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EL LIBERAL . Santiago

ÍTALO ARGENTINO LUDER: EL PRESIDENTE QUE DECIDIÓ NO SER (Parte II)

29/01/2023 03:25 Santiago
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La historia muchas veces relata los acontecimientos ignorando la importancia del carácter de los protagonistas. Las características de Napoleón Bonaparte siguen siendo motivo de discusiones fuertes en Francia, y en la América del Sur las polémicas sobre el choque de las personalidades de Simón Bolívar y José de San Martín han alimentado la historiografía a lo largo de casi dos siglos. Pero respecto de otros personajes se hace mucho hincapié en las acciones políticas, militares o sociales dejando de lado aspectos más íntimos cuyo conocimiento permite explicar más ampliamente los hechos históricos.

En el caso de ítalo Argentino Luder, su presencia en la cresta de la ola de un tiempo muy conflictivo de la Argentina ha sido analizada desde la perspectiva de las oportunidades que dejó pasar para ejercer el poder o sobre los eventos que no supo controlar, más que sobre las decisiones que tomó en momentos muy complicados de la vida política nacional. Sin embargo, y sin esquivar la discusión, nos atrevemos a decir que poner su carácter personal en el centro de los avatares históricos que lo tuvieron como protagonista permite ser más justo en la valoración del personaje.

Pocas veces ha llegado a la cumbre del poder y la ha merodeado un hombre medido, circunspecto, formal, reflexivo y sobre todo con una ética política de la que no se apartó en ninguna circunstancia. Nos es dado estar de acuerdo o no con sus decisiones, pero juzgarlas historiográficamente tomando en cuenta sus condiciones personales ayuda mucho a entender que no siempre el poder y su posesión es el norte de los dirigentes que dedicaron con ahínco y lealtad su vida a la política. Continuamos con la biografía política de Luder, el presidente que decidió no serlo.

Candidato Presidencial

Siempre desde un discreto segundo plano, se mantuvo activo durante los años del golpe militar de 1976 y hacia el fin de la dictadura fue uno de los dirigentes peronistas que participaron de la Multipartidaria, un acuerdo entre el justicialismo, el radicalismo, el Partido Intransigente, el Movimiento de Integración y Desarrollo y la democracia cristiana, que tuvo gran participación en las negociaciones que llevaron a la restauración democrática en 1983.

Desde la derrota de las tropas argentinas en la guerra de las Malvinas en 1982 se diferenciaron dos bandos en la política argentina: un sector liderado por el radicalismo que rechazaba cualquier tipo de compromiso con los militares en retirada, y otro grupo, encabezado por políticos y sindicalistas peronistas que negociaron la aceptación de la auto-amnistía que el último presidente militar Reynaldo Bignone dictó a cambio de una mayor representación legislativa, a partir de la decisión arbitraria de elegir al menos cinco diputados para cada provincia, sin tomar en cuenta la población, a costa de la representación de la provincia de Buenos Aires. Fue la denuncia que hizo el candidato de la UCR Raúl Alfonsín del “pacto militar-sindical” luego de que Luder aceptara como un hecho consumado irreversible la auto-amnistía que había dictado el último presidente de facto de la historia, Bignone.

El Congreso Nacional Justicialista eligió por primera vez desde la muerte de Perón a las autoridades partidarias, encabezadas por María Estela Martínez de Perón secundada por el sindicalista metalúrgico Lorenzo Miguel, proponiendo al mismo tiempo como candidato a la presidencia a ítalo Argentino Luder acompañado por el antiguo gobernador chaqueño DeolindoFelipe Bittel. En la campaña electoral rumbo a las elecciones nacionales del 30 de octubre de 1983 el justicialismo logró casi cuatro millones de afiliados, duplicando a los del radicalismo, lo que provocó que la estrategia de comunicación de Luder apuntara a consolidar el electorado propio, descuidando a los ciudadanos independientes. En el proselitismo del peronismo aparecieron slogans anticuados y sobre todo impactaron las declaraciones de Luder diciendo que nada de lo ocurrido durante la dictadura podía ser revisado judicialmente.

El 28 de octubre de 1983 se hizo un acto multitudinario en la avenida porteña 9 de Julio, a la que asistieron todos los candidatos a gobernador del país y el mesurado Luderfue testigo de dos hechos banales que tuvieron gran influencia en la voluntad popular: cuando Luder se dirigía al micrófono perdió un zapato que nunca recuperó, en medio de un desorden que no ayudó a la imagen de liderazgo del candidato, y durante el transcurso del evento el candidato a gobernador bonaerense Herminio Iglesias acercó una antorcha encendida a un ataúd pintado con la sigla “UCR”, episodio que quedó para la historia como la quema del cajón. Si bien estas escenas consolidaban las tendencias que ya mostraban algunas encuestas, hay que decir que el triunfo de Alfonsín era una quimera para los analistas políticos y en general se vivía ese tiempo como el camino hacia una nueva victoria peronista.

