Los Centros Barriales de la Familia Grande del Hogar de Cristo reciben la vida como viene, en su totalidad y complejidad. Cómo funcionan.
Hogares de Cristo en La Banda: una oportunidad real para que los chicos puedan salir de las drogas Hogares de Cristo en La Banda: una oportunidad real para que los chicos puedan salir de las drogas
La prevención y recuperación de jóvenes con adicciones son las razones que motivan a los Hogares de Cristo, una organización que nació por impulso de Jorge Mario Bergoglio antes de ser ungido como papa Francisco y que en Santiago del Estero tiene como mentor al padre José "Pepe" Di Paola.
"Ni un pibe menos por la droga" es el lema que toca corazones y hace posible encontrar soluciones a quienes, con denuedo, se abocan al abordar la vulnerabilidad y el consumo de drogas y también transformar realidades en los barrios, acompañando a las personas y fomentando su inclusión social y recuperación.
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La dignidad, la inclusión y la reparación de derechos de los más excluidos son ejes que sostienen el trabajo que se realiza en el barrio San Germés de la Capital en la Casa Convivencial "Granja Señor de los Milagros de Mailín", en el Centro Barrial "Madre del Puente Carretero", Hogar de Cristo, en ruta 1 y calle 5 del barrio El Cruce de La Banda y en la Casa de Itatí", en el barrio San Fernando, también de la "Cuna de Poetas y Cantores".
"Sabemos que para los que sufren adicciones, para sus familias, ya hay una esperanza en marcha, recibiendo la vida como viene", reflexionó el padre "Pepe" en una entrevista con EL LIBERAL. El sacerdote de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes explicó cuál es el trabajo que realizan en el Hogar Madre del Puente Carretero y Casa Itatí. Explicó el trabajo que se desarrolla en cada "umbral", tal como se los denomina.
Los umbrales
La primera luz, o el primer umbral, que ilumina la vida de los jóvenes que se inician en el camino de su recuperación está en el Hogar Madre del Puente Carretero. El segundo umbral está en Casa Itatí y el tercero y un cuarto en la Casa Convivencial "Granja Señor de los Milagros de Mailín", en el San Germés de la Capital.
Es cuando los jóvenes ya pasaron de ser recibidos, de vivir dos meses en el Hogar Madre del Puente Carretero, en el primer umbral, y empiezan a vivir en comunidad.

"Acá se fortalecen los vínculos, se establecen objetivos, y se van trabajando muchas cuestiones espirituales, una atención psicológica que tienen en forma permanente, trabajos comunitarios que los ayudan a pensar en que su vida la pueden gastar en cosas buenas, que pueden pensar en un futuro diferente que lo que te da la calle o la droga", señaló Di Paola.
El padre "Pepe" recalcó: "Realmente hay un cambio bastante grande. Los que pasan de este umbral (Granja Señor de los Milagros de Mailín), lo hacen a la granja. Y ahí están bastante tiempo trabajando, su espiritualidad y su compromiso".
Di Paola, quien es coordinador de la Comisión Nacional de la Pastoral de Adicciones y Drogadependencia, resumió la función de cada uno de los umbrales. "Cada umbral tiene una función. Una es la recepción, es sacar los hábitos malos para ir de la calle, empezar a vivir nuevamente en familia. Después se pasa al segundo umbral, donde se establecen con mayor claridad los objetivos que se han planteado al salir de esa vida que llevaban, y se fortalece el trabajo espiritual, el trabajo psicológico".
"Después, en el tercer umbral, que es la granja, un tiempo grande, diríamos, de camino espiritual, y de atención también a nivel psicológico y atención comunitaria. Hacen mucho trabajo comunitario. Y después el cuarto umbral, que funciona también en San Germés, ya es cómo salen, ese proyecto de vida que tienen que armar una vez que ya tuvieron tantos meses, pues ya estuvieron seis meses dentro de este camino de recuperación".
Brindar herramientas
El párroco destacó que, en definitiva, el objetivo de los umbrales es que los jóvenes se capaciten "porque queremos que vayan aprendiendo oficios, que cuando salgan tengan herramientas para poder trabajar".
"Pepe" está muy satisfecho con la respuesta que tienen al trabajo de recuperación de los adictos en los distintos umbrales. "La respuesta es muy buena. Hay una gran demanda, y los jóvenes que logran perseverar van experimentando un bienestar muy grande".
"Queremos que el que entra, entre convencido, que lo piense bien, que no sea un arrebato, sino que realmente entre convencido. Una vez que entran allí ya, sigue este camino de los umbrales", sostuvo.
El sacerdote, quien está al frente de la Federación de Hogares de Cristo, indicó que los jóvenes que llegan a los hogares de Cristo son de Santiago del Estero. "La mayoría es de Santiago, es un dispositivo preparado para el santiagueño, pero también hay de Tucumán, tenemos dos jujeños, un catamarqueño", remarcó.

Di Paola recordó su trabajo junto al entonces obispo Jorge Mario Bergoglio en la Villa 21, en Buenos Aires. "Cuando empecé el Hogar de Cristo esto lo hicimos en la Villa 21. Nace en la iglesia y después se fue multiplicando por todos lados, hasta estar en Santiago del Estero, pero tenemos más de 300 centros en todo el país, que lo dirigen religiosas, curas, laicos, cada lugar tiene su propia organización, por eso somos una federación", sostuvo el sacerdote.








