Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

Santiago De Liniers: el prócer maldito (3a parte)

20/08/2022 23:36 Santiago
Escuchar:

Santiago De Liniers: el prócer maldito (3a parte) Santiago De Liniers: el prócer maldito (3a parte)

La figura de Santiago de Liniers es apasionante.

El relato histórico argentino muchas veces ha

pecado de nacionalismo mal entendido y patrioterismo

innecesario. La historia nunca está desprovista

de malentendidos ni confusiones.

Pero

Liniers es prístino y claro siempre, aunque el

devenir de los acontecimientos lo dejó del lado de

los derrotados al final de su vida, que brindó por

sus ideales.

Por eso, desbrozando de sombras

inmerecidas, seguiremos hoy con la vida del héroe

máximo del Río de la Plata entre 1806 y 1810,

cuando es fusilado por su Patria, que había dejado

de ser la nuestra.

La defensa de Buenos Aires

El 22 de septiembre de 1806 el gobierno británico

decide la conquista de Montevideo y Buenos

Aires. Para ello alista una flota que transportaría

un importante contingente militar para cumplir

esa orden. El 16 de enero de 1807 desembarcan

en Montevideo tropas de la flota británica al

mando del brigadier Samuel Auchmuty. A mediados

de año llega el teniente general John Whitelockepara

encabezar la campaña, con mando sobre

casi diez mil hombres.

El 28 de junio desembarcó

ese formidable ejército en la Ensenada y

Whitelocke durmió en la estancia de Santa Coloma

en Quilmes, lugar aún existente y descuidado.

El 5 de julio la defensa de la ciudad recaía

en la autoridad de Santiago de Liniers, quien con

una reducida guarnición militar y miles de milicianos

improvisados tuvo que enfrentar el avance de

unos 9.000 hombres en doce columnas sobre el

centro de Buenos Aires.

Vale el testimonio del teniente

coronel Dennis Pack sobre los eventos de

ese día glorioso para los porteños: “Antes de que

me hubiese escasamente aproximado a la iglesia

de San Francisco, ya había perdido bajo el fuego

de un enemigo invisible, y ciertamente inatacable

para nosotros, los oficiales y la casi totalidad

de los hombres que componían la fracción de

vanguardia, formada por voluntarios de distintas

compañías, los oficiales y casi la mitad de la compañía

siguiente, y así en proporción en las otras

compañías que componían mi columna...”.

Al final de la jornada las bajas británicas ascendían

a 2.000, contando muertos, heridos y

prisioneros. Recién el 7 de julio Whitelocke capituló

y puede afirmarse que esta derrota fue la

más grave de Gran Bretaña en el siglo XIX, teniendo

en cuenta el porcentaje de bajas, a tal punto

que en la Abadía de Westminster en Londres, hay

un cuadro vacío en sus paredes que espera la recuperación

de las banderas rendidas en Buenos

Aires, hoy en las iglesias porteña y cordobesa de

Santo Domingo, donde las depositó Liniers, el héroe

de la jornada.

Sólo por la firme autoridad moral

y militar del francés pudo Buenos Aires soportar

semejante ataque y responder tan organizadamente.

El Virreinato de un francés leal

Terminada la defensa de Buenos Aires, Liniers

asumió plenamente el poder político, que le

fue confirmado a principios de 1808. Pero la entrevista

que tuvo con un enviado de Napoléon Bonaparte,

el marqués de Sassenay, al tiempo que el

emperador galo ordenaba la invasión de España,

fue un grave error político. El gobernador de MontevideoJavier

de Elío se rebeló y formó una Junta

de Gobierno el 20 de septiembre pidiendo el relevo

del virrey. A principios de 1809Liniers fue ascendido

a Mariscal de Campo.

El 11 de febrero de 1809 es firmada la Real

Cédula que crea el título de Conde de Buenos

Aires, el único detentado en el Río de la Plata por

persona alguna y por derecho propio, como reconocimiento

al éxito militar frente a las dos invasiones

británicas. El documento oficial de la Junta

que en España había asumido el gobierno dice así:

“Deseando la Junta Suprema Gubernativa del Reino

premiar debidamente los sobresalientes méritos

que ha contraído el mariscal de campo don

Santiago Liniers, mientras ha estado en Buenos

Aires de Virrey y Capitán General, se ha servido

concederle, en nombre del Rey nuestro señor don

Fernando VII, la gracia de título de Castilla… para

sus hijos, herederos y sucesiones”.

Notificado el francés eligió el título y lo comunicó

de esta manera el 15 de mayo de 1809, pocos

días antes de ser reemplazado como virrey: “La

Junta Suprema… se ha dignado conferirme la gracia

de título de Castilla… y cien mil reales de vellón

de pensión anual… Y siendo esta la recompensa

mas lisonjera que yo podia esperar de un Gobierno

justo y paternal, no puede mi gratitud dejar de

comunicarlo á V. S., con la advertencia de que por

decreto de este día he tomado el título de Conde

de Buenos Aires, en tanto S. M. no se digne resolver

otra cosa”.

El Cabildo de Buenos Aires se opuso

al título. Ya habían cambiado los vientos y un

galo en la capital virreinal despertaba más desconfianza

que otra cosa.

El 30 de junio de 1809 la Junta Suprema

nombró al almirante Baltasar Hidalgo de Cisneros

como virrey efectivo del Río de la Plata.

