de epilepsia

en alguna parte de los lóbulos temporales, que

pasa a afectar a otras partes del cerebro del mismo

modo en el que la corteza visual manda información

a otras regiones en condiciones normales. Sin embargo,

para que se den estos casos se cree que debe

existir una propensión biológica o genética.

A modo de conclusión

Aunque probablemente el procesamiento de los

datos recogidos por las retinas no sea la única función

del lóbulo occipital, está prácticamente ocupado

por la corteza visual, y por eso se cree que su principal

función tiene que ver con la interacción de la información

que llega desde los nervios ópticos. Puede

parecer extraño que un único sentido reclame para sí

un lóbulo entero de cada hemisferio cerebral, pero no

lo es tanto si tenemos en cuenta que el lóbulo temporal

es el más pequeño en los seres humanos y que en

los mamíferos el procesamiento de la información recogida

por los ojos suele ocupar áreas muy grandes

del cerebro. A fin de cuentas, como descendientes de

una línea evolutiva arborícola y diurna, la visión ha tenido

mucha importancia tanto a la hora de movernos

por espacios tridimensionales llenos de peligros y de

obstáculos como a la hora de detectar depredadores

y alimentos. Por otro lado, otro de los aspectos más

importantes del lóbulo occipital es que es el inicio de

las dos vías paralelas de procesamiento de la información.

Esto hace que conozcamos mejor cómo es

el fenómeno perceptivo de la visión, que se presenta

mediante al menos dos cadenas separadas de procesamiento

de la información; por un lado la vía dorsal,

encargada de que podamos conocer bien el movimiento,

posición y localización de lo que vemos, y

por el otro la vía ventral; relacionada con el reconocimiento

de lo que estamos viendo (es decir, la integración

de pequeños fragmentos de imagen en grandes

unidades que podemos identificar).

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