Ceguera cortical causas, síntomas y tratamiento Ceguera cortical causas, síntomas y tratamiento
El sentido de la vista es uno de los más desarrollados
y más importantes para el ser humano.
Aunque no es imposible vivir sin este sentido (como
ameritan las numerosas personas que viven su vida
con ceguera), su ausencia supone una importante
dificultad a la hora de relacionarse con el mundo,
especialmente si la ceguera no es de nacimiento sino
adquirida. Existen muchos tipos de ceguera, con
diferentes características y causas.
La ceguera cortical
Llamamos ceguera cortical, más recientemente
denominada discapacidad visual neurológica, a
la alteración o patología en la que se produce una
pérdida de visión en ambos ojos debido a una afectación
bilateral de los lóbulos occipitales. Los ojos y
las vías nerviosas que reciben la información visual
funcionan correctamente, incluso reaccionando las
pupilas a la estimulación nerviosa, pero dicha información
no llega a procesarse cerebralmente debido
a las lesiones producidas en las fibras en que generalmente
se produciría. Así, el sujeto no ve porque
su cerebro no registra la información visual. Es posible
que aunque el sujeto no sea capaz de procesar
la información visual, llegue a experimentar alucinaciones
visuales. También puede existir cierta
confabulación, imaginando lo que podría verse (sin
por ello ser conscientes de que lo que se describe
no es una visión real sino una construcción propia).
Asimismo, algo que suele llamar en gran medida
la atención es el hecho de que algunos sujetos
con ceguera cortical no son conscientes de la pérdida
de visión, presentándose anosognosia. Si bien
estrictamente la ceguera cortical indicaría la completa
ausencia de visión, lo cierto es que en su nueva
denominación (discapacidad visual neurológica)
se incluyen tanto ésta como otras situaciones
en que existe una pérdida de visión parcial. Aunque
se denomina ceguera, en algunos casos el sujeto es
capaz de percibir alguna mínima estimulación, como
la luz. Es posible que en algunos casos pueda no
percibirse la ceguera externamente, ya que algunos
son capaces de no tropezar o chocar con objetos
debido a dichos remanentes de información procesada.
Puede presentarse a cualquier edad y por
una gran variedad de causas.
Posibles causas
La causa directa de la ceguera cortical es la presencia
de lesiones a nivel bilateral en los lóbulos occipitales,
no pudiendo procesar la información visual
proveniente del sistema visual. Dicha lesión suele ser
provocada por la existencia de un accidente cerebrovascular
en dicha área o en los vasos que la irrigan.
La presencia de anoxia o el padecimiento de determinadas
enfermedades víricas y neurológicas y neuropsicológicas
también pueden conducir a la ceguera
cortical. Otra etiología puede ser el padecimiento de
traumatismos craneoencefálicos que destruyan ambos
occipitales. Intoxicaciones y tumores (estos últimos,
sea porque afectan directamente al occipital o
porque genera la compresión contra la pared del cráneo
de dicha región de la corteza). Por último, también
puede observarse ceguera cortical en sujetos
que no tienen dicho lóbulo o que lo tienen disfuncional,
como en algunas malformaciones producidas durante
la gestación.
Buscando tratamiento
La ceguera cortical no tiene tratamiento específico,
dado que es el resultado de la destrucción de
los elementos cerebrales que permiten el procesamiento
visual. La excepción serían aquellos casos
en que su causa fuera una disfunción de la corteza
occipital generada por alguna causa tratable, como
una infección, siempre y cuando el tejido cerebral
no haya muerto. Además de ello, en los casos
en que existe percepción de la luminosidad es posible
realizar diferentes tipos de entrenamiento para
fortalecer dicha capacidad y emplearla de manera
adaptativa en la vida diaria. Dependiendo del grado
de afectación, podría llegar a producirse cierta mejoría
en estos casos (especialmente en niños, con
mayor plasticidad cerebral, mejor dicho, neuronal),
e incluso una recuperación. Sin embargo, por lo general
cuando hay pérdida completa de visión esta
va a permanecer. El hecho de perder la visión o no
poseerla puede generar un duro impacto en la persona
que lo padece, pudiendo requerirse intervención
neuropsicológica. Será necesaria psicoeducación
para entender y aceptar lo que ha sucedido, lo
que está viviendo el paciente y las consecuencias
que va a tener en su vida diaria. No solo en el paciente,
sino que también es conveniente realizarla
sobre el entorno cercano. Se hace necesario proporcionar
pautas de actuación y asesoramiento ante
los pasos a dar a continuación. También la psicoterapia
puede ser necesaria para tratar problemas
adaptativos y emocionales. A nivel funcional, puede
hacerse necesario el uso de ayudas externas, como
los bastones blancos o de soporte para invidentes
y/o los perros guía. El aprendizaje del Braille y
el uso de tecnología adaptada también facilita la vida
de las personas ciegas. Asimismo, se hace necesaria
la adaptación de elementos urbanos como
los semáforos, así como adaptar la educación o diferentes
puestos de empleo de tal manera su discapacidad
no suponga una minusvalía. En principio no
existe una solución para la ceguera cortical, pero la
investigación llevada a cabo ha generado que sea
posible la elaboración de mecanismos que estimulan
las regiones cerebrales encargadas del procesamiento
de la información visual. Se podría llegar
a reactivar o a realizar conexiones entre áreas del
occipital no lesionadas que permitieran el procesamiento
y funcionamiento parcial de la visión.
