General Enrique Mosconi, el gran militar del desarrollo de la energía argentina General Enrique Mosconi, el gran militar del desarrollo de la energía argentina
Para entender a Mosconi a cargo
de YPF hay que recordar su relación
con el ingeniero Enrique
Hermitte, que era el funcionario
público que participó del descubrimiento
del petróleo en Comodoro Rivadavia
en 1907, creador de la doctrina
estatal respecto de los yacimientos. La
tarea de Mosconi convirtió una dependencia
menor del gobierno en la primera
empresa petrolera estatal de la historia
mundial, dentro del sistema capitalista.
El único antecedente era la empresa
“Anglo-Persian Oil Company”, creada
por el almirantazgo británico junto a
empresarios petroleros, que era mixta,
es decir con capital estatal y privado. Y
además YPF fue la primera petrolera en
abarcar todo el proceso productivo, ya
que exploraba, extraía, destilaba, distribuía
y vendía petróleo y naftas.
Son palabras del general Mosconi:
“No queda otro camino que el monopolio
del Estado pero en forma integral,
es decir, en todas las actividades
de esta industria: la producción, la elaboración,
el transporte y el comercio…
sin monopolio del petróleo es difícil,
diré más, es imposible para un organismo
del Estado vencer en la lucha comercial
las organizaciones del capital
privado”. El primer aporte del estado
argentino, a través del presupuesto nacional,
fue de ocho millones de pesos,
para el funcionamiento integral de la
que por entonces se empieza a llamar
“empresa” y deja de ser una dependencia
burocrática, que pasa a ser reconocida
como YPF.
Su combate contra los monopolios
extranjeros de combustibles fue
una de sus obsesiones, y es recordada
su pelea contra la empresa estadounidense
“Standard Oil” en Salta, donde
las concesiones del gobierno provincial
atentaban contra la política buscada
por Mosconi. Logró su cometido luego
de ocho años de formidables enfrentamientos
contra los norteamericanos,
sus representantes locales y el gobierno
provincial. Esta doctrina estatal petrolera
ha tenido una larga presencia
en el debate sobre la energía argentina.
Una decisión de gran impacto fue
fijar un precio fijo para todo el país, eliminando
las diferencias que establecían
las empresas privadas, logrando
conquistar de esa manera una gran
porción del mercado, apoyada también
en la instalación de centenares de surtidores
en las calles y las rutas de todo
el país, promoviendo además la producción
de los mismos en el país, algo
que benefició sobre todo a Siam, una
fábrica de amasadoras mecánicas de
pan que se reconvirtió para ser la principal
fabricante de surtidores de Sudamérica.
LA DESTILERíA DE LA PLATA
En la estrategia de Mosconi la posibilidad
de destilar el petróleo que la
Argentina extraía era uno de los objetivos
fundamentales. Por entonces se
importaba petróleo y naftas. Así fue
que en negociaciones con empresas estadounidenses,
firma un contrato para
levantar una destilería en la zona del
puerto de La Plata, bajo la modalidad
“llave en mano”, es decir entrega de la
planta funcionando. Las obras comenzaron
el 14 de enero de 1925 y el 23 de
diciembre de ese año fue inaugurada
por el presidente de la República, Marcelo
T. de Alvear, el gobernador bonaerense
José María Cantilo y el director
de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales,
el general ingeniero Enrique Mosconi.
Era la décima refinería de petróleo
del mundo por su capacidad, construida
en once meses, hecho que demostraba
la capacidad del gerenciamiento
de YPF.
Además Mosconi estableció la
prioridad empresarial en Comodoro
Rivadavia, bautizada así en homenaje
al primer ministro de Marina del
país, Martín Rivadavia. Mosconi decidió
invertir ingentes sumas para mejorar
la producción del combustible fósil
y por esa razón estableció campamentos,
perforó nuevos pozos y promovió
la electrificación de la extracción. Vale
recordar que fue inflexible en el tratamiento
de las huelgas en la empresa,
llegando a militarizar a los obreros para
que no se detuviera la producción.
