La joven enfermera de Suncho Corral recuerda cómo la maternidad cambió el rumbo de su vida.
Radamel y Marcia, una madre que enseña a soñar Radamel y Marcia, una madre que enseña a soñar
Cuando se menciona el nombre de Radamel, muchos piensan en el adolescente de Suncho Corral que deslumbró a Milo J con su voz y su raíz folklórica. Pero detrás de ese nombre hay una historia silenciosa y profunda: la de su mamá, Marcia Coria, una mujer que aprendió a construir su destino entre la ternura y el coraje.
"Tenía 23 años cuando quedé embarazada recuerda Marcia. No fue algo planeado, estaba estudiando Biología y mi familia era muy conservadora. Me crié con mi abuela y en mi casa no había antecedentes de madres solteras. Sentí miedo, miedo de fallarle a ella y de no saber cómo iba a salir adelante".
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Aquel embarazo la obligó a detenerlo todo. Suspendió el profesorado, atravesó un cuadro de riesgo con reposo absoluto y, en silencio, comenzó a forjar una fortaleza que más tarde sería su sello. "Casi lo pierdo a los tres meses dice. El médico me dijo que no levantara ni un vaso de agua. Pero Dios quiso otra cosa. Y aquí está mi Radamel".
Desafío y aprendizaje
Si bien después de la noticia del embarazo, el noviazgo terminó, el papá de Radamel trató de acompañarla durante todo el proceso, visitándola cada tarde para saber de su estado. Como estaba sin trabajo en aquel momento, no podía ofrecerle una ayuda económica, aunque sí el apoyo de su familia, que muchas veces se encargaba de cuidar al bebé para que Marcia pudiera ir a trabajar o estudiar.
Marcia aprendió pronto a multiplicarse. Trabajó en un boliche limpiando por la siesta y atendiendo la barra por la noche para poder comprarle pañales y leche para su bebé. Mientras había retomado sus estudios, aunque esta vez de Auxiliar de Enfermería. "A veces me iba a estudiar con él en el cochecito. Si estaba tranquilo, lo llevaba conmigo a las clases. Rada, tenía cinco meses cuando empecé la carrera. Necesitaba salir adelante".
Su esfuerzo dio frutos: se recibió con excelentes notas y, poco después, comenzó a trabajar en una clínica privada. Con los años, se perfeccionó hasta convertirse en Técnica en Enfermería, profesión que ejerce en el Hospital Distrital de Suncho Corral.
"Siempre quise que él me viera luchando dice. No por ambición, sino para que entendiera que todo cuesta. Que no hay que rendirse".
La música
Marcia recuerda que Radamel fue un niño inquieto, lleno de energía. "Era hiperactivo, no paraba. En la escuela, su maestra Zulma le tenía una paciencia enorme. Y fue gracias al programa Centro de Actividades Infantiles (CAI) que empezó a canalizar todo eso en la música. Ahí lo descubrimos. Ahí empezó a calmarse y a brillar".
Con orgullo, lo acompaña en esta nueva etapa donde la fama empieza a tocar la puerta. "Lo que me asusta es el afuera confiesa, las opiniones. A veces hay gente que se acerca con otras intenciones. Siempre le digo: preguntá, escuchá, no te dejes llevar. Pero también hay personas buenas, como Cami (Milo J), su madre y su producción, que lo apoyan de corazón. Estoy muy agradecida".
El legado
Cuando se le pregunta qué desea que su hijo herede de ella, Marcia no duda: "La humildad y la honestidad. Son valores que abren puertas. Y el amor por la familia. Que nunca deje de soñar y que siempre se guíe por el corazón".
Su voz se suaviza cuando piensa en ese niño que hoy pisa escenarios. "Él tiene la contención de parte de su familia paterna, como la materna. Siempre han apoyado y aún en los eventos chicos, ya sea en la escuela, siempre hemos estado acompañándolos. Muchas veces lo hablo y le digo, 'tienes que seguir, nunca te olvides de que si estás en un lugar es porque hay un Dios y él es el que te acompaña y te abre caminos'".
Un pasado que vuelve en forma de perdón
Lo que pocos saben es que la historia de Marcia tiene un capítulo tan conmovedor como su maternidad. Ella misma fue una bebé entregada en adopción al nacer, criada con amor por sus abuelos (los padres de su mamá adoptiva) y sin rencor hacia su madre biológica. "Nunca la juzgué. Entendí que hizo lo que pudo. Le agradezco haberme dado la vida y haber elegido bien a quién me entregó", dice con serenidad.
Su historia habla de raíces, identidad y segundas oportunidades.








