Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Opinión

Reciprocidad

Por Dr. Francisco Viola. Especial para EL LIBERAL

Nos encanta la palabra. Nos produce un alivio de humanidad. Pensar que hay una justicia que reina los actos cotidianos o de una vida. Uno da y uno recibe. Así de simple lo creemos, quizás lo necesitamos. Reciprocidad existe, por eso ofrecemos y recibimos, pero sin hacer mención a una deuda, sino al equilibrio del universo. De ese modo las cuentas con el cosmos dan el balance adecuado. La reciprocidad nos gusta y nos enaltece. Sin embargo, ella, no es simple, aunque sea, mágicamente, sencillo vivirla.

Veamos, para pensarla, una pequeña guía: en primer lugar, debemos saber ¿Qué ofrecemos al otro? ¿De qué está hecho lo que damos? No estoy hablando de lo material, sino del "material" que ponemos en ello. ¿Qué valor le damos a lo que damos? ¿Cuánta felicidad/sacrificio nos produce? ¿Qué sentido tiene para nosotros el hacerlo? Luego, la segunda pregunta, ¿Qué valor tiene para quien lo recibe? ¿Cuán necesario es lo que esa persona recibe de nosotros? Es decir, ¿Cuánta felicidad agregamos a ella o cuánta necesidad colmamos? Finalmente, sería bueno preguntarnos ¿Qué valor quisiéramos que le dé la otra persona a nuestra entrega, gesto o lo que fuera que damos?

También te puede interesar:

De allí, luego, tal vez, deberíamos pensar si la reciprocidad la entendemos como un acto que sólo se da entre dos personas o es el mundo mismo el que interviene. Me explico, si esperamos reciprocidad de tal o tal persona porque le dimos algo o, por otro lado, creemos que lo dado, en algún momento, en algún lugar, por intermedio de quien sabe quién, nos volverá de otro modo, pero siempre eficaz para nuestra necesidad, esencial para nuestra felicidad. Un famoso círculo virtuoso donde entra en juego el universo.

Si pensamos en términos de una persona, el "azar" debería ser reducido al mínimo. Deberíamos ser asertivos para poder explicar, decir, comunicar, significar nuestras necesidades y enunciar nuestros pedidos. Procurar ser sinceros, concretos y claros sobre lo que deseamos y ansiamos. Pero siempre permitiéndonos el asombro de la creatividad y el diverso andar de la imaginación. Permitirnos renovar significados a partir de lo que un "otro" nos ofrece.

Si pensamos en términos del universo, la reciprocidad sigue siendo la apuesta segura para salvar nuestra humanidad. Una apuesta a la esperanza y al hecho simple de saber que siempre encontraremos un ser humano para ofrecer algo y que siempre, alguien será capaz de ofrecernos eso que buscamos.

Ahora bien, el detalle central me parece que está dado porque sea de un modo u otro la famosa reciprocidad no es ni univoca, ni natural. Se crea a través de la majestuosa actividad humana de la educación. Una educación que, lo repitamos hasta el cansancio no es información sino un proceso más complejo que incluye efectivamente información precisa, pertinente, científica y actualizada, el desarrollo de habilidades para vivir (sociales, gestión de conflictos, comunicación asertiva, etc.) y el fomento de valores universales o los más ampliamente necesarios (en nuestro país loso DDHH). Entonces, la ecuación es simple: ¿estamos educando para que haya reciprocidad? Y aún más candente: nuestra sociedad y, particularmente los que más influyen en los medios, ¿están haciendo que la reciprocidad por un bien común sea una ley social?

Lo que debes saber
Lo más leído hoy