Adiós a una leyenda: el encanto eterno de Diane Keaton, la musa que reinventó Hollywood

Hollywood perdió una de sus voces más singulares. Diane Keaton, ganadora del Óscar en 1978 por Annie Hall y figura esencial del cine norteamericano, falleció en California a los 79 años. La noticia fue confirmada este sábado por un portavoz de su familia a la revista People, que informó que, por deseo de sus seres queridos, no se revelaron detalles sobre las circunstancias de su muerte y se pidió respeto y privacidad en este momento de duelo.

Nacida el 5 de enero de 1946, Keaton construyó una trayectoria tan extensa como irrepetible, marcada por el carisma, la ironía y una sensibilidad que trascendió la pantalla. Se convirtió en ícono del cine y la moda a partir de la década de 1970, cuando brilló en sus recordadas colaboraciones con Woody Allen, quien la convirtió en su musa y compañera de historias urbanas llenas de neurosis, ingenio y amor imperfecto.

Su papel en Annie Hall la catapultó al estrellato mundial: aquella mujer entrañable, desbordante de encanto y torpeza, con sombreros, chalecos y corbatas, reflejaba mucho de la verdadera Keaton. Su actuación le valió el Oscar a la Mejor Actriz y dio origen a un estilo inconfundible que influyó tanto en la moda como en el cine.

Pero su talento iba mucho más allá de la comedia romántica. Keaton demostró una notable versatilidad, encarnando desde la dulce Kay Adams en la trilogía de El Padrino, dirigida por Francis Ford Coppola, hasta la periodista idealista en Rojos, por la que obtuvo otra nominación al Oscar. En las décadas siguientes, continuó conquistando al público en filmes como Manhattan, El club de las divorciadas y Alguien tiene que ceder.

Con una carrera que abarcó más de cincuenta años, Diane Keaton fue mucho más que una actriz: fue una mujer que desafió estereotipos, que hizo del humor una forma de inteligencia y del desparpajo una marca de autenticidad.

Hoy, Hollywood despide a una artista que, sin proponérselo, cambió la manera de entender la feminidad en el cine. Diane Keaton se va, pero su risa nerviosa, su mirada luminosa y su inimitable estilo seguirán habitando cada fotograma que dejó atrás.