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40 años de democracia: luces y sombras de un tiempo original

15/07/2023 12:27 Opinión
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Por Eduardo Lazzari

Los argentinos vamos camino a cumplir 40 años de la restauración de la república. Quien esto escribe prefiere el uso de la palabra república en lugar de democracia, porque ese término alude a la estructura constitucional de nuestro orden jurídico y abarca al segundo. Ese restablecimiento formal se produjo cuando el 10 de diciembre de 1983 asumió la presidencia el radical Raúl Ricardo Alfonsín, quien merece el título de “Restaurador” en el mejor sentido de esa palabra. En el artículo de hoy, intentaremos un recorrido que nos permita tomar dimensión histórica del proceso que estamos protagonizando, teniendo en cuenta que ya el 65% de los argentinos han nacido en tiempos democráticos y eso permite estar esperanzados en el futuro como el tiempo en que nadie se atreverá a discutir la vigencia de la Carta Magna.

Los períodos presidenciales

Es bueno recordar que en 1994 se produjo una reforma ambiciosa de la Constitución, que entre otros tópicos modificó la duración del período presidencial, y lo unificó con los mandatos de diputados y de los gobernadores de provincia, además de habilitar una sola reelección para el primer mandatario. Por eso, al cumplirse el 10 de diciembre próximo 40 años de la asunción de Raúl Alfonsín, se dan por concluidos nueve términos presidenciales: dos de seis años y siete de cuatro.

La fortaleza institucional del país y la aplicación del federalismo ha sido tal que se pueden contar con los dedos de las manos las intervenciones a distintas provincias: Tucumán (1991), Catamarca (1991), Corrientes dos veces (1992/3 y 1999/2001), y Santiago del Estero también en dos ocasiones (1993/5 y 2004/5). Estos datos dan cuenta de la menor cantidad de intervenciones federales en la historia. Y además se agrega el hecho de que ya pasaron 18 años sin que se requiriera el uso del llamado “remedio federal”.

La aplicación del estado de sitio ha sido escasa también en este nuevo tiempo que corre desde 1983, fue aplicado en muy pocas ocasiones, por su restricción de los derechos consagrados por la Constitución que es de gran antipatía popular. El presidente Raúl Alfonsín lo decretó en dos ocasiones: 1985 por 45 días y en 1989 por un mes. Su sucesor Carlos Menem lo aplicó por un día en 1990 y finalmente Fernando de la Rúa, al fin de su gobierno en 2001 por un mes. 

Sin duda, que los instrumentos de emergencia hayan dejado de utilizarse en estos últimos años es una señal de fortalecimiento institucional que vale tomar en cuenta.

Los presidentes

A largo de la vida institucional del país hubo dos presidentes legales, nombrados por el Congreso General de 1824: Bernardino Rivadavia y Vicente López y Planes. La imperiosa situación generada por la guerra contra el imperio del Brasil hizo necesario unificar el mando político del país y por eso una ley estableció la presidencia antes que lo hiciera una constitución. Cuando en 1853 se sanciona en Santa Fe la Constitución Nacional, comienza el tiempo de la Confederación Argentina, que tuvo como hecho significativo la separación de la provincia de Buenos Aires, y por eso los dos presidentes elegidos no tuvieron imperio sobre toda la Nación. El entrerriano Justo José de Urquiza y el cordobés Santiago Derqui son los presidentes constitucionales que llevaron adelante la magna tarea de poner en marcha, con enormes dificultades, las instituciones nacionales.

La estabilidad fundacional

Desde 1862 comienza un largo período de estabilidad institucional que llegará hasta 1930. Las presidencias fundacionales de la Argentina moderna, con Bartolomé Mitre, Domingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda, completan sus tres mandatos de seis años. Los gobiernos liberales entre 1880 y 1898, con el tucumano Julio Argentino Roca, el cordobés Miguel Juárez Celman, los porteños Carlos Pellegrini y Luis Sáenz Peña, y el salteño José Evaristo Uriburu son tres mandatos, con la curiosidad que tanto Juárez como Sáenz renuncian y quedan sus vices para terminar el período presidencial.

Los gobiernos conservadores entre 1898 y 1916, encabezados por Roca (el primer mandatario reelecto), el porteño Manuel Quintana, el cordobés José Figueroa Alcorta, el porteño Roque Sáenz Peña y el salteño Victorino de la Plaza completan también tres períodos, con la peculiaridad de que Quintana y Sáenz mueren en el ejercicio del cargo y son sucedidos por sus vicepresidentes. Desde 1916, con la aplicación del voto secreto, obligatorio y universal, llegan al poder los presidentes radicales porteños Hipólito Yrigoyen y Marcelo Torcuato de Alvear. La reelección de Yrigoyen en 1928 terminará dramáticamente por el golpe de estado que lo derrocó en 1930, encabezado por el general José Félix Uriburu.

Esta larga estabilidad institucional duró 68 años, durante los cuales fueron sólo 14 los ciudadanos que ejercieron la primera magistratura y es hasta hoy el más largo período de vigencia constitucional en la historia, con una duración promedio de los presidentes de casi cinco años.

