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EL LIBERAL . Santiago

La revolución de mayo y el nacimiento de los "Patricios de Santiago Del Estero"

Po el Lic. Héctor F. Peralta Puy.

25/05/2024 06:00 Santiago
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Los sucesos de Mayo, ocurridos inicialmente en el Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires, repercutieron en los aspectos institucionales del resto de los ayuntamientos del Río de la Plata. Los porteños obtuvieron apoyos y rechazos por lo obrado durante el 25 y los días anteriores, lo que produjo una división en la comunidad política santiagueña.

Los acontecimientos se conocieron formalmente en el Cabildo de Santiago del Estero durante el 10 de junio, por los oficios correspondientes a las resoluciones del 27 y 29.

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Igualmente, el obedecimiento a la Primera Junta fue acordada el día 29, tras la llegada de las comunicaciones aprobadas desde Salta, es decir, de la capital de la Gobernación.

Ante las documentaciones conocidas en junio, Juan Francisco Borges se expresó con adhesiones a las acciones revolucionarias. Desde esos momentos, el caballero cruzado fue enfrentándose por una nueva causa con las familias tradicionales del cabildo, lo cual generó consecuencias políticas, ya que no fue escogido como diputado en los comicios celebrados el 2 de julio. Ante esto, envió una carta a la Junta con denuncias en contra de sus enemigos políticos y con manifestaciones a favor de lo obrado el 25 de mayo.

Las ideas y los debates sobre el desarrollo del proceso comenzaron a surgir en los representantes de las elites de las distintas jurisdicciones, en cuanto al centralismo y a las potestades de los cabildos, como instituciones dependientes de los organismos superiores.

Al respecto, Juan Ignacio de Gorriti expresó, en la Junta Grande durante la sesión del 4 de mayo de 1811, que "…a las capitales de provincia no sólo las ha puesto en estado de recoger todo el fruto que se deseaba, sino que dándole una importancia que no tenían, están capaces de engrandecerse a expensas de la opresión de las subalternas, al paso que éstas han sido sujetas a una servidumbre que no tenían, y han recibido una cadena mucho más pesada que las oprimía bajo los antiguos gobernadores". Las palabras de Gorriti representan una denuncia y el reclamo político de los cabildos del interior, los cuales comenzaron a verse subyugados en sus accionares políticas y económicas, a partir de lo obrado por las capitales y los sucesivos gobiernos centrales, como consecuencia (una de ellas) de las batallas libradas en el norte. Surgieron entonces, desde la propia Revolución de Mayo y con otras intencionalidades, los pensamientos de soberanía y federalismo, como ideas propagadas desde el Norte y el Litoral, en contra de los centralismos y en rechazo a la "servidumbre" y a la "opresión" sufrida por los cabildos subalternos.

Por su parte, Borges rechazó las intervenciones del gobierno central, realizadas en los comicios en donde se escogían los capitulares santiagueños. Esto fue expuesto en 1811, antes de haber sido elegido como diputado procurador para la Asamblea General, cargo que posteriormente fue anulado por el Primer Triunvirato y la creciente influencia de

Bernardino Rivadavia, debido a sus manifestaciones políticas

Las ideas de Borges surgieron nuevamente hacia el año siguiente, más precisamente el 22 de enero, cuando escribió en una carta la palabra "soberanía", en referencia a la libertad que poseían los cabildos para tratar sus propios asuntos, aunque siempre respetando la superioridad de los gobiernos centrales. El documento expresa lo siguiente: "Así es como entiendo que debe ser en obsequio de la justicia, de la unión, libertad y seguridad que rigen ahora nuestros pueblos unidos, guardando a V.E. la superioridad de todo, pero conservando siempre la soberanía que corresponde a cada uno de por sí, para tratar de sus privativos derechos".

Observamos entonces que la Revolución de Mayo no se había centrado solamente en la cuestión de la separación o de la dependencia con España, sino que también había extendido los motivos para que los cabildos locales administrasen sus propias jurisdicciones, lo que culminará años después con las declaraciones de las autonomías y con los surgimientos de las nuevas provincias.

Destacamos que las expresiones políticas de Juan Francisco Borges fueron importantes para la causa de Mayo, aunque su otra contribución fue representada desde el aspecto militar, ya que sus experiencias como estratega y como soldado se plasmaron en la creación de un cuerpo armado, el cual tuvo hombres premiados por las actuaciones libradas en las batallas del Ejército del Norte. Al respecto, Borges informó al gobierno central, el 28 de agosto de 1810, que había creado las "Compañías de Patricios de Santiago del Estero" (conocidas por la sociedad como Patricios Santiagueños). Este cuerpo armado fue integrado por 317 hombres, milicianos y voluntarios, los cuales fueron pertrechados a expensas del propio Borges, quien recibió agradecimientos desde la Junta durante el 21 de septiembre.

