Dolar Oficial: - Dolar Blue:- Dolar CCL:- Dolar Bolsa: - Dolar Mayorista: -

EL LIBERAL . Santiago

La prohibición del colorante rojo N°3: un punto de quiebre en la industria alimentaria

Por la Lic. María Cecilia Melucci, directora de la carrera en Ingeniería en Alimentos de UADE.

Lic María Cecilia Melucci

Lic. María Cecilia Melucci.

07/05/2025 06:00 Santiago
Escuchar:

La prohibición del colorante rojo N°3: un punto de quiebre en la industria alimentaria La prohibición del colorante rojo N°3: un punto de quiebre en la industria alimentaria

HACÉ CLICK AQUÍ PARA UNIRTE AL CANAL DE WHATSAPP DE EL LIBERAL Y ESTAR SIEMPRE INFORMADO

El debate sobre los aditivos alimentarios suma un nuevo capítulo. El pasado 15 de enero, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) anunció la prohibición del uso del colorante rojo N°3 en alimentos, bebidas y medicamentos, marcando un hito en la regulación de estos compuestos. Conocido también como eritrosina, este colorante sintético derivado del petróleo es ampliamente utilizado para dar tonalidades rojizas y cereza a distintos productos. Sin embargo, su relación con potenciales efectos cancerígenos ha llevado a su prohibición tras décadas de controversia.

El temor de los consumidores respecto a los efectos de ciertos compuestos en los alimentos ha crecido en los últimos años. La tendencia hacia las "etiquetas limpias" ha impulsado una mayor lectura de ingredientes y una demanda de información más clara sobre los productos que llegan a las estanterías de los supermercados. En este contexto, los aditivos alimentarios suelen ser los más cuestionados. Aunque algunos cumplen funciones tecnológicas esenciales, como la conservación o la estabilización de ciertos ingredientes, otros son criticados por sus posibles riesgos para la salud.

También te puede interesar:

La decisión de la FDA se sustenta en evidencia científica que vincula al rojo N°3 con el desarrollo de cáncer de tiroides en ratas. Las primeras alarmas surgieron en 1990, cuando se restringió su uso en cosméticos y medicamentos de aplicación tópica, como los labiales. A pesar de la existencia de la cláusula Delaney en la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos, que prohíbe la aprobación de aditivos colorantes ingeribles si se demuestra que causan cáncer en humanos o animales, su uso continuó permitido en la industria alimentaria. Fue recién en 2022 cuando el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI), junto a otras 23 organizaciones, solicitó a la FDA que hiciera cumplir la normativa vigente. Dos años después, la decisión finalmente se concretó.

La prohibición impacta en una amplia gama de productos que incluyen caramelos sabor cereza o frutilla, análogos cárnicos plant-based, galletas, bebidas saborizadas, gomitas y suplementos. Las empresas del sector tendrán hasta enero de 2027 para reformular sus productos, mientras que la industria farmacéutica contará con un año más de plazo.

Aditivos: dosis, funciones y riesgos en la balanza

La decisión de la FDA reaviva un debate de fondo: ¿cuáles son las dosis seguras de los aditivos alimentarios? ¿Se pueden aplicar indiscriminadamente en cualquier tipo de alimento? ¿Cómo se regula su uso? A nivel global y nacional, la incorporación de aditivos está estrictamente controlada. Existen dos parámetros clave:

-Dosis máxima permitida: la concentración máxima que el Codex Alimentarius ha determinado como funcionalmente eficaz y segura en un alimento o categoría de alimentos. Generalmente, se expresa en miligramos por kilo de producto.

-Ingesta Diaria Admisible (IDA): la cantidad de un aditivo que una persona puede consumir diariamente, durante toda su vida, sin que represente un riesgo apreciable para su salud.

En teoría, la dosis máxima permitida se establece por debajo de la IDA para garantizar la seguridad. Sin embargo, a pesar de estos controles, diversos aditivos continúan siendo relacionados con afecciones como alergias, procesos inflamatorios y ciertos tipos de cáncer.

El consumidor ante el desafío de "comer mejor"

La industria alimentaria está migrando hacia el uso de compuestos de origen natural para reemplazar a los aditivos sintéticos. Esto amplía las opciones disponibles en el mercado y responde a una demanda creciente de productos con menos ingredientes artificiales. Sin embargo, la clave no solo radica en los componentes, sino también en la frecuencia de consumo: lo que comemos influye en nuestra salud de manera directa, tanto positiva como negativamente.

Desde el punto de vista de los productores, el desafío es claro: adaptarse a las nuevas expectativas de los consumidores, que buscan etiquetas más comprensibles, con menos ingredientes y mayor transparencia sobre su composición.

En este escenario, quedan interrogantes abiertos: ¿cómo equilibrar la funcionalidad de los aditivos con la seguridad alimentaria? ¿Se podrá lograr una industria sin colorantes ni conservantes sintéticos sin afectar la calidad y durabilidad de los productos? Y, sobre todo, ¿cómo seguir avanzando en regulaciones que realmente protejan a los consumidores sin generar alarmas innecesarias? La discusión está abierta y la evolución de la ciencia y la tecnología será clave en las respuestas por venir.

Ver más:
Lo que debes saber
Lo más leído hoy