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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 12,8-12.

20/10/2017 23:05 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 12,8-12. Evangelio según San Lucas 12,8-12.

Les aseguro que aquel que

me reconozca abiertamente delante

de los hombres, el Hijo del

hombre lo reconocerá ante los

ángeles de Dios.

Pero el que no me reconozca

delante de los hombres, no

será reconocido ante los ángeles

de Dios.

Al que diga una palabra contra

el Hijo del hombre, se le perdonará;

pero al que blasfeme

contra el Espíritu Santo, no se le

perdonará.

Cuando los lleven ante las sinagogas,

ante los magistrados y

las autoridades, no se preocupen

de cómo se van a defender

o qué van a decir, porque el Espíritu

Santo les enseñará en ese

momento lo que deban decir”.

Comentario

Cuando os conduzcan a la

sinagoga, ante los magistrados

y las autoridades, no os

preocupéis de lo que vais a decir,

o de cómo os vais a defender.

¡Cuánto me gustaría creerme

por completo estas palabras

de Jesús , y no preocuparme de

lo que tengo que decir (sobre todo,

si lo tengo que decir en ruso...)

Bromas aparte, tuve un

compañero de Noviciado en Loja

(Granada, España) de República

Dominicana, que se tomaba estas

palabras al pie de la letra. De

hecho, casi no preparaba las reuniones

de catequesis, porque

el Espíritu Santo os enseñará lo

que tenéis que decir...

Los mártires de los primeros

siglos sí entendían estas palabras.

Ellos vivían en una sana

tensión, esperando la venida de

Jesús, y por eso se esforzaban

en ser coherentes. Y precisamente

por eso, porque eran coherentes,

porque su vida y sus

palabras estaban entrelazadas,

sabían lo que tenían que decir.

No vivían en compartimentos

estancos. Incluso ante los verdugos.

Y más de uno tuvo oportunidad,

casi seguro, de dar testimonio,

sin abogado defensor y

sin derecho al hábeas corpus.

El sábado es el día que, tradicionalmente,

se dedica al recuerdo

más concreto de María.

Mujer de pocas palabras, pero

precisas. Y de grandes obras.

Nosotros hablamos y hablamos

y hablamos, enviamos SMS, redactamos

correos, vemos la tele,

oímos la radio... Cada día, miles

y miles de palabras salen de

nuestros labios o llegan a nuestros

oídos. ¿De qué hablamos?

¿Qué escuchamos? ¿Se nota

que somos cristianos, también

en esta faceta de nuestra vida?

Dejando de lado los momentos

en que no queda más remedio

que hablar del tiempo (ascensores,

salas de espera, colas

en la compra...), siempre hay

ocasiones para dar testimonio.

Con las palabras, pero sobre todo

con las obras. Al volante (si

conduces), en las aulas (si estudias),

en el trabajo, ¿cómo eres?

Porque no estamos hablando de

dar testimonio en el día del Juicio

Final (entonces será un pelín tarde),

sino en el día a día, en nuestra

vida ordinaria. Ahí se ve cómo

está nuestra fe. E igual que

se puede pecar de pensamiento,

palabra, obra y omisión, también

podemos dar testimonio de muchas

maneras.

Lo que debes saber
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