El tiempo de los golpes de estado

Entre 1930 y 1983, tiempo que podemos definir como de inestabilidad institucional, se sucedieron en el poder trece dictadores, todos generales: Uriburu, Arturo Rawson, Pedro Ramírez, Edelmiro Farrell, Eduardo Lonardi, Pedro Aramburu, Juan C. Onganía, Roberto Levingston, Alejandro Lanusse, Jorge Videla, Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y Reynaldo Bignone. Las presidencias constitucionales durante estos 53 años fueron las del entrerriano Agustín P. Justo, el porteño Roberto M. Ortiz, el catamarqueño Ramón S. Castillo, el bonaerense Juan Perón, el correntino Arturo Frondizi, los bonaerenses Arturo Illia y Héctor Cámpora, y la riojana María Estela Martínez de Perón, la primera jefa de estado elegida democráticamente en el mundo.

Un párrafo aparte merece el porteño José María Guido, quien asume por imperio de la Corte Suprema de Justicia luego del derrocamiento de Frondizi, y es un período de veinte meses “sui generis”. Impresiona decir que en poco más de cinco décadas, hubo 13 presidentes de facto y 9 constitucionales, o sea que el promedio de duración de las presidencias alcanza sólo a 29 meses, un poco más de dos años.

La restauración de la República

Las elecciones del 30 de octubre de 1983 marcan una bisagra en la historia moderna argentina. Fueron comicios libres, sin condicionamientos, en el marco de la ley, y constituyeron la primera derrota del peronismo desde su aparición en 1943. El chascomunense Raúl Alfonsín asumió la presidencia acompañado por el cordobés Víctor Martínez el 10 de diciembre, adelantándose la fecha del cambio de mando unos tres meses a lo previsto por los gobernantes de facto.

Una anécdota cuenta que habiendo sido durante mucho tiempo el 12 de Octubre la fecha ritual de traspaso del mando entre los presidentes, el propio Alfonsín habría dicho: “¿Si damos vuelta a la historia, y en vez del 12 del 10, asumimos el 10 del 12?”, en coincidencia con el Día universal de los Derechos Humanos, establecido por las Naciones Unidas. Su mandato de seis años fue completado por su sucesor, Carlos Menem, en medio de una crisis económica colosal, que adelantó el traspaso de los atributos presidenciales al 8 de julio de 1989. La reforma constitucional de 1994 le permitió al riojano postularse a la reelección inmediata, pero sufrió el recorte del mandato a los cuatro años que hoy son habituales.

En 1999 el presidente fue Fernando de la Rúa, quien renunció a los dos años. Se produjo un hecho nunca visto en la historia: condujeron el país durante pocos días Ramón Puerta y Eduardo Camaño, quienes nunca ejercieron la presidencia, ya que sólo estuvieron a cargo del Poder Ejecutivo en su carácter de presidentes de una de las cámaras del Congreso Nacional. La Asamblea Legislativa eligió al puntano Adolfo Rodríguez Saá, quien renunció a la semana y permitió la elección del bonaerense Eduardo Duhalde, quien no pudo terminar el mandato de De la Rúa, ya que prefirió adelantar entregarle el poder al santacruceño Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003. Vale destacar entonces que en un solo mandato presidencial (10/12/1999 al 10/12/2003) ejercieron la presidencia cuatro ciudadanos, algo nunca visto hasta entonces.

Con Kirchner comienza un periodo notable de mandatos terminados por quienes los comenzaron: el propio santacruceño, las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, y si Dios quiere, Alberto Fernández. Nunca en la historia desde 1853 se sucedieron cinco mandatos completos con un solo titular.

Las deudas institucionales

La última foto en la que pueden verse a los presidentes constitucionales vivos juntos se produjo el 10 de diciembre de 1983: Raúl Alfonsín invitó a María Estela Martínez de Perón y a Arturo Frondizi a izar la bandera en el recinto del Congreso Nacional donde la asamblea legislativa iba a tomarle juramento. Es un despropósito que la política argentina no pueda reunir a quienes han sido elegidos por el pueblo para regir los destinos de la Patria. El ejemplo de la provincia de Mendoza debe ser imitado: en las fechas patrias se reúnen todos los exgobernadores, sean del partido que sean, para saludar al mandatario en funciones.

La Constitución Nacional ha ordenado sancionar una ley de coparticipación federal para el reparto de los recursos impositivos que debía estar en vigencia desde el inicio de 1997, omisión que provoca discusiones permanentes, incluso de carácter judicial, y que alteran la relación entre el Estado federal y las provincias argentinas. Pero sin duda, la resolución de los problemas sociales y económicos de la Argentina forma parte del debe de estos 40 años desde la restauración institucional. Es un desafío no menor, pero si se pone el mismo entusiasmo y sabiduría para reconstruir el tejido social como se puso empeño en reparar el andamiaje institucional del país desde 1983, sin duda el futuro será promisorio y se parecerá a los preceptos del preámbulo de la Constitución Nacional, un texto que merece y debe ser leído. Para finalizar, como dato anecdótico, en octubre o en noviembre, los argentinos elegiremos al 50° presidente de los argentinos. No es poca cosa.

Fuente: TN

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