Propuso la nacionalización de los
yacimientos petroleros a través de una
ley del Congreso Nacional, pero las disensiones
en el partido de gobierno,
la Unión Cívica Radical, por las peleas
entre “personalistas” (seguidores
de Yrigoyen) y “antipersonalistas” (seguidores
de Alvear) postergó su tratamiento
hasta mediados de los años 30,
cuando ya Mosconi no tenía influencia
en los asuntos políticos vinculados a la
energía.
RETIRO Y MUERTE
En 1930, ya fuera de YPF por decisión
del gobierno de facto de José Félix
Uriburu, su condición de militar radical
lo hace sospechoso y se produce
una anécdota que no por graciosa, deja
de ser infame. Un capitán del ejército
lo llama por teléfono a su casa para
pedirle a Mosconi que sea el padrino
de su hija recién nacida, dándole la fecha,
el horario y el lugar de la ceremonia.
Quienes espiaban al general pensaron
que era un mensaje en clave para
iniciar una conspiración, y detuvieron
a los dos militares, que pasaron un
tiempo encarcelados. El prestigio de
Mosconi, que había sido presidente del
Círculo Militar, tanto en los ambientes
civiles como militares, causaba terror
en el gobierno dictatorial de Uriburu
y por eso la exageración en la reacción
ante un mensaje tan inocente.
El último servicio militar del general
Mosconi fue como Director de Tiro
del Ejército en 1932, lo que claramente
constituye una forma poco sutil de quitarlo
del medio por parte del presidente
Agustín P. Justo, su colega adversario.
Mosconi sufre una hemiplejia que
lo inmoviliza en 1933, por lo que es retirado
del servicio activo como general
de división. Sufre el hecho de ser ignorado
por su sucesor en YPF, el ingeniero
Ricardo Silveyra, que lleva a cabo
una tarea en la línea de Mosconi y ubica
a la empresa petrolera como la líder
del país. En esos años de la década
de 1930 escribe y publica su testamento
ideológico como libro: “El Petróleo
Argentino – 1922/1930”. En esos años
de olvido la Academia de Ciencias de
Río de Janeiro le otorgó la “Medalla de
Oro” al mérito.
Enrique Mosconi muere el 4 de
junio de 1940, en su casa de la calle
Aráoz 2592, que compartía con sus
hermanas en Buenos Aires, en el barrio
de clase media de Palermo. Su
cuenta bancaria en el Banco de la Provincia
de Buenos Aires tenía un saldo
de $ 9,90.- y aún debía cuotas del préstamo
del Banco Hipotecario Nacional
con el que había comprado el inmueble
en que vivía. Fue sepultado en el
cementerio porteño de la Recoleta, y
se construyó un mausoleo en su honor,
costeado por YPF.
HOMENAJES
Hay que decir que la Argentina
ha estado a la altura del personaje y
los homenajes en su honor se cuentan
por centenares. Tres ciudades llevan su
nombre, en Chubut, Formosa y Salta.
Dos aeropuertos vinculados a la actividad
petrolera también, en Tartagal y en
Comodoro Rivadavia. El correo argentino
ha emitido estampillas con su rostro.
Calles, avenidas, puentes, plazas,
escuelas y monumentos se encuentran
en todos los rincones del país, e incluso
un centro de estudiantes universitario
se llama “Enrique Mosconi” y se ha
fundado un instituto especializado en
temas energéticos llamado igual.
Pero sin duda el mayor reconocimiento
es que la tradición empresaria
de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales
argentinos se difundió por todo el
continente, con la creación de Ypfb en
Bolivia en 1936, Ancap en Uruguay en
1931, CNP (luego Petrobras en Brasil)
y Pemex en México, ambas en 1938. De
hecho en el edificio central de Petrobras
hay un busto que lo reconoce como
pionero de la política petrolera regional.
La privatización de la petrolera
argentina en la década del 90 convirtió
a los Yacimientos Petrolíferos Fiscales
en la sigla YPF, que es solo una marca.
Su estatización en 2012 no estuvo
exenta de polémicas, pero no significó
la recuperación del nombre original.
YPF es una marca cuyas letras solo son
la memoria de una sigla perdida.
La herencia para todos los argentinos
de Enrique Mosconi es la tarea
ejercida con profesionalismo, austeridad
y honestidad, virtudes que de ser
puestas en práctica por todos los ciudadanos,
sin duda, nuestro país hoy sería.








