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José Evaristo Uriburu, un olvidado inspirador para Javier Milei

Por Luis Fernando Furlan.

19/05/2024 05:00 Opinión
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José Evaristo Uriburu, un olvidado inspirador para Javier Milei José Evaristo Uriburu, un olvidado inspirador para Javier Milei

Por Luis Fernando Furlan | Magister en Defensa Nacional y profesor de Historia en UADE.

La Generación del Ochenta y el general Julio Argentino Roca constituyen referencias históricas fundamentales en el pensamiento y la acción del presidente Javier Milei, quien así lo ha destacado en diversas ocasiones. Dicha reivindicación y revalorización histórica, nos recuerda a otra figura que contribuyó a fortalecer la Argentina moderna: el doctor José Evaristo Uriburu, presidente de la Nación entre 1895 y 1898, cuyas líneas de acción encuentran perfecta sintonía y vigencia en el actual gobierno nacional.

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Nacido en Salta, se graduó de abogado e inició su carrera política muy joven. Miembro del conservador Partido Autonomista Nacional, se desempeñó como diputado nacional; presidente de la Cámara de Diputados; ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública; procurador del Tesoro y embajador en Bolivia, Perú y Chile.

Fue vicepresidente de la Nación durante el gobierno de Luis Sáenz Peña (1892-1895), quien debió renunciar tras una crisis política interna y dificultades económicas y financieras. Así, el 22 de enero de 1895 Uriburu asumió como presidente.

El panorama no era alentador, pues debía restablecer la paz política y el orden interno, enfrentar una grave crisis internacional con Chile, ordenar la economía, sanear cuentas públicas y equilibrar gastos del Estado.

Aplicó una política de pacificación y reparación a través de una Ley de Amnistía para quienes participaron en las revueltas de 1890 y 1893, que permitió restablecer el orden interno.

Las tensiones con Chile por diferencias limítrofes, especialmente sobre la extensa Patagonia, provocaron una intensa carrera armamentista, con el riesgo de una guerra inminente

El presidente Uriburu enfrentó la crisis con una excelente combinación de política exterior y política de defensa, y dejó al país bien preparado ante una eventual guerra. Desplegó una eficaz diplomacia que mantuvo las negociaciones y el diálogo, y a la vez desarrolló una activa política de defensa para fortalecer y modernizar las Fuerzas Armadas: organización del Ejército y la Guardia Nacional, ensayos de servicio militar obligatorio, creación de organismos logísticos, construcción del Puerto Militar, adquisición de modernos buques de guerra y creación de ministerios específicos para Ejército y Marina.

Fue consciente de que una Argentina moderna debía poseer una sólida estructura militar permanente y no sólo para la coyuntura. Se inspiró así en el lema de los estadistas de la antigua Roma: "Si quieres la paz, prepárate para la guerra".

Si bien no solucionó la crisis con Chile, creó las condiciones para que su sucesor, el general Julio Argentino Roca, en su segunda presidencia (1898-1904), pudiera alcanzar la paz a través de los Pactos de Mayo (1902).

En lo económico, eliminó gastos superfluos, promovió el ahorro de recursos estatales y evitó nuevas emisiones y contratación de empréstitos. Así, obtuvo recursos para la defensa nacional, saneó la economía, equilibró el presupuesto nacional y restableció la confianza del país en el escenario internacional. Señaló que "no es halagüeña la tarea modesta de la severa economía y el orden riguroso en la administración, renunciando al brillo de obras públicas, para dedicarse a inventariar, contar y estimar todos los valores y controlar y metodizar todos los gastos. Pero tal es la situación que asignan las circunstancias. Orden, economía y trabajo, debe ser nuestra divisa, y con ella debemos alcanzar más pronto la gran prosperidad que nos está destinada".

Su gobierno finalizó el 12 de octubre de 1898, cuando entregó la presidencia al general Julio Argentino Roca. El doctor José Evaristo Uriburu enfrentó los complejos desafíos de su presidencia con firmeza, prudencia, templanza, lucidez, frialdad y experiencia, demostrando sus cualidades de verdadero estadista. Mantuvo a Argentina en la senda del orden y progreso, y fue, al igual que el doctor Carlos Pellegrini, un auténtico "piloto de tormentas"

La importancia de las Fuerzas Armadas para defender la soberanía nacional y nuestro recursos y comercio exterior; la austeridad y orden en economía; el esfuerzo y trabajo; y el sólido posicionamiento internacional y sinceramiento frente a la situación del momento, que constituyeron líneas esenciales de la difícil presidencia de Uriburu, encuentran hoy coincidencia y continuidad en el discurso y el gobierno de Javier Milei.

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