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Pablo Teodoro Fels: el castigado con un ascenso (2° parte)

09/01/2021 23:03 Santiago
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Pablo Teodoro Fels: el castigado con un ascenso (2° parte) Pablo Teodoro Fels: el castigado con un ascenso (2° parte)

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Por Eduardo Lazzari

HISTORIADOR

E l crecimiento precoz de la aeronáutica argentina fue la demostración del grado de desarrollo tecnológico que alcanzó el país a principios del siglo XIX. La obtención de récords mundiales por parte de los primeros aviadores, la creación de instituciones pioneras a nivel mundial, la construcción de aeródromos y la formación de escuadrillas civiles y militares, hicieron posible que la Argentina organizara las primeras empresas aéreas civiles del continente sudamericano y tuviera la primera fábrica de aviones fuera de Europa y los Estados Unidos.

Para los protagonistas el desafío era seguir su vida una vez que alcanzaban las cumbres del mérito aeronáutico. Para muchos el sacrificio fue la vida, como en el caso de Jorge Newbery, Benjamín Matienzo o Carola Lorenzini. Para otros, graves accidentes los marcaron para siempre, como Eduardo Olivero. Pero para hombres y mujeres como Pablo Teodoro Fels o Amalia Figueredo de Pietra el reto fue tener vidas normales luego de los grandes méritos.

Hoy recorreremos la segunda etapa de larga vida de Fels posterior a sus 21 aÑos y sus grandes logros: la mayor altura alcanzada por el hombre en un avión en la Argentina y el más largo vuelo sobre aguas abiertas de la historia universal, ambos hasta entonces y logrados en 1912.

TRIBUTOS POR SUS LOGROS

El fin de aÑo de 1912 lo encuentra a Pablo Teodoro Fels, para todos Teodoro, en la cumbre de la popularidad y sigue recibiendo homenajes, como la estatua que le obsequia la Policía de la Capital tallada por la reconocida escultora Margarita Bonnet, que poco tiempo antes había protagonizado una polémica por su obra del mausoleo de Adolfo Alsina. Para Fels fue un cambio enorme en su vida social, ya que era detenido y aplaudido por las calles, ovacionado al entrar en cualquier local comercial y era objeto de eventos de tributo a sus logros todos los días.

Cuando el 13 de enero de 1913 se inaugura la Rambla de Mar del Plata, el Club Social de la “Perla del Atlántico” pidió al Aeroclub Argentino la organización de un raid aéreo para celebrar el acontecimiento. Participó una escuadrilla de cuatro aviones piloteados por Heinrich Lübbe con Alberto Mascías, Pablo Castaibert, Manuel Origone y Fels. Ese día se convertiría en una jornada de luto, ya que a la altura de Domselaar, unos sesenta kilómetros al sur de la capital, Origone se precipitó a tierra debido a unos vientos terribles y perdió la vida, siendo el primer mártir de la aviación militar argentina. Los demás pilotos tuvieron mejor suerte y pudieron aterrizar en distintos lugares, pero no llegaron a contemplar el mar desde el aire.

Desde sus tiempos juveniles, Fels fue reconocido como un gran piloto y sobre todo supo ganarse el afecto de sus colegas mayores. Va como ejemplo esta carta que le enviara el as francés Roland Garrós durante 1918: “Mi querido Fels: Yo estoy muy reconocido por vuestro buen recuerdo que agradezco cordialmente. Después de algunas semanas de reposo, yo reanudaré mi entrenamiento y espero estar de vuelta en el frente el mes próximo. ¿Cuándo nos veremos nosotros? Sería para mí un gran placer por cuanto yo guardo de la Argentina y de usted personalmente buen agradable recuerdo. Creed, mi querido Fels, en mi viva simpatía”.

SU GENIO AL SERVICIO DE LA AVIACIóN

Teodoro Fels no tuvo entusiasmo por los vuelos aerostáticos, registrándose sólo dos incursiones aéreas. El 25 de mayo de 1913, en el globo “Eduardo Newbery” llegó a Villa Numancia, en las cercanías de San Vicente. Vale recordar que estos vuelos dependían de la orientación del viento y obligaban a los aeronautas a encontrar desde el aire terrenos despejados para aterrizar sin riesgo y protegiendo el ingenio mecánico. Al finalizar esa jornada recibió la licencia como conscripto, a la vez que fue ascendido a Cabo 1°.

Siguió dedicado a la aviación y a fines de ese aÑo adquirió un Morane Saulnier de 80 caballos de fuerza, con el cual inició en enero de 1914 su primera gira como piloto civil por Córdoba, San Luis y Mendoza. Allí será testigo de la tragedia de Jorge Newbery. Fels le presta el avión al “padre de la Patria en el aire” y el 1° de marzo a su bordo, Newbery se estrella contra la tierra y pierde la vida en Los Tamarindos. Fels regresa a Buenos Aires y lo ocurrido no detiene su impulso y en San Fernando, donde hoy se encuentra el aeropuerto internacional, comienzan las actividades de la academia de aviación “Paillette – Fels”, fruto de su asociación con su instructor de vuelo. Es abril de 1914 y será fundamental esta institución para hacer popular el deseo de volar.