Lóbulo occipital:
anatomía, características
y funciones
La corteza cerebral, que es la parte del cerebro
más icónica y conocida por sus pliegues y su forma
de laberinto, no es un órgano encargado de realizar
una función específica. Lo que ocurre, más bien, es
que diferentes partes de la corteza cerebral se encargan
de participar en diferentes procesos mentales,
aunque todas ellas trabajan coordinándose entre
sí. Por ejemplo, el lóbulo occipital, ubicado en la
parte del cerebro más cercana a la nuca, es muy diferente
al lóbulo frontal (situado en la parte del encéfalo
más cercana a la frente) no solo por su forma
y ubicación y forma, sino especialmente por las
funciones de las que se encargan estos dos lóbulos
del cerebro. Si el frontal tiene un papel muy importante
en las funciones ejecutivas y la iniciación de
acciones deliberadas, el lóbulo occipital tiene un rol
muy concreto que tiene que ver con la percepción
y, concretamente, con el reconocimiento y análisis
de todo lo que vemos.
¿Qué es el lóbulo occipital?
El lóbulo occipital es uno de los lóbulos cerebrales
más pequeños, y ocupa una pequeña porción de
la parte trasera del encéfalo, entre el cerebelo, el lóbulo
temporal y el lóbulo parietal. Además, tal y como
ocurre con el resto de lóbulos, existe tanto en
el hemisferio cerebral izquierdo como en el derecho,
lo cual significa que cada persona tiene dos lóbulos
occipitales casi simétricos que están separados
por una estrecha cisura. A diferencia de lo que
ocurre con el lóbulo frontal, se cree que a lo largo
de la evolución de los ancestros de nuestra especie
el lóbulo occipital no ha crecido en proporción
al resto de partes del cerebro. Es decir, que mientras
el resto de zonas de la corteza cerebral se iban
desarrollando y organizando de un modo más complejo,
el lóbulo occipital ha permanecido casi igual a
lo largo de cientos de miles de años; aunque, curiosamente,
se cree que en los neandertales, que fueron
una rama evolutiva paralela a la del Homo sapiens,
esta zona tenía mayor tamaño (relativo y absoluto)
que el de nuestra especie.
Funciones de esta región cerebral
Ahora bien... ¿de qué se encarga el lóbulo occipital
y por qué no ha ido creciendo a lo largo de
nuestra historia evolutiva? Si bien no hay ninguna
zona del cerebro que tenga solamente una función,
ya que todas ellas funcionan juntas y de manera
coordinada, el proceso que define mejor la utilidad
del lóbulo occipital es el procesamiento de la
información visual. El lóbulo occipital comprende la
corteza visual, que es la zona de la corteza cerebral
a la que llega primero la información proveniente
de las retinas. A su vez, la corteza visual está dividida
en varias regiones clasificadas según el nivel
de procesamiento del que se encargan. Así, la corteza
visual primaria (v1) es la parte del lóbulo occipital
que procesa los datos visuales más “crudos” y
es la encargada de detectar los patrones generales
que pueden ser hallados en la información recogida
por los ojos. Estos datos generales y poco
detallados acerca de lo que se ve son mandados a
otras partes del lóbulo occipital encargados de realizar
un procesamiento más refinado de la visión y
estos, a su vez, mandan la información analizada a
otras áreas del encéfalo.
