Disponibilidad cristiana Disponibilidad cristiana
predica; Jesús elige, y da la posibilidad a otras personas para
que puedan compartir su misión, entonces, esa realidad que
queremos vivir nosotros hoy, escuchando la palabra de Dios
en el Evangelio, podemos decir: “Dios nos ha llamado, me ha
elegido para una misión. Pero hay una palabra que muchas
veces no entra en nuestra mente y es “disponibilidad”, y qué
significa que debemos estar disponibles para otros seres humanos
o la gente que realmente merezca nuestra inversión
de tiempo. Eso es lo que ha hecho Jesús con sus discípulos.
Tener el valor de la disponibilidad significa que dejemos de
hacer lo nuestro por dedicarnos a los demás, pero sin pasar
por sobre nuestros sueños por dedicarnos a los demás o por
ayudar a la gente, entonces el valor de la disponibilidad significa
que siempre y cuando tengamos tiempo y los recursos
necesarios para brindar una colaboración, lo hagamos sin esperar
nada a cambio, porque hoy todo es interés.
Jesús llama a la gente a estar totalmente disponible para
él y para los demás. No nos llama para que estemos cruzados
de Barazos, sino para andar, para movernos. La disponibilidad
se manifiesta en el verdadero amor. No basta que la persona
esté disponible a los demás únicamente, ni en primer
lugar, sino que esté disponible primero a Cristo y con Cristo a
los demás. O sea que debe haber una doble disponibilidad, a
Dios, a la Trinidad y a nuestros hermanos.
Para salir al encuentro del hombre, se debe salir primero
al encuentro de Dios. Porque muchas personas pueden decir:
“Hago el bien… tengo mi tiempo para las demás personas”,
pero también hay que tener un encuentro con Cristo
para saber lo que me pide como cristiano.
Cuando Dios no ocupa el primer lugar, cuando no es él
la razón de ser o la motivación más profunda de nuestro actuar,
hay riesgo de convertir el amor cristiano, la caridad, en
un negocio. Pero no es un negocio, es una actitud que debemos
sostener. El cristiano es el hombre o la mujer siempre
disponible, en actitud de gozoso servicio al ejemplo de Jesús.
Por eso a veces decimos las cosas sin entrar en ese espíritu
de Dios.
A mí me gusta siempre, cuando celebramos la plegaria
eucarística, la número 4 dice: “Abre nuestros ojos, para que
conozcamos las necesidades de los hermanos; estíranos las
palabras y las obras para confortar a los que están cansados
y agobiados; haz que podamos servirlos con sinceridad, siguiendo
el ejemplo y el mandato de Cristo. Que su Iglesia sea
un vivo testimonio, de verdad y libertad, de paz y justicia, para
que todos los hombres se animen con una nueva esperanza”.
Es la misión de la Iglesia, la misión de todos los cristianos,
no únicamente del Papa o de los religiosos.
La plegaria número 3 dice: “Haz que los fieles de la Iglesia
sepan discernir los signos de los tiempos a la luz de la fe y
se consagren plenamente al servicio del Evangelio. Concédenos
estar atentos a todas las necesidades de todos los hombres,
para que participando en sus penas y angustias, en sus
alegrías y esperanzas, les mostremos fielmente el camino de
la salvación, y con ellos avancemos en el camino del reino”.
Entonces, Cristo llama por una misión, y hoy, mirando
nuestro mundo, necesitamos ese tiempo; necesitamos esa
decisión para no seguir a Cristo sólo siendo devotos de santos,
sino de decir sí, aquí estoy para cumplir la voluntad de
Dios.
Que nuestra Iglesia, que todos los fieles sean cristianos
disponibles para Dios y también para las otras personas, como
han hecho la Virgen María y todos los santos. Que todos
nosotros nos encontremos con Cristo y con nuestros hermanos
buscando el bien para todos, hoy y para siempre, amén.