El referente de la actividad inmobiliaria se refirió a la situación del sector, la caída de la demanda de locales comerciales.
"El panorama es inestable pero aún se sostiene el mercado de alquileres" "El panorama es inestable pero aún se sostiene el mercado de alquileres"
En un contexto económico complejo, el mercado inmobiliario en Santiago del Estero atraviesa momentos de fuerte contraste. Así lo explica el corredor inmobiliario y expresidente del Colegio de Corredores Inmobiliarios, Héctor Salvatierra, quien analizó el comportamiento actual del sector, especialmente en materia de alquileres y ventas.
"Hoy el mercado más equilibrado es el de alquileres, sobre todo en zonas cercanas a la universidad, donde creció mucho la demanda", señaló Salvatierra a EL LIBERAL. Esa demanda, impulsada por el aumento de estudiantes en la ciudad, ha sostenido los precios dentro de parámetros razonables para los ingresos provinciales.
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Sin embargo, el panorama es muy diferente en el segmento comercial. "Los locales sufren. El comercio está muy golpeado por la baja del consumo, la carga impositiva y la falta de estabilidad económica. Muchos cierran y no vuelven a abrir", advirtió.
Además, el especialista señala un cambio en el perfil de demanda: hoy se buscan grandes superficies comerciales, como gimnasios, supermercados o concesionarias, en detrimento de los pequeños locales tradicionales.
Salvatierra es propietario de la inmobiliaria homónima que hoy está celebrando sus primeros 42 años, lo cual lo convierte en un vocero calificado del sector además de haber presidido hasta este año el Colegio de Corredores Inmobiliarios local.
Respecto de las ventas inmobiliarias, el mercado se muestra retraído. "Se venden propiedades, pero sin continuidad. La incertidumbre económica, la falta de crédito hipotecario y la caída del poder adquisitivo frenan la inversión", explicó. Para Salvatierra, la falta de previsibilidad en materia de costos y la desconfianza en las políticas económicas nacionales hacen que quienes disponen de dinero prefieran resguardarse antes que invertir en ladrillos.
"La gente ve que puede financiar un electrodoméstico o un vehículo en 12 ó 30 cuotas, pero una casa sigue siendo una operación de contado. Eso desalienta", reflexionó. Aun así, reconoce que el negocio inmobiliario siempre tiene movimiento porque la vivienda sigue siendo una necesidad básica.
Finalmente, destacó la importancia del rol del corredor inmobiliario como asesor, sobre todo a la hora de poner precios realistas en un contexto de crisis. "Hay que explicarle al propietario que quizás hoy no va a recuperar lo que esperaba. Estamos viviendo un ajuste. Y el inmobiliario tiene que ser claro y responsable en eso", concluyó.
Los 42 años de una empresa familiar que creció con pasión, esfuerzo y compromiso
Este 10 de octubre, Inmobiliaria Salvaterra celebra 42 años de trayectoria ininterrumpida en el rubro, marcando una historia que va mucho más allá de operaciones comerciales: es el relato de una vocación, de resiliencia ante las crisis económicas, y del nacimiento y consolidación de una empresa familiar con raíces profundas en Santiago del Estero.

Su fundador, Héctor Salvatierra, recuerda con emoción los inicios de esta aventura profesional que comenzó en la ciudad de Córdoba, donde estudiaba arquitectura. "Entré como dibujante técnico en una empresa constructora-inmobiliaria, pero siempre me gustó la calle, el contacto con la gente", recuerda. Fue allí donde descubrió el negocio inmobiliario, un rubro que lo conquistó desde el primer momento y al que se ha dedicado de lleno desde entonces.
En 1983, con solo una mesa de trabajo en la recién inaugurada Galería Leonardo, nació formalmente Inmobiliaria Salvatierra. "Empecé solo, alquilando y administrando los locales. De ahí no paré más", cuenta con orgullo.
Una vida profesional atravesada por crisis y aprendizajes
La historia de Inmobiliaria Salvatierra es también la historia de cómo sostenerse y crecer en un país donde las crisis económicas son cíclicas. "Tuvimos épocas regulares, malas y buenas. Lo que te sostiene es el amor por la profesión y el apoyo de la familia", explicó Salvatierra. Recordó que en los inicios todo era a pulmón: oficinas alquiladas, sin estructura, y con muy pocas posibilidades de capacitación.
