Quedó herida al ser golpeada por vientos huracanados de más de 100 kilómetros por hora, lluvia y granizo.
La ciudad de Frías, en "estado de emergencia por desastre climático" La ciudad de Frías, en "estado de emergencia por desastre climático"
FRÍAS, Choya (C) El intendente de Frías, Humberto Salim, declaró el "estado de emergencia por desastre climático" luego de que la ciudad se viera golpeada por el impacto de vientos huracanados de más de 100 kilómetros por hora, lluvia y granizo en un corto periodo de tiempo, que afectó servicios públicos y viviendas, mayormente de condiciones humildes.
"El gobernador, Gerardo Zamora, se comunicó de inmediato al conocer la situación de emergencia poniéndose a total disposición para asistir a las familias afectadas, tanto en la ciudad de Frías como en los parajes del interior", anunció el jefe comunal friense al término de una reunión realizada junto con el secretario de Gobierno, Sebastián Salim, el subsecretario de esa cartera, Carlos Nazar, y al subsecretario de Defensa Civil de la Provincia, Mario Guzmán, y a su equipo de trabajo, quienes informaron sobre el relevamiento realizado en todo el departamento Choya.
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Guzmán informó que más de 100 familias resultaron damnificadas en Frías y en los parajes de Ancaján, Pozo del Campo y Los Ralos, registrándose voladuras de techos y severos daños materiales en viviendas, caídas de postes de las red eléctrica y de árboles.

En ese contexto adelantaron que "la ayuda comenzaba a llegar desde la tarde de este sábado para brindar asistencia inmediata", tal como lo dispuso el propio gobernador.
El propio jefe comunal habló con EL LIBERAL y detalló el impacto del meteoro climático: "En un primer relevamiento que hicimos hemos detectado posiblemente más de un centenar de viviendas más las que van informando los vecinos, también decenas de árboles de gran porte que han llegado a obstaculizar calles en la zona este de la ruta nacional 157, ruptura de techos y canchas de pádel tanto privadas como las del Polideportivo, y hasta automóviles".
La ruta de la furia
El viernes se percibía literalmente como un horno. Asfixiante condiciones, mucha humedad y presión en el ambiente. El pronóstico advertía sobre "precipitaciones para las próximas horas" pero en la realidad era un cielo mayormente nublado y demasiado sofocante.

Ese cuadro climático se mantuvo, en crecimiento, hasta la 18 cuando, tal si fuera una olla a presión, una masa de aire en movimiento ingresó desde el noreste donde la ausencia de miles de hectáreas de árboles por los lotes sembrados, le daban Campo abierto a la fuerza del viento para impactar contra la ciudad que quedaba en el medio de su camino.
Los barrios Las Violetas, el Monumento a la Bandera y las viviendas pegadas al predio de la pista de aviación en el frente este de la ciudad fueron los primeros en recibir el impacto. Chapas y nylon volaban por el aire como su fueran papeles plateados.
Así a medida que entró a la ciudad, árboles de gran porte caían como gigantescas fichas de dominó llevándos con ellos cables y postes.
Descontrol
La potencia del meteoro climático se reflejó en las estructuras de gran porte cuyos techos de chapa fueron severamente dañados, e incluso cabreadas de hierro dobladas como si fueran con la mano, tal es el caso de complejos deportivos privados o pesadas estructuras de la nueva terminal de ómnibus.
Fueron treinta minutos interminables, de descontrol. Este cuadro también se vio reflejado en carteles de comercios, estaciones de servicios y postes de las empresas telefónicas.








