Esperanza y alegría ¡Cristo vive! Esperanza y alegría ¡Cristo vive!
“Vive Cristo, esperanza nuestra,
y él es la más hermosa juventud
de este mundo. Todo lo que
él toca se vuelve joven, se hace
nuevo, se llena de vida. Entonces,
las primeras palabras que quiero
dirigir a cada uno de los jóvenes
cristianos son: ¡él vive y te quiere
vivo! él está en ti, él está contigo
y nunca se va. Por más que te
alejes, allí está el resucitado, llamándote
y esperándote para volver
a empezar. Cuando te sientas
avejentado por la tristeza, los
rencores, los miedos, las dudas
o los fracasos, él estará allí para
devolverte la fuerza y la esperanza”.
Francisco, Cristo vive n 1-2.
¡Qué hermoso es escuchar este
mensaje kerigmático tan sencillo,
profundo y real! Dicho por el
Papa a los jóvenes en su Exhortación
Apostólica Postsinodal Cristo
Vive, pero que nos llega y nos toca
en lo más profundo de nuestro ser
de creyentes y bautizados. ¡Cristo
Vive: la causa del amor, de la verdad,
la justicia, la reconciliación y
la paz, ha triunfado!
El sepulcro vacío y las apariciones
del Resucitado –marcado
por las heridas de la Pasiónson
las pruebas de nuestra fe y
de nuestra adhesión al Redentor.
Esta hermosa explosión de
Vida Nueva ilumina a un mundo
que se debate entre tantos males
y muertes. Esta Buena Noticia
quiere llegar a todos, de modo
especial a los más afligidos por
situaciones de desesperanza, de
tristeza, miseria y sufrimiento.
Más aún, este triunfo de la Vida
sobre la Muerte nos convoca
a ser constructores y hacedores
de condiciones de vida más digna,
más humana y fraterna: vivir
la Pascua en la vida cotidiana.
“Cuando obramos como administradores
y no como dueños
de vida propia y/o ajena… cuando
respetamos la vida y la hacemos
crecer de acuerdo con lo
que Dios nos pide…. cuando somos
solidarios, amigos, hermanos,
servidores unos de otros…
cuando habiendo recibido en nosotros
la fe, la cuidamos y hacemos
crecer en nosotros, en la familia
y en la comunidad orando,
escuchando la Palabra, participando
de la Eucaristía, compartiendo
el pan de Vida… cuando
somos pobres de espíritu, limpios
de corazón, misericordiosos,
pacificados y constructores
de la paz, con hambre y sed de
justicia, perseguidos por la causa
del bien y la verdad… cuando somos
sal de la tierra y luz del mundo
consecuentes con la Fe que
recibimos en nuestro Bautismo…
cuando somos hijos responsables
de la Madre Iglesia y ayudamos
a los hermanos que creen y
viven de la misma manera…cuando
convertimos nuestros hogares
en “pequeñas Iglesias domesticas…”.
Son algunas enseñanzas
del próximo beato Monseñor Angelelli
en su última Pascua.
En esta Pascua “contempla a
Jesús feliz, desbordante de gozo.
Alégrate con tu Amigo que triunfó.
Mataron al santo, al justo, al
inocente, pero él venció.
El mal
no tiene la última palabra. En tu
vida el mal tampoco tendrá la última
palabra, porque tu Amigo que
te ama quiere triunfar en ti. Tu
salvador vive”, Francisco, Cristo
vive n. 126. Aferrados a él viviremos
y atravesaremos todas las
formas de muerte y de violencia
que acechan en el camino.
“San Pablo dice que él quiere
estar unido a Cristo para “conocer
el poder de su resurrección”
(Flp. 3,10).
Es el poder que se
manifestará una y otra vez también
en tu existencia, porque él
vino para darte vida, “y vida en
abundancia” (Jn 10,10)…
Si alcanzas a valorar con el
corazón la belleza de este anuncio
y te dejas encontrar por el Señor;
si te dejas amar y salvar por
él; si entras en amistad con él y
empiezas a conversar con Cristo
vivo sobre las cosas concretas
de tu vida, esa será la gran experiencia,
esa será la experiencia
fundamental que sostendrá tu vida
cristiana”…n. 128,129.
Querido Pueblo: Pascua es la
respuesta de la Fidelidad de Dios
a la entrega de su Hijo.
Es triunfo
del Amor sobre las garras del
odio, del egoísmo, de la mentira!
La potencia de la Resurrección
de Jesús, abre las puertas a un
mañana distinto, a un mundo diferente.
Es sueño, utopía que se
hace realidad cuando nos dejamos
traspasar por la gracia que
brota del Señor Resucitado.
Dejemos
que esa Luz llegue a nuestras
vidas, porque donde parece
que todo está concluido, renace
la Esperanza.
Pascua es lucha cotidiana por
la verdad, por reconocernos y
cuidarnos como hermanos, sintiendo
compasión activa en la
construcción de la paz, que es
fruto del Espíritu del Resucitado
en nuestra vida.
Pascua es Esperanza de un
mundo distinto y posible, un mundo
más humano, solidario, fraterno,
igualitario, reconciliado. Sabemos
que la marcha es dura:
pero como en Emaús, Jesús Resucitado
nos acompaña silenciosamente
en el camino de la Vida.
Reconocerlo en la Palabra, en el
encuentro de comunidad-familia,
sentir en el corazón que vale
la pena seguir a Jesús, nos llena
de fuerzas para no bajar los brazos….
Como María la mujer fiel y llena
de Esperanza, caminemos juntos
para servir a los hermanos.
¡Feliz Pascua de Resurrección!