El 30 de octubre de 1983 se produjo la primera derrota del peronismo en elecciones libres sin ningún tipo de restricción al voto popular, logrando el PJ con la lista 2 el 40,1% de los votos frente al 52% de la lista 3 de la UCR que proclamo el triunfo de la fórmula radical Raúl Alfonsín-Víctor Martínez, quienes asumieron el 10 de diciembre de 1983, hace ya casi 40 años. Dentro del movimiento peronista, arreciaron los análisis de la derrota electoral y Luder fue elegido como el pato de la boda.Comenzaron a trascender episodios como las reuniones en las que el carácter de Luder no se apartó de lo que siempre fue y que hubieran terminado diferente de haber dado un golpe en la mesa, como aquella en la que el dirigente sindical Herminio Iglesias impuso casi con violencia su candidatura ante Antonio Cafiero, apoyado por sectores moderados del Partido Justicialista, decisión fundamental que comenzó a trazar el camino rumbo a la derrota del peronismo.

A pesar del cimbronazo que el fracaso electoral significó para el movimiento político fundado por Juan Perón cuarenta años antes, el peronismo logró la mayoría en el Senado nacional e impuso al gobernador en doce de las veinticuatro jurisdicciones provinciales. El reparto poco equitativo de diputados a favor de las provincias menos pobladas hizo que diez provincias que representaban menos del 10 % de la población eligieran una bancada cercana al 20% del total de diputados nacionales, beneficiándose jurisdicciones como La Rioja, Catamarca, La Pampa, Santa Cruz, Jujuy y otras. En Santiago del Estero volvió a gobernar Carlos Juárez por tercera vez y vale destacar que la representación provincial en el Congreso Nacional se ciñó estrictamente a la manda del artículo 45 de la Constitución de 1853.

últimos cargos públicos

Luder volvió al ruedo político como diputado nacional en 1987, luego de rechazar la posibilidad de presidir la Corte Suprema de Justicia que le ofreció el presidente Raúl Alfonsín, su vencedor en las elecciones de 1983. Lo hizo acompañando la candidatura de Antonio Cafiero a la gobernación de Buenos Aires, para lo cual debió desplazar de la cabeza de la lista de diputados bonaerenses a Eduardo Duhalde, hecho que tuvo una gran trascendencia política ya que significó la ruptura entre el gobernador electo y el hasta entonces intendente de Lomas de Zamora, quien decidió acompañar en la fórmula presidencial a Carlos Saúl Menem en las elecciones internas de julio de 1988, en las que el riojano venció sorpresivamente a Cafiero.

Luder renunció a su banca de diputado cuando elpresidente Menem le ofreció el ministerio de Defensa, cargo en el que permaneció seis meses entre 1989 y 1990. Como curiosidad la convocatoria de sus antiguos adversarios por parte de Menem a cargos políticos de relevancia fue bautizada como “operativo ambulancia”, recogiendo a los “heridos” que no lo habían acompañado en el tránsito electoral. El último servicio público de ítalo Argentino Luderfue como embajador en Francia desde 1990, habiendo presentado sus cartas credenciales al primer presidente socialista galo François Mitterrand, y fue el comienzo del retiro de la vida política de Luder. En febrero de 1992 organizó el primer viaje del presidente Menem a Francia.Regresó al país a sus 78 años.

Muerte y homenajes

Durante su jubilación política disfrutó de la compañía de su familia, a la que nunca expuso públicamente. De hecho no se conocen imágenes de su esposa, de sus dos hijos y de sus seis nietos en eventos políticos. Cuando Luder llegó a los ochenta años comenzó a padecer un deterioro cognitivo que quizá le haya evitado la tristeza de llorar a su hijo Ricardo, muerto en 2007, con quien lo unió una relación muy cercana en su actividad política y profesional, ya que compartieron el bufete de abogados y fue su secretario privado en la cámara de senadores, así como fue su jefe de campaña durante 1983.

Vale recordar que publicó algunos libros, como “El Proceso Argentino” y “Argentina en Latinoamérica y el Mundo”. El 25 de mayo de 2008 moría ítalo Argentino Luder en compañía de su esposa Isolda a los 91 años, frente a la indiferencia del partido político al que había dedicado su vida. No hubo dirigentes nacionales en su funeral en un cementerio privado. Quizá el haber sido el gran caballero peronista le jugó en contra para la memoria histórica que aún sigue siendo esquiva con su figura.


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