Las Compañías de Patricios de Santiago del Estero fueron organizadas con Francisco Severo Ávila como ayudante mayor (del Cuerpo de Voluntarios Reglados) y con el doctor Manuel de Ispizúa como capellán, mientras que a las tres divisiones las lideraron un capitán, un teniente y un alférez o cadete. Además, los cuerpos armados estuvieron constituidos por los sargentos primeros y segundos, el tamborilero, los cabos primeros y segundos y sus respectivos soldados.

De acuerdo con el orden impuesto por su creador, al frente de la Primera Compañía estuvieron el capitán Manuel del Castaño, el teniente Gregorio Ignacio Iramain (sobrino de Borges) y el alférez Agustín Medina (pariente de Borges por parte de su esposa Catalina).

Por otro lado, la superioridad de la Segunda Compañía fue integrada por el capitán Pedro Díaz Gallo, el teniente Juan Bautista López de Velazco (familiar de Ibarra por la rama de su padre) y el alférez Pedro José Cumulat. En tanto, el capitán Pedro Pablo Gorostiaga (primo hermano de Borges y autonomista en 1820), el teniente Domingo Cainzo y el alférez Juan Felipe Ibarra (familiar de la esposa de Borges por el linaje de los Medina y Montalvo) fueron los líderes de la Tercera Compañía. Entre los registros de los soldados encontramos a Pedro Domingo Isnardi Corvalán y Castilla, Juan Gregorio Salvatierra, José Mariano de la Plaza, Ramón Olivera, Pedro Luna, Santiago Lince, José María Espinoza, Sebastián Herrera, José María Alvarado, Bernabé Ríos, Esteban Jugo, José Coronel, Manuel Besares, Luis Beltrán Martínez, Alonso Araujo, Juan José Jiménez, Rafael Riesco de los Ríos, Lorenzo Lugones y Lorenzo Goncebat, entre otros cientos de Patricios de Santiago del Estero que contribuyeron a la causa revolucionaria.

Para el ordenamiento de los hombres principales de las tres divisiones, las estrategias de Borges direccionaron los reclutamientos hacia sus parientes (cercanos y lejanos) y a los miembros de la elite comercial, ganadera, agricultora, política y militar. Los usos de las relaciones familiares y sociales fueron los recursos destacados a través de una acción utilizada para conseguir la formación de un grupo armado y representativo de los objetivos militares y políticos de su creador y de la sociedad santiagueña, en adhesión al proceso revolucionario. Asimismo, estuvieron otros integrantes de la elite como soldados, además de los miembros de los estratos bajos o sectores subalternos, tanto urbanos como rurales.

Los Patricios y el resto de los batallones, arribados desde Buenos Aires y Córdoba, partieron desde Santiago del Estero el día que Borges presentó el documento titulado como "Relación de las Plazas que componen las tres Compañías de Patricios de Santiago del Estero en el Ejército Auxiliador", es decir, el 19 de octubre de 1810. En esa fecha se dirigieron las tropas hacia Tucumán, aunque luego fue Borges llevando unos productos textiles para comercializarlos en el Alto Perú, aprovechando la seguridad brindada por los soldados.

Pero el caballero cruzado, quien fue marchando con el grado de teniente coronel de los Patricios (otorgado por Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, desde Córdoba), fue separado del Ejército Auxiliar del Alto Perú por una orden de Juan José Castelli, emitida el 28 de noviembre desde Potosí, debido a los conflictos surgidos en Jujuy con Ortiz de Ocampo. De esta manera, Borges fue obligado a regresar a Santiago del Estero, sin entrar en combate junto a sus hombres, mientras que Ortiz de Ocampo fue despojado de sus mandos.

Por el escaso recorrido, las demoras y los conflictos que hubo en el campamento establecido en Jujuy, los Patricios no participaron del rechazo y la derrota que tuvieron los patriotas en los campos de Cotagaita, bajo el mando de Antonio González Balcarce. Dicha derrota sucedió el 27 de octubre, luego de un enfrentamiento librado por más de cuatro horas. Como consecuencia, los integrantes del Ejército Auxiliar retrocedieron 24 leguas hacia el sur, en donde reorganizaron nuevamente sus posiciones. Sin embargo, la victoria lograda el 7 de noviembre -a orillas del Río Suipacha- fue el paso necesario para el ejército en su camino hacia el Alto Perú, ya que se aseguraron los territorios de Potosí, Chuquisaca y La Paz. Tras la Batalla de Suipacha, los Patricios de Santiago del Estero comenzaron a ser distribuidos en las compañías del Ejército del Norte.

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