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EL LIBERAL . Opinión

CUÁNDO LA SALUD DEJÓ DE SER UN DERECHO

Por Dr. Carlos Scaglione.

22/04/2024 14:27 Opinión
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CUÁNDO LA SALUD DEJÓ DE SER UN DERECHO CUÁNDO LA SALUD DEJÓ DE SER UN DERECHO

La intervención del Gobierno en el sector de medicina prepaga no es una estrategia heterodoxa ni una respuesta a una medida ortodoxa anterior. Es el reflejo del descontrol general de la gestión liberal libertaria, del desconocimiento acerca de cómo funcionan los mercados y la muestra de la incapacidad de administración de cada día del gobierno de Javier Milei.

Uno de los sectores favorecidos por el extravagante DNU 70 fue el de las compañías de seguros médicos. El desastre provocado es de tal magnitud que la Secretaría de Industria y Comercio terminó dictando una "medida de tutela anticipada", que las obliga a reajustar, a partir de la próxima facturación, los valores de las cuotas de los planes de salud teniendo en cuenta el Índice de Precios al Consumidor.

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Es poco probable que los clientes recuperen lo pagado en exceso por el ajuste desmedido de estos meses. Los aumentos seguirán vigentes y serán tan impagables para muchos como ahora. 

El economista Emmanuel Álvarez Agis explica que a partir de este decreto sin necesidad ni urgencia el sector de medicina prepaga dejó de estar regulado por la Superintendencia de Salud y quedó en libertad de fijar precios. Como consecuencia de meses de precios subiendo por debajo de la inflación y medicamentos que aceleraron las subas, en los primeros meses del gobierno de Milei se registró un incremento de la relación entre cuotas y salarios

De acuerdo a lo relevado por el IPC-Indec, el aumento acumulado para la medicina prepaga entre enero-marzo de este año fue de 100% y para el salario fue 51% y la inflación general fue 52%. Para agregar que un retroceso de las cuotas a los valores del 10 de diciembre del año pasado podría implicar una reducción del IPC de entre -0,3 y -0,5 puntos porcentuales. Es recuperar poco y nada 

El conflicto abierto con las compañías de seguros médicos deja al descubierto, para quienes le preocupa el acceso a la salud de la población -no es el caso del gobierno actual, la necesidad de abordarlo en una dimensión más amplia que el tarifario de las prepagas.

El libro La salud sí tiene precio, de la editorial Siglo XXI, reúne textos de varios expertos que colaboran para comprender la complejidad del sector y la necesidad de replantear una transformación integral para dar respuesta a las crecientes demandas de la población.

Los expertos sanitaristas proponen la salud como un derecho y no sólo desde una dimensión individual, familiar, como algo que las personas deben resolver por sus propios medios, sino que, por el contrario, es necesario un Estado que intervenga, organice y garantice un piso de igualdad en el acceso a la prevención, los tratamientos y la recuperación.

Definen entonces que "la salud sí tiene un precio, que es el costo de los medicamentos, las prácticas y tecnologías sanitarias", y que se requiere "discutir la economía de la salud en clave política, desde una perspectiva crítica opuesta a la lógica neoliberal, que entiende el campo de la salud en términos puramente mercantiles y asistencialistas".

Según Ariel Lieutier, María José Luzuriaga, Enio García y Eduardo Pérez, la salud está dividido en tres subsistemas: público, de la seguridad social y privado.

El del sector público está integrado por redes nacional, provincial y municipal, comprende 1554 establecimientos de salud con internación y financiamiento público y cerca de 8000 centros de atención primaria.

El subsector de la seguridad social tiene unas 300 obras sociales nacionales que cubren alrededor de 14 millones de afiliados. El 5% concentra el 54% de los afiliados. Existe también un conjunto de instituciones en las que el sector público tiene injerencia (en muchos casos, directa), como son las 24 obras sociales provinciales y el PAMI.

El sector privado está conformado por clínicas, sanatorios, hospitales, centros de diagnósticos, empresas de producción y/o comercialización de insumos médicos y empresas de medicina prepagas, que en la actualidad son alrededor de 500.

Cinco de ellas (OSDE, Swiss Medical, Galeno, Omint y Medicus) concentran el 70 por ciento de los afiliados. Este subsistema presenta una gran heterogeneidad en términos de cantidad de afiliados, calidad y cantidad de prestaciones, red de prestadores, existencia o no de efectores propios, modelo de gestión y esquema de negocios, entre otros aspectos.

Otra opinión autorizada es la falacia del mercado imperfecto" de Daniel Gollan y Nicolás Kreplak. Apuntan que "con un sistema de salud profundamente fragmentado y segmentado después de un largo proceso de debilitamiento progresivo del Estado en su capacidad de ordenarlo y dirigirlo, se va instalando el mercado como organizador, pero no del derecho sino del lucro.

La realidad es que la salud está dentro de un proyecto político –sería exagerado calificarlo como plan económico- para generar una extraordinaria y desordenada transferencia de ingresos hacia privilegiados de la cúpula del poder económico (en especial, a los del complejo energético). En términos pedestres, se trata de un asalto a los ingresos de trabajadores, jubilados y clases medias.

El conflicto por las tarifas de las prepagas es apenas la punta del iceberg de un sistema de salud caotizado. El gobierno de Milei no tiene idea de cómo abordar esta complejidad. Se presenta la oportunidad de comenzar a pensar cómo intervenir en un área tan sensible para la población cuando llegue, tarde o temprano, otra oportunidad política.

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