Cuando ChatGPT se convierte en oráculo y el lenguaje simbólico encuentra su versión digital. Por Gisela Colombo.
El tarot entra en la era de la inteligencia artificial El tarot entra en la era de la inteligencia artificial
El tarot es, desde sus orígenes, una forma de pensamiento visual. Un conjunto de 78 cartas 22 arcanos mayores y 56 menores que narra el viaje del alma humana: sus miedos, deseos, aprendizajes y transformaciones. Cada figura encarna una metáfora universal: El Loco representa el impulso vital, La Muerte, la mutación; La Estrella, la esperanza que guía incluso en la oscuridad.
En ese sentido, el tarot no predice: interpreta. Propone una conversación entre lo racional y lo intuitivo, entre la mente y el símbolo.
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El tarot como máquina para pensar
"El tarot es una máquina para pensar." Victoria Arderius
La artista. periodista y prestigiosa tarotista Victoria Arderius define al tarot con esta frase precisa y luminosa. En su práctica, el mazo se convierte en un laboratorio de ideas, una herramienta de exploración poética donde el azar colabora con el pensamiento.
Su trabajo en el cruce entre arte conceptual, performance y mística contemporánea muestra que tirar el tarot es una forma de crear sentido, no de adivinarlo.
Cuando la IA toma las cartas
En los últimos meses, el asistente conversacional ChatGPT sumó una función que permite realizar tiradas de tarot y ofrecer interpretaciones simbólicas.
No lo hace desde lo místico, sino desde el lenguaje: cada carta se traduce en arquetipos, metáforas y reflexiones. La IA no intenta "predecir", sino acompañar procesos de pensamiento.
La diferencia esencial con el trabajo de Arderius y con cualquier tarotista de carne y hueso está en la presencia.
La inteligencia artificial puede ofrecer lecturas coherentes, precisas, incluso inspiradoras, pero carece de lo irrepetible: la respiración compartida, la intuición corporal, el instante en que una palabra vibra distinto según quién la diga.
El tarot digital es un espejo textual; el tarot humano, una conversación viva.
Sin embargo, hay que decirlo: un tarotista espiritualmente superficial o manipulado por el ego es incluso menos recomendable que una IA. Cuando el tarot se usa para impresionar, dominar o satisfacer la vanidad del lector, pierde su sentido sagrado y se vuelve entretenimiento vacío.
En cambio, cuando tenemos acceso a un intérprete serio, espiritual y honesto, el encuentro se vuelve incomparable: allí surge lo que ninguna máquina puede imitar la vibración de lo humano, el vínculo, la mirada que contiene sin juzgar.
Un ejemplo: la tirada de la decisión
Durante una prueba de esta nueva función, una usuaria le pidió a ChatGPT una tirada sobre una decisión vital: mudarse a un nuevo lugar y adoptar otro estilo de vida.
El sistema propuso una lectura de tres cartas:
El Ermitaño, como energía del presente.
El Loco, como camino del cambio.
La Estrella, como consejo.
La interpretación fue sorprendentemente coherente. El Ermitaño hablaba de introspección y madurez; El Loco, de libertad y salto de fe; y La Estrella, de esperanza y renovación.
"Tu lectura muestra un tránsito de la introspección a la libertad bajo la guía de la esperanza", sintetizó la IA.
La experiencia no reemplaza la intuición humana, pero ilustra algo fascinante: la posibilidad de usar la tecnología como espejo simbólico. En lugar de decir qué va a pasar, la máquina invita a preguntarse por qué y para qué.
Entre algoritmos y arcanos
Pese a la distancia entre lo humano y lo digital, la experiencia resulta reveladora. ChatGPT puede desplegar tiradas sobre decisiones, propósitos o etapas de cambio, y ofrecer lecturas que invitan a la reflexión.
"Cuando ChatGPT tira el tarot, no adivina; ayuda a pensar", afirman los usuarios que experimentan con la herramienta.
Tal vez porque, en el fondo, toda tirada sea con cartas físicas o en una pantalla busca lo mismo: entender el momento presente y reordenar el caos en un relato.
Entre algoritmos y arcanos, el tarot se reinventa como un nuevo lenguaje del alma. La espiritualidad, traducida en código, sigue cumpliendo su función más antigua: dar sentido a lo incierto.
El juego del colgado
En mi libro El juego del colgado, exploro esa misma frontera: la del pensamiento simbólico y la transformación personal. A través del mito del arcano XII el colgado, suspendido entre dos mundos, reflexiono sobre la pausa, el sacrificio y la mirada interior como vías de evolución.
Hoy, frente a una IA que también interpreta símbolos, esa búsqueda se expande: seguimos usando el tarot para pensar, solo que ahora también conversamos con las máquinas sobre el alma.