La vía dorsal y la vía lateral
Una vez que la información ha pasado por la
corteza visual primaria (V1) en el lóbulo occipital, el
torrente de datos que emite esta zona se bifurca siguiendo
dos rutas diferentes: la vía ventral y la vía
dorsal. Estas van extendiéndose en paralelo mientras
se comunican con partes del cerebro a las que
la otra vía no accede directamente.
Vía ventral
La vía ventral parte de la corteza visual primaria
en el lóbulo occipital y va hacia la zona frontal
del cerebro a través de la parte baja de este, que
incluye las cortezas visuales V2 y V4 que, tal y como
indica su número, se encargan de procesar la información
ya trabajada por parte de la v1. Se considera
que las neuronas que participan en esta “cadena
de montaje” de la información visual se encargan
de procesar las características de los elementos
aislados que se están viendo en cada momento,
es decir, acerca del contenido de la visión. Por eso,
esta ruta también es llamada la vía del “qué”.
Vía dorsal
Esta ruta va del lóbulo occipital cercano a la
parte alta del cráneo. En ella, la información procesada
por la corteza visual primaria v1 llega al lóbulo
parietal a través de las cortezas visuales v3 y v5.
Se cree que esta zona de procesamiento visual se
encarga de establecer las características de la localización
y el movimiento de lo que se ve; es por
eso que la vía dorsal también es llamada la vía del
“dónde y el “cómo”. Junto a la vía ventral, esta ruta
del procesamiento visual relacionada con el lóbulo
occipital nos habla sobre cómo funciona el cerebro;
en ocasiones, procesos mentales que parecen
formar una unidad y que llegan a nuestra consciencia
como una experiencia completa, en realidad
son el producto de varias rutas cerebrales que trabajan
en paralelo, cada una centrada en un aspecto
distinto.
El lóbulo occipital y la epilepsia
Se cree que el lóbulo occipital tiene un papel
destacado en la aparición de crisis epilépticas, o
al menos en parte de ellas. Se trata de los casos
en los que la exposición a “flashes” frecuentes de
luz intensa ocasiona la aparición de un patrón de
emisión de señales eléctricas por parte de neuronas
del lóbulo occipital que se extiende por todo el
cerebro causando el ataque. Por la complejidad del
funcionamiento del encéfalo y la rapidez con la que
trabajan las neuronas no se sabe demasiado acerca
de los mecanismos por los que aparecen este tipo
de ataques epilépticos, aunque a partir de estos
casos se asume que algunos estímulos externos
pueden hacer que aparezca un foco de epilepsia
en alguna parte de los lóbulos temporales, que
pasa a afectar a otras partes del cerebro del mismo
modo en el que la corteza visual manda información
a otras regiones en condiciones normales. Sin embargo,
para que se den estos casos se cree que debe
existir una propensión biológica o genética.
A modo de conclusión
Aunque probablemente el procesamiento de los
datos recogidos por las retinas no sea la única función
del lóbulo occipital, está prácticamente ocupado
por la corteza visual, y por eso se cree que su principal
función tiene que ver con la interacción de la información
que llega desde los nervios ópticos. Puede
parecer extraño que un único sentido reclame para sí
un lóbulo entero de cada hemisferio cerebral, pero no
lo es tanto si tenemos en cuenta que el lóbulo temporal
es el más pequeño en los seres humanos y que en
los mamíferos el procesamiento de la información recogida
por los ojos suele ocupar áreas muy grandes
del cerebro. A fin de cuentas, como descendientes de
una línea evolutiva arborícola y diurna, la visión ha tenido
mucha importancia tanto a la hora de movernos
por espacios tridimensionales llenos de peligros y de
obstáculos como a la hora de detectar depredadores
y alimentos. Por otro lado, otro de los aspectos más
importantes del lóbulo occipital es que es el inicio de
las dos vías paralelas de procesamiento de la información.
Esto hace que conozcamos mejor cómo es
el fenómeno perceptivo de la visión, que se presenta
mediante al menos dos cadenas separadas de procesamiento
de la información; por un lado la vía dorsal,
encargada de que podamos conocer bien el movimiento,
posición y localización de lo que vemos, y
por el otro la vía ventral; relacionada con el reconocimiento
de lo que estamos viendo (es decir, la integración
de pequeños fragmentos de imagen en grandes
unidades que podemos identificar).