Sin embargo, la necesidad de aprender y capacitarse en las diferentes temáticas de esta actividad fue un motor constante. "Viajábamos a donde podíamos, aunque fuera con lo justo. Córdoba, Buenos Aires, Tucumán todo para capacitarnos. Muchas veces gastábamos lo que no teníamos, pero valía la pena".
En esa etapa formativa conoció colegas que lo inspiraron y marcaron su rumbo. "Me decían: 'yo empecé como vos, mirá cómo estoy ahora'. Eso te da norte. Y lo que me motivó siempre fue formar una empresa familiar".
La empresa familiar, un objetivo cumplido
Hoy Inmobiliaria Salvatierra es una empresa familiar consolidada, con la participación activa de sus hijos Santiago, Virginia y María Eugenia, y su nuera Dolores Costa. Cada uno con roles definidos: administración, alquileres, cuestiones legales y contables. Además, trabajan con un equipo de profesionales de confianza, como el escribano Hernán Curet y el agrimensor Miguel Ponce.
Para Salvatierra, el verdadero éxito no se mide en cifras: "No necesito vender una propiedad para salir del pozo. Podemos decirle a un cliente que no es buen momento para vender o comprar, aunque eso vaya en contra de nuestros intereses. Porque la confianza y el vínculo con el cliente son más importantes que cerrar una operación".
El legado: ética, estructura y visión de futuro
El profesionalismo, la ética y la formación constante son los pilares sobre los que se edificó la empresa, y que hoy continúan sus hijos. "Ellos han perfeccionado lo que yo no sabía hacer. Yo soy vendedor, no administrativo. Ellos han estructurado procesos, automatizado funciones, definido protocolos, objetivos claros. Eso es lo que permite mirar hacia el futuro con firmeza", afirmó con orgullo.
En palabras de su hijo, Santiago, "todo lo que hemos logrado parte de objetivos claros y procesos estructurados. Nos enfocamos naturalmente en el cliente, creemos que un buen negocio favorece a todas las partes. Y si hoy no se concreta, sabemos que esa persona volverá".
Destacó además la importancia de haber adaptado la empresa a los nuevos tiempos: "Hoy no se atiende ni se trabaja como hace 3 años, mucho menos como hace 20. Y hemos podido acompañar ese cambio gracias a la estructura que construimos".
Un cambio cultural en el sector
Otro de los grandes logros que Salvatierra destaca es el cambio cultural dentro del propio rubro inmobiliario. "Cuando empecé, era todo informal: 'vendeme esta casa, te doy unos mangos'. Hoy el cliente viene y pregunta dónde firma la autorización de venta. Ese respeto al trabajo del inmobiliario no existía, y lo construimos desde cero, desde la Cámara Inmobiliaria y después con el Colegio".
Santiago del Estero fue pionera en tener la primera ley provincial del país que exigía autorización escrita para vender una propiedad. "Ese fue un gran paso para la profesionalización de la actividad", sostiene.

Un legado que sigue creciendo
Con más de cuatro décadas de historia, Inmobiliaria Salvatierra no solo ha crecido en estructura, sino también en prestigio y confianza. "No somos muchos, pero tenemos procedimientos estandarizados, automatizados, objetivos claros y una red de profesionales comprometidos", agregó Santiago.
Hoy, la empresa está enfocada en brindar un servicio ético, personalizado y profesional, con visión a largo plazo y un vínculo genuino con los clientes, que muchas veces ya son hijos o nietos de los primeros que confiaron en Salvatierra allá por los años '80.
"Lo más importante que hemos logrado no es solo mantenernos, sino afianzarnos y evolucionar sin perder el espíritu con el que comenzamos: trabajar como si el negocio fuera nuestro, decir la verdad aunque no convenga, y tratar a cada cliente con respeto y compromiso", concluyó Salvatierra, con emoción y la satisfacción del deber cumplido.








