"Ni la economía ni la política llegan a este proceso electoral como habían planeado en la Casa Rosada"

El gobierno nacional cerró una semana complicada en lo político. El Congreso dio vuelta el veto que había aplicado el Ejecutivo a la Ley de Emergencia en Discapacidad, avanzara con la comisión investigadora de $Libra y sancionara el proyecto para el reparto de ATN a las provincias, los senadores rechazaron decretos que desregulaban organismos públicos y convirtieron en ley el financiamiento universitario y la emergencia pediátrica (la Ley Garrahan).

Pero además, se difundieron audios del ex titular de la ANDIS Diego Spagnuolo, en los cuales aludía a hechos de presunta corrupción que salpican a funcionarios del gobierno nacional. De todo esto, además de su perspectiva preelectoral dialogó Sergio Berensztein con EL LIBERAL.

¿Cuánto impacto puede tener este caso de sospechas de coimas en el manejo de medicamentos de la ANDIS en la performance electoral del gobierno?

Te diría que este es un caso importante, pero que en rigor pone, obviamente, sobre el tapete, en el centro de la opinión pública, el tema de la corrupción, no solamente de la ANDIS, sino en general. Teniendo en cuenta otros casos complicados, como el caso de Libra en particular, el Banco Nación y los contratos de los Menem, y el caso Scaturice, con lo cual es un tema más complejo. Si esto hubiese sido el primer escándalo de corrupción, tal vez el impacto hubiese sido acotado, o sospecha de corrupción, pero teniendo en cuenta que se trata de, por lo menos, el cuarto caso importante, aquí estamos hablando de una cuestión de mayor potencial de gravitación.

Dicho esto, cuando uno mira la historia electoral reciente en la Argentina, la corrupción, pocas veces, en sí misma, aisladamente, tuvo un impacto determinante en la performance electoral de gobiernos. Sí tuvo impacto como un factor adicional a otros, sobre todo económicos, pero nunca la corrupción en sí misma, o solamente, o únicamente, aisladamente, fue un factor determinante. El caso más típico de esto fue la elección del 2011, con Cristina siendo reelecta con un porcentaje récord en primera vuelta, con un montón de ya hechos de corrupción denunciados, con algunas investigaciones avanzadas, con lo cual estamos ante una situación donde, por lo menos, los precedentes nos obligan a ser prudentes respecto al impacto electoral.

Es más, es cierto que incluso en la década del 90, donde durante el menemismo hubo infinidad de hechos de corrupción, que para la época eran escándalos terribles, la verdad que la estabilidad económica, en principio, y luego el crecimiento, la recuperación del salario, etc., la bonanza económica durante mucho tiempo, entre el 93 y el 91, a rigor, y el 97, le permitió al menemismo navegar la cuestión electoral con ese plus de haber puesto la economía en orden.

¿Ahora se puede decir lo mismo?

El gobierno ahora no puede decir lo mismo, porque la economía no está en orden, pero al contrario, hay como una superposición entre el alivio que siente un sector importantísimo de la población por la baja reactiva de la inflación, con el malestar por las reformas económicas, y ahora por la indignación, etc., por la cuestión de la sospecha de casos de corrupción. Así que, con estos antecedentes, debemos ser bastante cautos, no digo que no haya un impacto, lo que digo, en todo caso, es que hay que mirarlos en términos, digamos, de combinación de variables, no de una variable sola.

¿El gobierno saldrá a decir algo o seguirá callado al respecto o lo toma como una operación política en su contra?

El gobierno salió a decir algo vía, sobre todo, Guillermo Franco, ¿no? No hubo una respuesta de las típicas de Karina Milei, tuvimos este episodio con Pamela David hace poquito, que salió enseguida, o incluso el propio presidente, ¿no?, o el vocero. Pero todavía, de ese punto de vista, no hubo una respuesta, digamos, de mayor importancia respecto de la cercanía con los Millei. Pero bueno, algo dijo, yo creo que, en alguna medida, la intención fue quitar de trascendencia al escándalo, no aumentar su volumen. Pero mi impresión es que todo esto va a depender de cómo avance la cosa, tanto en términos mediáticos, judiciales, políticos, si hay algún pedido de informes en el Congreso o algo por el estilo, que va a pasar seguro, al margen de las denuncias que van a llover, más las que ya hay. Creo que hay que mirar sobre todo eso, la cuestión de cómo impacta, digamos, cuál es la evolución de este escándalo para entender si amerita una respuesta de más jerarquía. Lo que sí es cierto es que en el medio de la campaña, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, muchos candidatos no quieren aparecer porque les van a preguntar sobre esto. Así que para la campaña electoral esto es un problema, para el desarrollo de la campaña electoral, para la comunicación en general del gobierno. Así que esto es una posibilidad, un espacio que se le abre a la oposición, para llenar ese vacío, me refiero.

¿Alcanzará con el argumento de la inflación baja para llegar bien a octubre o la economía ante la actividad y el consumo más frenados, pueden generar alguna sorpresa?

Son factores concomitantes. Lo que en todo caso explica son una combinación de variables, lo que explica el comportamiento electoral, donde la economía nunca es lo único pero siempre es lo más importante. En este caso en particular, había primero una ola de alivio, muy extendida. Pero como consecuencia de lo que marcas en la pregunta se frenó el consumo, la recuperación del salario, también esto convive con una situación de malestar donde en principio, ante la ausencia de propuestas económicas superadoras, uno supone que en muchos casos de votantes independientes y no decididos, indecisos o que están variando entre algunas opciones, el no volver al pasado en todo caso evitar la inestabilidad macroeconómica puede ser todavía un factor importante en decidir el voto. 

Pero, ni la economía ni la política llegan a este proceso electoral como habían planeado en la Casa Rosada, eso es muy claro, así que creo que todos los cálculos previos al resultado electoral, por lo menos no digo que deben revisarse, pero hay que dejarlos contingentes a cómo evolucione el contexto político en estos poco más de 60 días que quedan hasta las elecciones que son una eternidad.