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EL LIBERAL . Santiago

JOSÉ ROGER BALET: UN CATALÁN GENEROSO - SEGUNDA PARTE -

27/02/2023 02:46 Santiago
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JOSÉ ROGER BALET: UN CATALÁN GENEROSO - SEGUNDA PARTE - JOSÉ ROGER BALET: UN CATALÁN GENEROSO - SEGUNDA PARTE -

El relato histórico argentino suele abundar en los acontecimientos políticos para construir el pasado y en los tiempos de la fundación de la Patria sobresalen los hechos épicos vinculados a las grandes campañas militares. Pero vale destacar que es escueta la mención de aquellos emprendedores, y más cuando son extranjeros, que lograron forjar una posición económica con el trabajo honrado, y que en algunos casos constituyen ejemplos formidables de progreso y fortuna. Se puede mencionar a Ernesto Tornquist, quien al morir era propietario de 687 sociedades anónimas dedicadas a los más diversos rubros de la economía, o profundizar en José Roger Balet, a quien se comenzó a recordar el pasado domingo en estas queridas páginas de El Liberal.

Pero lo que es muy notable en este personaje, que es fruto de la inmigración y ejemplo de la sociedad nacional en el siglo XX, es su enorme capacidad filantrópica y su rápida respuesta a problemas concretos en los que contribuyó a la solución de lo acontecido. Vamos a recorrer ahora la vida de este empresario generoso que comenzó su gran actuación con la fundación del bazar Dos Mundos aquel lejano 13 de mayo de 1915, hace ya 108 años, y que durante 2023 recordaremos a 50 años de su muerte.

El bazar Dos Mundos

El primer local de esta casa comercial, que terminaría convirtiéndose en una de las más grandes tiendas por departamento del continente, estaba ubicado en el barrio porteño de Once, en la esquina de Corrientes y Bermejo, hoy Jean Jaures. El lema del negocio era “ganar poco y vender mucho”. Es importante destacar que don José nombró a su comercio Dos Mundos recordando a su patria natal y a su patria adoptiva, a las que demostró amar por igual.

Al cumplir veinte años de funcionamiento, el bazar logró abrir un lujoso local en pleno centro de la ciudad, Florida y Bartolomé Mitre, y para 1940 ya eran veinte las sucursales sólo en la capital de los argentinos. Para justificar su progreso Roger Balet sostenía que bastaba con tener “una confianza infinita en este país virgen todavía hoy para una cantidad de negocios productivos”. El edificio más recordado del bazar y que aún hoy existe como sede de oficinas comerciales estaba ubicado en la esquina de Callao y Sarmiento, donde Roger Balet comenzó alquilando algunos pisos en la construcción, dedicada a hotel y que finalmente adquiere en 1953.

La empresa sigue creciendo y llega a tener varias sucursales en las localidades del gran Buenos Aires. Pero ya desde los principios Roger Balet tuvo que enfrentar las envidias que su avance comercial provocaba, y por su carácter nunca esquivó la polémica, haciéndolo siempre desde el respeto y la firmeza. En sus propias palabras: “En vista de las diferentes versiones que circulan sobre el constante progreso de mis establecimientos… vengo a declarar que no tengo ni he tenido comanditario de ninguna especie y que jamás he tenido ayuda material ni moral de nadie”.

Tuvo siempre una excelente relación con sus miles de empleados, y es notable que nunca la firma haya tenido huelgas, ya que Roger Balet solía adelantarse a los reclamos gremiales aumentando los sueldos y mejorando las condiciones de trabajo. Llama la atención la capacidad del catalán para estar atento a todos los aspectos del negocio, no sólo los comerciales sino sobre todo los vinculados a los trabajadores del bazar. Su lema personal en este aspecto fue que “nadie le iba a ganar en tener al personal conforme”.

Su atención a los hechos populares

En 1926 llegó al puerto de Buenos Aires el “Plus Ultra”, primer avión que cruzó el Atlántico Sur habiendo partido desde el puerto de Palos, en España. Lo comandaba Ramón Franco, hermano de quien se convertiría en jefe de Estado luego de la guerra civil que azotara a la Madre Patria. Roger Balet, que fue partícipe del fervor popular que desató la gesta tecnológica que unió los dos continentes, cumplió lo que había prometido dos años antes y le entregó en mano $ 50.000.- a la tripulación como premio por haber logrado unir los “dos mundos” que unían la vida de “Pepito”.

No contento con ello, ofreció también el mismo premio al primer piloto argentino que replicara la hazaña y ayudó a dos pilotos de apellidos Mejía y Arzeno a preparar una aeronave para hacer el cruce del océano. Quizá fuera la envidia que el avance constante de Roger Balet provocaba, pero lo cierto es que el empuje de don José chocaría contra la indiferencia de colegas y de las autoridades, por lo que el raid nunca se concretó. Pero ello no frenó el impulso progresista de Roger Balet, que iba a dedicarse a fomentar la conservación del patrimonio histórico argentino como nadie había hecho hasta entonces.

