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Anteojos con mala graduación: síntomas y qué hacer

Por el Dr. Ricardo Passone. 

13/10/2025 06:00 Santiago
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Anteojos con mala graduación: síntomas y qué hacer Anteojos con mala graduación: síntomas y qué hacer

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Llevar los cristales mal graduados es mucho más común de lo que pensamos. Por pereza o falta de tiempo, son muchas las personas que no acuden al oftalmólogo con la frecuencia recomendada, que debería ser de al menos una vez cada año y en el caso de las personas mayores de 50 años, quizás con mayor periodicidad. Esta situación provoca que las gafas que les proporcionaban una buena visión hace un tiempo, hayan perdido progresivamente gran parte de su eficacia.

¿Cuáles son los síntomas de unas gafas mal graduadas?

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Existen una serie de síntomas que indican que debemos pasar por la óptica urgentemente y cambiarnos de gafas o, cuanto menos, de cristales:

La visión no es nítida. Probablemente es el síntoma más importante. Si no somos capaces de distinguir con claridad los objetos de cerca o de lejos es que tenemos que hacernos una revisión oftalmológica. En ocasiones, la mala visión solo se produce en determinadas circunstancias, por ejemplo, de noche o en condiciones de escasa iluminación. Pero no por ello debemos dejar de actualizar la graduación de nuestros cristales.

No se ve bien por alguno de los ojos. En ocasiones, los problemas de visión se concentran en solamente uno de los dos ojos, bien sea porque es el único que tiene dioptrías de algún problema refractivo o porque, de alguna forma, el ojo con mejor visión está compensando a su compañero.

Fatiga visual. Si no vemos bien con las actuales gafas, tendemos a forzar la vista, lo que nos puede acarrear diversos problemas: lagrimeo, mareos, enrojecimiento de los ojos y hasta dolor de cabeza.

Consecuencias de usar gafas mal graduadas.

A diferencia de lo que se suele creer, usar unas gafas mal graduadas no va a provocar que el paciente adulto pierda más capacidad visual a largo plazo de la que perdería en otras circunstancias. Eso sí, es muy probable que acabe padeciendo los molestos síntomas que hemos descrito previamente: visión borrosa, visión doble, mareos, dolores de cabeza…

En el caso de los niños y los adolescentes, unas gafas mal graduadas sí pueden favorecer que las dioptrías aumenten más rápidamente, ya que sus ojos todavía no están desarrollados al completo.

¿Las gafas mal graduadas pueden causar dolores de cabeza?

Unas gafas con una graduación inapropiada pueden provocar que los ojos del usuario realicen un sobresfuerzo visual para ofrecerle la mejor visión posible. Si esta situación se alarga en el tiempo pueden aparecer mareos y dolores de cabeza y de ojos.

¿Qué hacer si creo que mis gafas están mal graduadas?

Si notas alguno de los síntomas descritos y crees que podrías estar usando unas gafas con cristales mal graduados, es necesario que acudas a un oftalmólogo para confirmar si tu problema refractivo ha empeorado y, por tanto, necesitas adaptar tus gafas a tus nuevas necesidades visuales.

En todo caso, la recomendación general es realizarse un examen visual periódicamente y así detectar a tiempo las variaciones de graduación o cualquier otro problema visual que pueda aparecer.

¿Qué relación existe entre las lentes mal graduadas en niños y el fracaso escolar?

Muchos estudios asocian directamente las gafas mal graduadas con el fracaso escolar en un porcentaje significativo de niños y niñas.

Es lógico, ver perfectamente es fundamental para poder seguir las indicaciones del profesor en la pizarra o poder leer y escribir sin tener que realizar un esfuerzo adicional que lleve al cansancio excesivo y, por lo tanto, a no poder mantener la atención ni la concentración el tiempo suficiente.

Los expertos cifran en aproximadamente un 30% el fracaso escolar relacionado directamente con problemas de visión no diagnosticados o mal corregidos. Esto es fácil de entender porque, especialmente durante los primeros 12 años de vida, aproximadamente el 80% del desarrollo educativo tiene lugar a través de la vista. Por otro lado, entre el 5 y el 10% de los niños de preescolar y el 25% de los escolares usa gafas, pero se calcula que este porcentaje debería ser mayor. La explicación de este desajuste es que muchos niños y niñas no son conscientes de sus problemas de visión o no han sido diagnosticados correctamente.

Además, los niños en edad escolar son las personas que más fácil y rápidamente pueden llevar sus gafas mal graduadas, ya que su graduación puede cambiar en poco tiempo por encontrarse en pleno desarrollo. Y casi siempre precisan de más dioptrías en sus cristales.

Principales síntomas de las gafas mal graduadas

Las gafas corrigen los defectos de visión y sus cristales nos protegen de los efectos de luz en los ojos. Pero no estamos acostumbrados a revisar periódicamente la graduación de las mismas, lo que provoca que la visión no sea la adecuada.

Es muy frecuente encontrar en consulta una diferencia entre la graduación necesaria para tener una correcta visión y la de las gafas que actualmente utiliza el paciente. Es posible que las gafas con las que veías de forma muy nítida, ya no sean suficientes para garantizar una óptima salud visual porque tu graduación haya cambiado. Por eso, es fundamental estar alerta y revisar tu graduación si observas alguno de estos síntomas que antes no tenías.

¿Cuáles son los síntomas frecuentes de unas gafas mal graduadas?

La visión no es nítida: es el síntoma más recurrente y el que primero se nota. Los pacientes perciben que son capaces de distinguir los objetos lejanos o cercanos de una manera correcta teniendo que entrecerrar los ojos o forzando la vista. A veces, estos gestos se convierten en costumbre produciendo situaciones de tensión ocular.

Se ve borroso por alguno de los ojos: en este caso es posible que se haya alterado la graduación de las dioptrías y que los cristales que estás utilizando no sean los indicados.

Lagrimeo o enrojecimiento en los ojos: esto es consecuencia de haber forzado la vista y el grupo de músculos faciales. La tensión constante, causada por el intento de adaptarse por parte del ojo a una visión incorrecta, produce las siguientes alteraciones fisiológicas: fatiga visual, lagrimeo recurrente y ojos enrojecidos.

Fatiga en los ojos y sensación de no poder mantenerlos abiertos: la fatiga en los ojos es el punto de retorno en el que es necesario una revisión de las lentes, ya que suele venir acompañada de dolores de cabeza y la necesidad de cerrar los ojos para quedarse a oscuras.

En el caso de los niños, los problemas refractivos como la miopía suelen aumentar con la edad. Si observas que fuerza mucho la vista o que se acerca mucho a los libros y a la pantalla, es probable que necesite revisar su graduación.

Para las personas adultas, no existe una periodicidad fija para visitar al oftalmólogo, así que, para cuidar la salud visual, tienen que prestar atención a los síntomas que hemos mencionado para que se den cuenta de que las gafas están mal graduadas.

Tratamiento

Una revisión de graduación es probable que requiera de unas nuevas lentes para tu montura. El primer paso será elegir el cristal de la lente entre orgánico y mineral, este último está hecho de vidrio, es poco resistente a los golpes y cada vez se utiliza menos.

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