Se eligió

un marino de grado superior a Liniers para evitar

cualquier resistencia que pudiera éste oponer,

hecho que sólo estaba en la imaginación de sus

enemigos. En julio llegó Cisneros a Buenos Aires y

Liniers entregó mansamente el poder, a pesar de

los pedidos de resistencia de algunos que en poco

tiempo se convertirían en revolucionarios.

Córdoba y la contrarrevolución:

C.L.A.M.O.R.

El nuevo virrey le ordenó viajar a Mendoza,

en espera del previsto retorno de Liniers a España.

Pero éste se trasladó con su familia a Córdoba,

y se instaló en Alta Gracia, donde compró

la Estancia Jesuítica de la Merced. Allí fue informado

que su título nobiliario fue cambiado por

Condado de la Lealtad. Manifestó su adhesión

a las autoridades de la intendencia de Córdoba

del Tucumán, por entonces al mando del brigadier

de la Armada Real Juan Gutiérrez de laConcha.

Estallada la revolución porteña del 25 de mayo

de 1810, Córdoba se negó a adherir a las nuevas

autoridades y Liniers fue uno de los más leales

a las autoridades constituidas. En una reunión

producida en la Docta, llega a decir que: “...

la conducta de los de Buenos Aires con la Madre

Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador

Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo

a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente

se salvaría, lo asesina en la cama para

heredarlo”. Se pone a disposición del gobernador

y se organiza una expedición de 1.500 soldados

contra Buenos Aires, pero que se va deshilachando

por las deserciones.

La llegada a Córdoba del Ejército Auxiliar del

Alto Perú, nuestro querido Ejército del Norte, al

mando del general Francisco Ortiz de Ocampo

provocó la huida hacia el norte de los jefes contrarrevolucionarios

que fueron capturados uno

a uno. Ya el 28 de julio de 1810se había decidido

su destino: “Los sagrados derechos del Rey y de

la Patria han armado el brazo de la justicia y esta

Junta ha fulminado sentencia contra los conspiradores

de Córdoba, acusados por la notoriedad

de sus delitos y condenados por el voto general

de todos los buenos. La Junta manda, que

sean arcabuceados… Liniers,… Gutiérrez de la

Concha, el obispo de Córdoba,… Rodríguez,…

Allende y el oficial Real… Moreno. En el momento

que todos o cada uno de ellos sean pillados,

sean cuales fuesen las circunstancias se ejecutará

esta resolución…”. Ocampo no cumple la

orden, es relevado y los prisioneros enviados

hacia Buenos Aires.

La tragedia y los homenajes postergados

Juan José Castelli viaja a Córdoba para cumplir

la sentencia a muerte. Lo hace en el monte de

Papagayos, cerca de la posta de Cabeza de Tigre,

en la jurisdicción de Cruz Alta. Los enemigos de la

Revolución utilizan como anagrama la letra inicial

de los ajusticiados: C por Concha, L por Liniers, A

por Allende, M por Moreno, O por Orellana y R por

Rodríguez, formando la palabra CLAMOR que fue

el grito contrario a los patriotas desde entonces.

Sólo se salvó el obispo Rodrigo de Orellana, ya

que “contra los realistas vaya y pase, pero contra

Dios es demasiado”. La prisión episcopal significó

la excomunión de todos los implicados políticos y

materiales, algo que se suele omitir.

Los fusilados fueron sepultados junto a la

iglesia de Cruz Alta. Sus familias enfrentaron increíbles

peripecias, pero Luis, el hijo mayor de Liniers,

conservará el título de conde. Cuando España

reconoce la independencia argentina durante

el gobierno del presidente Justo J. de Urquiza,

el cónsul español Joaquín Fillol tramita la repatriación

de los restos de Liniers.

Así fue que los restos

de los cinco mártires realistas fueron exhumados

y ubicados en una única urna de caoba, y

trasladados a la iglesia matriz del Rosario a principios

de 1861, para luego ser transportada la urna

a una bóveda del cementerio de Paraná, capital

de la Confederación, donde reposaron desde

el 17 de abril de ese año.

Ya en la presidencia de Bartolomé Mitre, los

restos de Liniers y sus compañeros fueron embarcados

en el bergantín español “Gravina”, que

fondeó en Cádiz el 20 de mayo de 1864. Fueron

sepultados en el Panteón de los Marinos Ilustres

de España, sito en la iglesia de la Academia Naval

de San Fernando, donde en 1867 se inauguró un

soberbio mausoleo.

Años después, comenzaron

los merecidos homenajes a Liniers. Calles, pueblos,

barrios, departamentos (como en Córdoba)

y escuelas comenzaron a ser bautizados con el

nombre del héroe de la Reconquista. La demora,

sin embargo, se mantuvo con los monumentos,

ya que recién a fines del siglo XX Buenos Aires le

dedicó uno, bastante avaro. En Niort, ciudad natal

del prócer, la comunidad argentina levantó una

estatua que no estuvo exenta de polémica, ya que

algunos nativos acusaron a Liniers de ser un mercenario

español. Sin embargo desde 1910 existe

esa conmemoración material.

Sin duda, Santiago de Liniers merece ser recordado

con entusiasmo y vale la frase que la Armada

Argentina puso en su tumba: “Los últimos

héroes de la Patria vieja fueron las primeras víctimas

de la Patria nueva”.

Lo que debes saber
Lo más leído hoy