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EL LIBERAL . Santiago

El obispo Corral celebró la Misa Crismal en la Catedral de Añatuya

19/09/2020 01:02 Santiago
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El obispo Corral celebró la Misa Crismal en la Catedral de Añatuya El obispo Corral celebró la Misa Crismal en la Catedral de Añatuya

El obispo de la Diócesis de Añatuya, monseñor José Luis Corral, celebró la Misa Crismal en la Catedral de Añatuya. Por motivo de la pandemia de Covid-19, esta festividad se había pospuesto desde Semana Santa.

Siguiendo los protocolos de sanidad, la Misa Crismal se realizó sin la presencia de fieles, aunque los devotos pudieron seguir la transmisión por las redes sociales. Participaron sacerdotes delegados de las zonas pastorales y los demás estuvieron en comunión, siguiendo la transmisión junto a sus comunidades parroquiales.

En la oportunidad, el clero diocesano renovó sus promesas sacerdotales y fueron bendecidos los óleos y consagrado el Santo Crisma.

En ese ámbito, el obispo Corral brindó su homilía, lo que consideró “una gracia presidir por primera vez esta liturgia, donde el obispo concelebra con su presbiterio para consagrar el Santo Crisma y bendecir el óleo de los catecúmenos y de los enfermos”.

“Esta misa es la manifestación de la comunión en el único y mismo sacerdocio y ministerio de Cristo; así reunidos alrededor de este altar expresamos que el obispo camina junto con sus presbíteros como testigos del Señor, todos discípulos misioneros de Jesucristo. La Misa Crismal nos reúne para renovar nuestras promesas sacerdotales delante de nuestro pueblo que hoy lo haremos a distancia, pero sintiéndonos un solo corazón”.

“Ahora celebramos esta misa varios meses después de la Semana Santa, lo hacemos en medio de una realidad muy dolorosa marcada por la pandemia y sumidos en una crisis de salud que se agrava por las medidas que se toman y que traen consecuencias en el plano económico, social, emocional, etc”.

“Como cada año, estamos invitados los sacerdotes a hacer memoria de la institución del sacerdocio y del día feliz de nuestra propia ordenación sacerdotal, cuando fuimos ungidos con el óleo de la alegría para ser constituidos pastores para el santo pueblo fiel de Dios. Unción que penetra en lo íntimo de nuestro corazón, lo configura al del Buen Pastor y lo fortalece sacramentalmente para una misión precisa y preciosa”, dijo.

Luego de destacar el servicio del sacerdote hacia la comunidad, el obispo expresó: “Que el Señor los conforte en medio de todas sus fatigas, que crezcan en la fraternidad y amistad en el presbiterio y con su obispo, que nos podamos sostener y cuidar mutuamente, que fomentemos la comunión más allá de las visiones e intereses particulares. Que encuentren en sus comunidades hospitalidad y reciprocidad para caminar juntos en sinodalidad, crecer en la corresponsabilidad misionera y generar servicio transformador de la sociedad”.

“También quiero dar gracias por todo el resto del pueblo santo de Dios: laicos, religiosas, consagrados, por su oración, compañía y apoyo. Sin la oración de ustedes, el obispo y los sacerdotes perecemos. Sigan pidiendo por nuestra fidelidad, alegres en la esperanza y diligentes en el amor”.

Hoy, agradecidos potenciamos la gracia que nos habita y reavivamos este don para seguir acompañando a nuestro pueblo en las circunstancias a las que está forzado vivir por esta pandemia; nuestro pueblo más sencillo suma a sus cotidianas preocupaciones y necesidades este nuevo flagelo, donde sufre no sólo materialmente, sino también espiritualmente”.

“Pedimos al Señor que se disipe la oscura nube de la pandemia, que vuelva la calma y que nos reiniciemos con la esperanza puesta en el Señor, abiertos a sus novedades e inspiraciones, entregados y renovando nuestro ¡Aquí estoy! y ¡Sí, quiero! como lo pronunciamos el día de nuestra ordenación sacerdotal”, finalizó monseñor Corral.l

 


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