El 2 de septiembre de 1917 Fels se convierte en el primer estafetero aéreo internacional del Correo Argentino, con el vuelo a Montevideo portando sacas postales que llevaban 90 cartas de primera categoría hacia el Uruguay y regresando por la tarde, preocupado por haberse demorado respecto del horario previsto debido al clima. Para entonces don Teodoro, como lo llamaban a pesar de sus 25 aÑos, era toda una celebridad y sus vuelos eran registrados por el periodismo en forma permanente. 

SU FAMILIA Y SUS TRABAJOS EN TIERRA

 

En 1918 se casa con María del Carmen Márquez, con quien tendrá dos hijos: Teodoro Enrique y Matilde Marta. En 1922 le fue otorgado el grado de aviador militar luego de su vuelo a Río de Janeiro, en ocasión del Centenario de la Independencia Argentina, en su avión bautizado “Mitre”, en recuerdo del primer presidente constitucional del país unificado. Pero la vida azarosa del hombre del aire se topa con la realidad cotidiana y tiene que optar por un trabajo estable y en 1924 es nombrado inspector de relojes taxímetros en Rosario, revistando como empleado municipal. Sin embargo, en 1926 pasa a formar parte de la recién creada Guardia Nacional de Aviación como oficial de reserva.

Al radicarse en Buenos Aires, se suma a la función pública como Jefe del Departamento de Tránsito Aéreo de la Dirección Nacional de Aviación Civil el 29 de julio de 1936, cumpliendo una larga y prolífica tarea, participando en diversas conferencias internacionales a lo largo de dos décadas, sobre todo por la integración que el espectro aeronáutico argentino tuvo a las estructuras universales creadas luego de la Segunda Guerra Mundial. En este tiempo se adoptaron los códigos alfanuméricos para la identificación de los aviones argentinos que rige hasta hoy.

Para don Teodoro era además disfrutar del placer de viajar en aviones comerciales y participar de la incorporación de los aviones a reacción a la actividad civil. Su gestión fue fundamental para consolidar el desarrollo de la aeronáutica comercial y a él se debe el impulso para la construcción de aeródromos en todo el país, que alcanzaron a centenares hacia 1950. Varias empresas mixtas se crearon en esos aÑos, con capital estatal y privado, como Alfa (Aviación del Litoral Fluvial Argentino), Fama (Flota áerea Mercante Argentina) y Zonda (Zona Oeste y Norte de Aerolíneas Argentinas). En 1949 el presidente Juan Perón le otorga una pensión de mil pesos mensuales en reconocimiento a su condición de pionero de la aviación argentina, que es prorrogada diez aÑos después.

 

úLTIMOS AÑOS Y HOMENAJES

 

Enviuda en 1949 luego de 30 aÑos de matrimonio, manteniendo siempre una muy cordial relación con sus dos hijos. En un caso extraÑo para nuestro historial de olvidos de los grandes argentinos, el “Cóndor del Plata” fue homenajeado en vida de muchas maneras y reconocida su trayectoria como corresponde. El 23 de mayo ha sido instituido como el día del soldado aeronáutico por la Fuerza Aérea Argentina desde 1960, cuando tenía 69 aÑos. Al cumplirse 50 aÑos de su hazaÑa sobre las aguas del Río de la Plata, don Teodoro fue objeto de homenajes en ambas orillas.

La Fuerza Aérea de Uruguay, por intermedio del Ministerio de Defensa, en 1957 le otorgó el diploma de Aviador Uruguayo Honoris Causa y la insignia de la aviación militar, condecoración que le fue entregada por el presidente del país hermano. En 1964 la Armada Argentina le otorga el brevet de piloto aeronaval. En 1968 es declarado Precursor de la Aviación Uruguaya. Fels participó hasta sus últimos días de todos los actos patrióticos donde los aviadores reservistas desfilan. Allí se lo veía siempre acompaÑando a Amalia Figueredo de Pietra, la primera piloto argentina y sudamericana y a Eduardo Olivero, el as italiano de la primera guerra mundial nacido en Tandil.

Fels fallece el 22 de julio de 1969 a los 78 aÑos en la localidad de Vicente López y es sepultado en el cementerio de Olivos. El 21 de enero de 1970 es declarado por ley nacional Precursor de la Aeronáutica Argentina. Con el paso del tiempo, el nombre de Fels se incorporó a calles, plazas, alguna biblioteca y gran parte de sus objetos personales y aeronáuticos se incorporaron a museos en todo el país, destacándose el Museo Nacional de Aeronáutica, ubicado hoy en la base aérea de Morón, donde además se conmemoran cada uno de sus vuelos. Es nuestra esperanza que este recuerdo escrito sirva para traer al presente a los héroes y a las epopeyas que contribuyeron a hacer de la Argentina uno de los grandes países de la tierra y una tierra donde los sueÑos le hacen realidad cuando los ciudadanos se proponen hacer lo que hay que hacer, siguiendo el ejemplo de los padres fundadores de Mayo de 1810 y de Junio de 1816. l


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