LA INVASIÓN BRITÁNICA DE 1806 y 1807 El hombre fiel del que todos desconfiaron: Liniers (2ª parte) LA INVASIÓN BRITÁNICA DE 1806 y 1807 El hombre fiel del que todos desconfiaron: Liniers (2ª parte)
La epopeya porteña de 1806 y 1807 fue significativa en el armado simbólico que originó los episodios que conmoverían el imperio español de América sólo dos años después. Para todos los españoles, criollos y peninsulares, que adherían a las ideas liberales desde los tiempos de la Revolución Francesa, la gesta heroica que significó la peor derrota militar de Gran Bretaña en la primera mitad del siglo XIX, fue una fuente de inspiración que puso de manifiesto el poder de la voluntad por encima del poder de las armas.
Tan categórica fue esa caída para Gran Bretaña, que aún permanecen seis banderas rendidas custodiadas en dos templos dominicos: el de Buenos Aires y el de Córdoba; y también el bastón mayor de la banda de música del Regimiento 71 de Coraceros Escoceses, en el Museo Histórico de Luján.Hay que destacar algunos hechos notables: hasta hoy, el 71 desfila sin música ni bandera por sus pérdidas porteñas, y cuando se produjo la guerra de las Malvinas en 1982, la primera unidad en desembarcar en nuestra tierra irredenta fue esa histórica guarnición venida desde el norte de Gran Bretaña. Impresiona visitar la Abadía londinense de Westminster, que se puede considerar la iglesia nacional británica, donde se encuentran dos cuadros vacíos colgados de las centenarias paredes que esperan la recuperación de aquellas banderas que están en la Argentina.
Sin duda, desde la perspectiva de nuestra historia, el personaje fundamental de 1806 y 1807 es Santiago de Liniers, hombre que, por su lealtad infinita a España, pasó a formar parte del enemigo una vez que se desató el reguero de la Independencia el 25 de mayo de 1810. He aquí una resumida biografía del héroe español nacido en Francia que dejó su vida por su ideal en tierras que se convirtieron en la Argentina.
Su infancia y el inicio de su hispanidad
Jacques Antoine Marie de Liniers y Bremond nació en la ciudad de Niort, a unas cien leguas de París el 25 de julio de 1753, en los tiempos que gobernaba Francia el Borbón Luis XV y más allá de los montes Pirineos el Borbón español Fernando VI. El hogar de los Liniers era noble y el primogénito Jacques Louis Henriiba a heredar el título de conde. SantiagoAntonio ingresa en la Escuela Militar de la Orden de Malta, que servía a las dos naciones católicas arriba mencionadas. En 1768 es ordenado caballero de Malta y llega a teniente de caballería, aunque pide la baja del ejército francés en 1774. Pasa a servir a España, en virtud del “Pacto de Familia” que unió los destinos de ambos Borbones.
En Cádiz se incorpora a la Armada y en 1776, año de la creación del virreinato del Río de la Plata, es destinado a patrullar el mar Mediterráneo como alférez de fragata. Lo trasladan a la flota que al mando de Pedro de Cevallos zarpó rumbo al Río de la Plata, para enfrentar a los portugueses que habían invadido la Banda Oriental.Participa de la toma de la isla de Santa Catalina y de la recuperación de Colonia del Sacramento. Vuelve al viejo continente, combate contra los ingleses en el cabo de Santa María y su nave reconquista la isla de Menorca. En cada acción militar, se destaca y es ascendido hasta llegar a ser capitán de fragata en 1782. En febrero de 1783 se casa en Málaga con Juana Membielle, con quien Liniers tendrá dos hijos: Luis y Antonia.
En busca de su destino en el Río de la Plata
Era un hombre interesado en las ciencias, por lo que acompaña una expedición cartográfica por las costas españolas entre 1785 y el 88. Decide viajar a América para buscar oportunidades en su carrera militar y llega a Montevideo, para hacerse cargo del apostadero naval del Río de la Plata. En 1790 una tragedia se desata sobre su familia, ya que mueren su esposa y su hija. Se muda a Buenos Aires y al año siguiente se casa con Martina de Sarratea, hermana de Manuel, miembro del Primer Triunvirato y primer gobernador de Buenos Aires. El matrimonio tendrá ocho hijos. Llega a capitán de navío mientras monta una fábrica de sopa sólida en sociedad con su hermano. Como curiosidad, se conserva la ruina de una pared de dicho establecimiento sobre la calle Virrey Liniers enBuenos Aires.
En 1802 el virrey del Río de la Plata, Joaquín del Pino, lo nombra gobernador interino de las Misiones. Fue intempestivamente reemplazado y el viaje de regreso a la capital se convierte en un martirio para el francés: en 1805 su esposa y una de sus hijas mueren al llegar al puerto de las Conchas, hoy Tigre, en el delta del río Paraná. La amenaza de un ataque inglés hace que el virrey Rafael de Sobremonte le ordene a Liniers armar una flotilla para defender la ciudad y lo nombra a cargo de la guarnición de la Ensenada de Barragán, diez leguas al sur de Buenos Aires, donde se tirotea el 26 de junio de 1806 con los británicos al mando del comodoro Home Popham, en ostentosa inferioridad de condiciones.
