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Tartamudez: una forma diferente de hablar 

Por Lic. Ana Manzur Fonoaudióloga

05/11/2023 06:00 Santiago
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Tartamudez: una forma diferente de hablar  Tartamudez: una forma diferente de hablar 

"Desde que nació su hermanito se traba al hablar, es por celos, para llamar la atención", "Mi hijo piensa más rápido de lo que habla, por eso se traba", "Mi hijo se traba al hablar porque es tímido y se pone nervioso"

Estas son algunas de las frases más comunes que dicen los padres con respecto al habla de sus hijos, frases que obedecen a algunos de los mitos que rodean a la tartamudez y que por supuesto, todas son falsas.

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El pasado 22 de octubre se celebró y se celebra cada año, el Día Internacional de la Toma de Conciencia de la Tartamudez. La tartamudez es un tema que en el inconsciente colectivo, está acompañado por muchos mitos que intentan dar explicación a lo que no tenía respuesta en su momento.

Hoy, y gracias a la evidencia científica que se fue desarrollando y cuyas conclusiones se exponen en estos últimos años, los profesionales actualizados en este tema, contamos con algunas respuestas para ofrecer a las personas que tartamudean, a sus familias y a su entorno.

Hay varias definiciones oficiales de la tartamudez, podemos resumirlas en que es una alteración de la fluidez del habla, con base neurobiológica, multifactorial, que se origina en la infancia entre los 2 y 5 años aproximadamente, y que consiste en la ruptura de la fluidez por la presencia de bloqueos, repeticiones, prolongaciones, entre otras y que la aparición de estas disfluencias interrumpen llamativamente la comunicación del hablante.

Entre las definiciones más actuales, también encontramos la afirmación, indiscutible, que al estar afectada la comunicación, el abordaje terapéutico de la tartamudez corresponde al campo de la fonoaudiología.

¿Por qué un niño empieza a tartamudear?

La tartamudez tiene un origen multifactorial, es decir, varios factores son los que interactúan entre sí y son los que contribuyen a la aparición de la tartamudez. Gracias a la evidencia científica y desde la perspectiva genética, las personas que tartamudean poseen genes, que están identificados, que contribuyen a la aparición de la tartamudez, esto quiere decir que si un miembro de la familia tartamudea, hay altas posibilidades que tenga otro familiar con tartamudez. También sabemos que existen diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro de los niños que tartamudean en relación con los que no lo hacen. Estas son diferencias mínimas y sutiles. También influyen en su aparición otros factores que se relacionan con las habilidades del lenguaje, temperamento y habilidades motoras que presenta ese niño. Es la interacción de estos factores los que determina que algunos niños pueden dejar de tartamudear o seguir tartamudeando de manera persistente o crónica.

Teniendo en cuenta lo dicho, tratemos de encontrar respuestas a algunos de los mitos que rodean a la tartamudez y que estigmatizan a ese niño y a su familia.

Las Cosas Por Su Nombre

Tartamudez y disfluencia no son sinónimos. Todos podemos tener disfluencias en nuestra comunicación pero no todos tenemos tartamudez. Es importante usar la terminología adecuada para quitarle peso a la palabra tartamudez y que esta no continúe siendo un tabú.

Tratamientos

Existen tratamientos para todas las edades, que debe ser realizado por un profesional fonoaudiólogo actualizado en el tema. El tratamiento debe ser individual, porque la tartamudez es única, tanto como lo es la persona que tartamudea y sus necesidades. No existen dos formas iguales de tartamudear, aunque se tenga la misma edad y el mismo diagnóstico.Los aspectos afectivos, lingüísticos, conductuales y cognitivos son diferentes en cada persona según su experiencia de tartamudear y por ende se trabajarán diferentes objetivos y necesidades individuales, quetambién se deben abordar en las sesiones, y no sólo las trabas.

La tartamudez es una condición del habla, una característica, una forma diferente de hablar, que está presente de nuestra sociedad y va a seguir estando. En estas épocas que vivimos, donde la comunicación y la inmediatez parecen ser una cualidad humana, escuchar a alguien tartamudear, nos interpela. Debería hacernos reflexionar en cuanto a la espera, la paciencia, la empatía, aceptar loque es diferente… saber oír no es lo mismo que saber escuchar.

Mitos y falsas creencias 

"Es normal que los niños tartamudeen cuando son pequeños". Esto es falso. No es parte del desarrollo del lenguaje presentar disfluencias características de la tartamudez. Sobre todo, si algún familiar tartamudea.

"La tartamudez es psicológica". No es cierto. Existe un compromiso psicológico en las personas que tartamudean que se desencadena por las experiencias vividas con la tartamudez, porque se van desarrollando pensamientos y sentimientos negativos hacia su manera de hablar y sobre sí mismos. Este compromiso psicológico no es la causa, puede ser la consecuencia de tartamudear.

"Las personas que tartamudean son menos inteligentes". Totalmente falso. Al estar enlentecida la comunicación debido a la falta de fluidez, existe la creencia de que si la persona no es fluida, no sabe hablar y por lo tanto no es inteligente. Nada más alejado de la realidad porque si bien la tartamudez tiene origen neurobiológico, la inteligencia no está alterada en absoluto.

"Las personas con tartamudez piensan más rápido de lo que hablan". En realidad, todas las personas pensamos más rápido de lo que hablamos. Para hablar necesitamos poner en marcha ciertos mecanismos motores y de coordinación fono-respiratoria, entre otros, que implican "más tiempo" que el tiempo que nos lleva "pensar" las palabras que queremos decir. Esto esta medido en milésimas de segundos y nos da la evidencia de que todos pensamos más rápido de lo que hablamos, tartamudeemos o no.

¿Qué podemos hacer frente a una persona que tartamudea?

-Escuchar atentamente

-No completar sus frases, sabe exactamente lo que quiere decir, sólo que le lleva más tiempo.

-Concentrarse en su mensaje, en el contenido y no en la forma.

-No pedir que respire, la tartamudez no tiene nada que ver con la respiración.

-Mirar a los ojos.

-Respetar su turno de hablar, no hablar encima.

-No pedir que se calme y que lo diga de nuevo, no asumir que está nervioso, la tartamudez no tiene que ver con los nervios o la ansiedad.

-Evitar hablar por él, aunque se trabe, merece ser escuchado.

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