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Las invasiones inglesas: el inicio de la Revolución de Mayo

05/08/2023 13:37 Opinión
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Las invasiones inglesas: el inicio de la Revolución de Mayo Las invasiones inglesas: el inicio de la Revolución de Mayo

Por Eduardo Lazzari

El relato de la historia argentina antes de los acontecimientos de la Revolución de Mayo suele borronearse en la bruma de la historia española en nuestro territorio nacional como algo desprendido de los hechos posteriores. Pero es posible pensar que sin las invasiones inglesas de 1806 y 1807 el proceso de la independencia argentina se hubiera producido de otra manera y el sentimiento de nacionalidad existente entre 1810 y 1816 no habría estado tan a flor de piel y no hubiera sido tan extrema la decisión de los Hombres de Mayo y de Julio para llevar adelante la guerra con tanto ahínco, valentía y decisión.

Hasta 1955 era común que el presidente de la Nación asistiera cada 12 de agosto a un Tedeum celebrado en la Basílica Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires, más conocida como la iglesia de Santo Domingo, para conmemorar la Reconquista de Buenos Aires y contemplar las banderas británicas rendidas en 1806 que se conservan allí, únicas insignias del Reino Unido que ese país no ha recuperado perdidas en el siglo XIX (de hecho en la Abadía de Westminster se puede observar en una de sus paredes un marco de madera vacío que espera la recuperación de esas banderas). El incendio del templo en el atardecer del 16 de junio de 1955 hizo que se perdiera esa tradición y la fecha comenzara a ser olvidada en las esferas oficiales.

Profundizaremos hoy en algunos hechos, algunas ideas y en algunos personajes que cambiaron la historia del Río de la Plata en 1806 y 1807.

¿Inglesas o británicas?

Para la historiografía argentina, el ataque en 1806 de la flota del comodoro Home Popham, con tropas embarcadas al mando del coronel William Beresford es conocido como primera invasión inglesa. Sin embargo, se puede titular como invasión británica, ya que el Reino Unido de Gran Bretaña surge el año 1707 por la unificación de Inglaterra, Gales y Escocia, que se agranda en 1800 con la firma del Acta de Unión que incorpora a Irlanda bajo el trono de Jorge III, reinante en los tiempos de la agresión al río de la Plata.

Los hechos producidos en Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata, deben enmarcarse en el estado de guerra entre España y Gran Bretaña desde 1804. El rey Carlos IV aparecía como neutral en la disputa por la hegemonía europea entre Francia y los británicos, pero simpatizaba con los galos. El 5 de octubre de aquel año, una flota británica atacó sin declaración de guerra en Cabo de Santa María, frente al Portugal, a la flota española venciéndola. Es un dato de interés para los argentinos que allí hayan sido capturados Diego de Alvear y su hijo Carlos, y que el resto de su familia muriera trágicamente en el episodio, que causó 270 muertos.

Más adelante, el 22 de julio de 1805 frente al cabo Finesterre, en Galicia, la flota aliada hispano - francesa fue derrotada por la escuadra británica, impidiendo su navegación hacia el canal de la Mancha para apoyar el cruce del ejército al mando de Napoléon. Eran los inicios de las guerras napoleónicas, que durarían una década. Finalmente, el 5 de octubre de 1805, frente al cabo de Trafalgar, en las cercanías de Cádiz, los buques al mando del almirante Horace Nelson lograron el dominio de los mares al derrotar categóricamente a sus enemigos aliados, hegemonía que mantendrían por más de un siglo.

Home Riggs Popham, el almirante invasor

El gibraltareño Popham, nacido el 12 de octubre de 1762, fue un noble, político, diplomático, comerciante, investigador y militar británico de gran actuación a lo largo de más de cuatro décadas desde sus comienzos en la marina en 1778. Su bautismo de fuego se produce durante la guerra de la independencia estadounidense y luego es enviado como cartógrafo a la costa africana y en las Indias orientales, donde hace descubrimientos geográficos y funda poblaciones. En 1788 se casa con Elizabeth Moffat Prince y tiene seis hijos con ella. Es parte de las campañas contra los franceses en los Países Bajos y en Egipto. Fue el creador del código de señales a través de banderillas que adoptó la marina británica, utilizado desde 1803, para el cual Popham escribe un diccionario de 6000 frases y 30000 palabras. Dejó para la historia libros en los que describe sus viajes.

En 1803 conoce a Francisco de Miranda, el precursor libertador venezolano, que lo interesa en las cuestiones de España en América. Popham presenta en 1804 un informe al primer ministro William Pitt para tomar la capital del virreinato del Río de la Plata. Al ser designado comandante de la flota que conquistó la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza en el sur africano, lleva a las tropas mandadas por el general David Baird, cumpliendo su cometido en enero de 1806. Popham propone entonces invadir Buenos Aires, y aunque Baird consideró arriesgada la expedición sin autorización expresa del gabinete de Londres, nombró para ello al coronel William Carr Beresford al mando de un único regimiento, el 71 de Coraceros Escoceses.