La Reconquista de Buenos Aires. El Virrey. La Defensa
Luego de un paso furtivo por la ciudad, Liniers navega hasta Montevideo, dando comienzo a los tres años más trascendentes de su vida pública. Logra reclutar 1.300 hombres con el concurso del gobernador Pascual Ruiz Huidobro, y contando con “el auspicio de la Santísima Virgen del Rosario”, según él mismo proclama, puede cruzar en medio de una densa neblina hasta el Puerto de las Conchas sin que los invasores adviertan la maniobra el 4 de agosto de 1806. Desde allí inicia el avance contra los invasores, al que se suman cientos de milicianos y que culmina con la rendición del gobernador británico William Beresford el 12 de agosto, día recordado por la historia como la Reconquista de Buenos Aires.
Asume el mando militar de la gobernación y del virreinato, a lo que se suma que en enero de 1807 un cabildo abierto lo nombra virrey provisional. Desde Madrid llega su ascenso a brigadier naval, mientras Liniers prepara la defensa de la capital ante una nueva invasión británica, ahora al mando del general John Whitelockecon 8.000 soldados, el triple que en la ocasión anterior. En la más sangrienta batalla librada hasta entonces en Buenos Aires, con 2.000 muertos entre ambos bandos, Liniers logra mantener el control de la ciudad y el 5 de julio de 1807 los británicos se rinden, abandonando el Plata para siempre.
Liniers debe enfrentar intrigas por su condición de francés a pesar de ser confirmado como virrey desde España, ya entonces invadida por las tropas de Bonaparte.En medio de las tensiones políticas, el viudo virrey inició un fogoso romance con María Ana de Perichon, esposa de Thomas O’Gorman, quien la había abandonado. El escándalo fue enorme ya que hay crónicas que indican que “el carruaje del Virrey amanecía en la puerta del caserón de los O’Gorman, señal que había pernoctado allí”. Esta mujer se convertiría con el tiempo en la abuela de Camila, la dama porteña que iba a protagonizar una tragedia romántica cuatro décadas después por su romance con el cura Uladislao Gutiérrez.
La visita a Buenos Aires del marqués de Sassenayen busca del reconocimiento de José I generó sospechas enormes, a pesar de la negativa de Liniers a aceptar al hermano de Napoléon como rey de España, y provocó que Montevideo nombrase una junta que se declaró autónoma de Buenos Aires el 20 de septiembre de 1808 a instancias de Javier de Elío, adversario político de Liniers.Comenzaba a crujir la estructura imperial. Al mismo tiempo, la Junta Central de Sevilla, que intentó reemplazar al apresado rey Fernando VII, lo asciende a mariscal de campo, grado equivalente a comandante de escuadra, a la vez que lo nombró conde de Buenos Aires, el único título nobiliario que tuvo el Plata en su historia.
Reprimió el levantamiento de Martín de álzaga del 1 de enero de 1809, gracias al apoyo del jefe de milicias Cornelio de Saavedra, y fue relevado como virrey el 30 de junio. Le fue otorgada una gran pensión que le permitió comprar el casco de la antigua estancia jesuítica de Alta Gracia, retirándose allí con su familia, y sería el lugar en que lo sorprenderían los acontecimientos de 1810. En prueba de su lealtad a España, el antiguo héroe de la Reconquista escribe: “La conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la situación que se halla debido al atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo”.
Su fidelidad y su martirio por España
Liniers se pone a disposición del gobernador de Córdoba del Tucumán, Juan Gutiérrez de la Concha, quien organiza una expedición contrarrevolucionaria que es interceptada por el novel Ejército del Norte en los alrededores de Cruz Alta. El héroe de la Reconquista es fusilado por orden de la Junta Gubernativa del Río de la Plata, cerca de la posta de Cabeza de Tigre en el monte de Papagayos el 26 de agosto de 1810.
España le reconocerá ampliamente sus servicios cuando la Confederación Argentina y el reino de España intercambian embajadores en 1859, ya que la primera tarea del enviado hispano fue la repatriación de los restos del “Mariscal de Campo Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires y Virrey del Río de la Plata”para su sepultura en el Panteón Real de los Marinos Ilustres de España en la Escuela Naval de San Fernando, Cádiz. El patrimonio argentino conserva su casa en Buenos Aires, su estancia en Alta Gracia yel sitio de su fusilamiento. Una película llamada “Cabeza de Tigre”, con Héctor Alterio en el papel de Santiago de Liniers, es un gran fresco histórico filmado en 2001.
Si Dios quiere, el próximo domingo en EL LIBERAL, cruzaremos de bando para conocer a los dos máximos jefes invasores: William Beresford y John Whitelocke. l








