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Cláusula gatillo, la batalla que se viene

22/01/2018 22:09 Política
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Cláusula gatillo, la batalla que se viene Cláusula gatillo, la batalla que se viene

La cláusula gatillo, que da

previsibilidad salarial a los

trabajadores, será el eje de la

gran batalla entre el Gobierno

y los empresarios con los

sindicatos en las paritarias que arrancan

el mes próximo.

La prueba de fuego la tendrá María

Eugenia Vidal en Buenos Aires, que entre

fines de enero y principios de febrero

pondrá en marcha la paritaria con el

Frente Gremial Docente después de que

el presidente Mauricio Macri haya eliminado

con un DNU la Ley de Financiamiento

Educativo sancionada en 2006.

La administración Macri no quiere la

cláusula en las paritarias porque –dicenalimentan

las expectativas de inflación,

y la economía se construye sobre la base

de expectativas de consumidores y empresarios

formadores de precios.

Así lo confirmaron el jefe de Gabinete,

Marcos Peña, y los ministros del Interior,

Rogelio Frigerio, y de Hacienda, Nicolás

Dujovne. “Es un instrumento que

sirvió en otro momento del país”, explicaron

los tres funcionarios.

En los papeles, los salarios de los trabajadores

que no tuvieron “cláusula gatillo”

en sus paritarias han perdido contra

la inflación hasta 8 puntos porcentuales

en 2016 y entre 2 y 6 puntos en 2017.

La paritaria de prensa es un ejemplo:

la UTPBA, el sindicato que aún tiene la

facultad de negociar salarios a pesar de

contar con representación minoritaria

en los medios, cerró un aumento salarial

del 19% por trece meses, con una inflación

superior al 25% en ese lapso.

En 2017 acordaron salarios sólo los

gremios con poder de fuego como los camioneros,

bancarios y mercantiles, pero

los sindicatos más chicos quedaron relegados

ante una inflación que si bien desaceleró

fue más alta que el ajuste salarial.

Ahora, el Gobierno plantea un nuevo

escenario: tras acordar con la Unión Industrial

(UIA) y la Asociación Empresaria

(AEA), salió a proponer desde muy

temprano que no habrá indexación preacordada.

Desde la Casa Rosada señalaron que

sí se aceptará un compromiso de volver a

discutir salarios en noviembre o diciembre,

por si la pauta firmada fue superada

por la inflación: una vez más, los gremios

más chicos, quedan librados a la voluntad

de las patronales.

En Hacienda ponen como ejemplo

la paritaria cerrada por el intendente de

Neuquén, Horacio “Pechi” Quiroga, con

los municipales: 16% sin gatillo y se vuelve

a dialogar en noviembre, con compromiso

de paz social por al menos diez meses.

Mientras Peña, Frigerio y el jefe de

Trabajo, Jorge Triaca, insisten que las

paritarias confluyan a la meta de inflación

del 15%, el “modelo neuquino” no

disgusta a Dujovne, quien ve a ese 16%

sin gatillo con entusiasmo.

A diferencia del resto del gabinete, Dujovne

entiende que si bien hay que enfriar

las expectativas de inflación, tampoco se

puede dar lugar a un aumento de la conflictividad

social por una diferencia de un

punto porcentual en los acuerdos.

En la CGT y más aún en los gremios

combativos que están afuera de esa central,

descartan cualquier posibilidad de

cerrar salarios sin indexación y anticipan

que habrá lucha en las calles si el

Gobierno se pone inflexible con las homologaciones.

La CGT, en su propio laberinto

La presión de las bases está llevando

al triunvirato de la CGT a despertar, después

de una larga siesta en la que incluso

dio su respaldo a una Reforma Laboral

resistida por los trabajadores por el

temor a que se imponga una flexibilización

laboral.

“Creo que el porcentaje del que está

hablando el Gobierno del 15% está encerrado

en una fantasía, en una burbuja. No

lo va a aceptar ninguna organización sindical”,

dijo Juan Carlos Schmid, uno de

los tres secretarios generales de la CGT.

En un escenario que va tomando temperatura

al calor de la pérdida de poder

adquisitivo de los salarios, la central

obrera tiene que resolver su actual fractura,

que le resta poder combativo.

El triunvirato está herido de muerte

por el continuo descendente apoyo de las

bases y ya comenzaron las negociaciones

para volver a una conducción unificada,

con un solo secretario general.

El espacio del camionero Hugo Moyano

y el gastronómico Luis Barrionuevo,

con apoyo de la Confederación Argentina

de Trabajadores del Transporte

(CATT) impulsa al ferroviario Omar Maturano.

Los “gordos” y los “independientes”,

en donde militan Gerardo Martínez (Uocra)

y Andrés Rodríguez (UPCN) dan su

respaldo a Héctor Daer, el único triunviro

con chances concretas de continuar.

Otro sector propone a Sergio Sasia, de

la Unión Ferroviaria: allí están la Unión

Obrera Metalúrgica (UOM) y la Corriente

Federal de los Trabajadores (CFT),

quizás los más “combativos” contra el

gobierno de Mauricio Macri.

Sergio Palazzo, de la Asociación Bancaria

y más cercano al kirchnerismo,

también tiene intenciones de conducir la

CGT, pero en la central obrera lo vedan

debido a su origen radical.

Así se plantea un nuevo ciclo de la

puja distributiva en la Argentina para

2018.

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