La flota de Popham llegó a principios de junio de 1806 al río de la Plata, avistó Montevideo, atacó con artillería la ensenada de Barragán y desembarcó las tropas en Quilmes para tomar control de Buenos Aires el 27 de junio, por la rendición de la guarnición española. Ese día Beresford es nombrado gobernador de Buenos Aires, cargo que ocupará durante poco más de cuarenta días. Luego de la derrota británica en manos de los españoles y criollos el 12 de agosto, el jefe naval regresó a Gran Bretaña, donde fue juzgado por una corte marcial, que lo absolvió de todas las acusaciones fundamentalmente por la popularidad que sus acciones le prodigaron.

Llega al grado de almirante como comandante de las Antillas entre 1817 y 1820, y muere el 20 de septiembre de ese último año, al mismo tiempo que el rey Jorge III de Gran Bretaña, el monarca al que sirvió toda su vida.

Rafael de Sobremonte, el virrey de mala fama

El tercer Marqués de Sobremonte, don Rafael, es un andaluz nacido en Sevilla el 27 de noviembre de 1745. A los trece años ingresa a la academia militar, y es destinado a las Reales Guardias para pasar a Cartagena de Indias en 1761. Tres años después es enviado a Ceuta, posesión hispana en el norte africano. En 1769 es trasladado a Puerto Rico. Sus destinos militares lo convierten en político cuando es nombrado secretario del virreinato del Río de la Plata en 1779 bajo las órdenes de Juan José de Vértiz. Demuestra una gran capacidad como administrador real, por lo que lo nombran 1° gobernador intendente de Córdoba del Tucumán en 1784, ya siendo coronel. En Buenos Aires se casa con Juana María de Larrazábal, con quien tendrá 14 hijos.

En Córdoba lleva adelante una buena gestión durante trece años, durante los cuales reorganiza las fronteras con los indios, tanto en el sur como en la frontera del Chaco y logra reunir 5000 soldados; urbaniza varias ciudades y pueblos de la región proveyendo agua a través de acueductos; y encara la modernización de la Universidad que estaba prácticamente abandonada desde la expulsión de los jesuitas. En 1797 fue nombrado en el gabinete porteño de los virreyes, teniendo a su cargo la inspección de las tropas en toda la jurisdicción.

El virrey Joaquín del Pino muere en 1804 y deja testada su voluntad de que Sobremonte lo sucediera. Sin embargo, el rey Carlos IV nombra al marqués de Abascal, resistido por la Real Audiencia porteña, que insiste con el sevillano. Finalmente el monarca accede a nombrarlo como 9° virrey del Río de la Plata el 6 de octubre, y destina a Abascal al Perú. La gestión de Sobremonte es perturbada seriamente por el inicio de la guerra contra Gran Bretaña, que obliga al virrey a convocar una Junta de Guerra el 2 de abril de 1805. Queda en evidencia el escaso poder militar del virreinato ante la posibilidad de un ataque de la “Rubia Albión”, y la invasión británica de 1806 sorprende a Buenos Aires poco preparada.

Cuando los británicos desembarcan en Quilmes, el virrey es sorprendido mientras asistía a una función teatral que quedó inconclusa. Se estrenaba El sí de las niñas de Leandro Fernández de Moratín. Sobremonte abandona su palco con premura y toma decisiones que aún hoy se discuten. Decide enviar los caudales reales a Córdoba, y va él mismo en custodia. El abandono de la capital no le será perdonado, sobre todo por la falta de órdenes que provocaron la caída de Buenos Aires el 27 de junio. Los fondos reales fueron tomados por los invasores en Luján y hoy forman parte de las colecciones de la corona británica depositados en la Torre de Londres. Sobremonte llega a Córdoba el 14 de julio y la declara capital provisional del virreinato.

Luego de la reconquista de Buenos Aires, liderada por Santiago de Liniers, Sobremonte intenta regresar para retomar el poder, pero es detenido en Montevideo y llevado a la capital para ser recluido en el convento de los betlemitas, hoy iglesia de San Pedro Telmo. Un cabildo abierto celebrado el 14 de enero de 1807 le quita todo mando político y militar, Esta es la primera expresión revolucionaria en el Río de la Plata, ya que no tenía el cabildo potestad para destituir a un virrey, enviado directo del monarca. En 1809 fue llevado a Cádiz y juzgado por una corte militar. El proceso duró cuatro años, y fue sustanciado a pesar de la invasión francesa. En 1813 fue absuelto y luego llegó a ser mariscal de campo. El restituido Fernando VII lo nombró ministro del Consejo de Indias al año siguiente. Vivió desde entonces en Cádiz, donde se casa en segundas nupcias con María Teresa Millán, sobrina política del antiguo virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros, y muere allí el 14 de enero de 1827.

A pesar de las polémicas, Sobremonte es homenajeado por una plaza en la ciudad de Córdoba y un museo histórico nacional en su casona, un departamento provincial con su nombre, y en el Panteón Real de los Marinos Ilustres de España, en Cádiz, una lápida lo recuerda frente a la tumba de su sucesor y adversario Liniers, lo que no deja de ser una paradoja. En el próximo artículo, si Dios quiere, recorreremos la vida de los dos grandes enemigos de 1806: el francés Santiago de Liniers y el londinense William Carr Beresford.

FUENTE: TN


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