La Casa de Rivadavia

El 2 de septiembre de 1845 moría en la ciudad de Cádiz, en un piso alquilado a un sacerdote quien fuera el primer presidente de la Argentina, Bernardino Rivadavia. En la esquina de las calles San Juan y Cánovas del Castillo languidecía en decadencia la casona de varios pisos que fue testigo de los últimos años de vida del mandatario. Durante décadas, y luego de la compra por parte del Estado argentino de la casa del Libertador José de San Martín para instalar un museo en Boulogne Sur Mer, Francia, se intentó la adquisición del edificio gaditano.

Todas las gestiones iban fracasando, una tras otra, hasta que don José Roger Balet comisionó al Banco Español del Río de la Plata para proceder a la compra de la residencia de Rivadavia y todo el edificio a los herederos del antiguo propietario, hecho que se produjo el 11 de octubre de 1928. Como curiosidad, Roger Balet pidió al escribano una copia del acta de defunción de Rivadavia, que tuvo en su poder hasta su propia muerte. El catalán donó la propiedad al Estado argentino en 1929, pero por las trabas de la burocracia recién en 1943 pudo hacerse el traspaso. Hoy tiene allí su sede el Consulado Argentino en Cádiz. La Comisión Nacional de Monumentos Históricos entregó a Roger Balet una medalla de oro en agradecimiento al gesto generoso de fraternidad entre argentinos y españoles que significó la donación de la propiedad rivadaviana.

La Casa de Sarmiento y el Monumento a San Martín

 Al producirse el terremoto que destruyó la ciudad de San Juan el 15 de enero de 1944, una de las pocas construcciones que sobrevivieron, aunque con graves daños, fue la casa natal de Domingo Faustino Sarmiento. Inmediatamente Roger Baletse puso a disposición de las autoridades nacionales y provinciales, poniendo el dinero que permitió la recuperación del inmueble histórico, que hasta hoy es orgullo de los sanjuaninos.

El 25 de febrero de 1956 fue inaugurado en Mar del Plata el monumento a San Martín, esculpido por Luis Perlotti, ubicado en el centro de la ciudad, frente a la Catedral y a la Municipalidad, que muestra al Padre de la Patria de civil y anciano. Miles de personas asistieron al acto, que contó con la presencia de Roger Balet, quien pronunció un discurso de homenaje al Libertador. La razón fue que dicha conmemoración material fue una idea de don José, quien se hizo cargo de todos los gastos que insumió la obra.

Pero sin duda, su condición de donante de decenas de escuelas estatales en todo el país lo pone en el carácter de gran benefactor de la educación argentina. Su decisión era construir dos escuelas por provincia, dos por territorio nacional y una en las islas Malvinas, donación ésta última que provocó un incidente diplomático con Gran Bretaña. Se construyeron la mayoría y todas respondían al mismo tipo de arquitectura neocolonial y hoy se encuentran en excelente estado, por la calidad de los edificios. Comenzó donando una escuela a la provincia de Jujuy.

Para Santiago del Estero significó mucho la presencia de José Roger Balet en la colocación de la piedra fundamental de la escuela en septiembre de 1942, con la presencia del gobernador José Ignacio Cáceres. A los siete meses, fue entregado el edificio al Consejo Nacional de Educación y es hoy la escuela 542 “Agustina Palacio de Libarona”, que con el tiempo fue modernizado.

Pero no sólo cumplió esta tarea benéfica en la Argentina. Roger Balet donó un edificio escolar a Chile luego del terremoto y maremoto de 1960 que destruyó la ciudad de Concepción, y en la República Oriental del Uruguay fueron cuatro los establecimientos educativos que fueron construidos por su generosidad. Por esta tarea filantrópica en bien de la educación del Cono Sur, se entrevistó con presidentes argentinos, uruguayos y chilenos.

Otras obras. Muerte y homenajes

Don José estaba siempre atento a las peripecias de la vida. Enterado del mal estado del campanario de Santa Catalina, proveyó los fondos para su reparación. En una visita al barrio de la Boca, conoció a Benito Quinquela Martín y el museo que estaba armando en su casa. Roger Balet ese mismo día adquirió una pintura de Miguel Victorica, un artista boquense, llamada La Cancionera y la donó al museo que hoy sigue funcionando en la escuela Pedro de Mendoza. Fueron infinitas sus donaciones a los hospitales públicos de instrumental y equipamiento médico.

José Roger Balet murió en plena actividad el 17 de septiembre de 1973 en su casa en Buenos Aires. Tenía 84 años. Sorprendentemente, no hemos podido ubicar su tumba. Su gran empresa comenzó a decaer y a fines del siglo XX dejó de existir el bazar Dos Mundos. Sin duda la Argentina tiene una deuda de gratitud con este catalán que hizo patria, uniendo sus dos amores: la España natal y la Argentina que lo cobijó.

Quiero agradecer a la exquisita sanjuanina Teresa Bunader de Rodari por su gran investigación sobre la personalidad de Roger Balet y su empeño patriótico en recordarlo, ya que su tarea hizo muy amable poder escribir estas palabras que anteceden.


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