Cláusula gatillo, la batalla que se viene Cláusula gatillo, la batalla que se viene
previsibilidad salarial a los
trabajadores, será el eje de la
gran batalla entre el Gobierno
y los empresarios con los
sindicatos en las paritarias que arrancan
el mes próximo.
La prueba de fuego la tendrá María
Eugenia Vidal en Buenos Aires, que entre
fines de enero y principios de febrero
pondrá en marcha la paritaria con el
Frente Gremial Docente después de que
el presidente Mauricio Macri haya eliminado
con un DNU la Ley de Financiamiento
Educativo sancionada en 2006.
La administración Macri no quiere la
cláusula en las paritarias porque –dicenalimentan
las expectativas de inflación,
y la economía se construye sobre la base
de expectativas de consumidores y empresarios
formadores de precios.
Así lo confirmaron el jefe de Gabinete,
Marcos Peña, y los ministros del Interior,
Rogelio Frigerio, y de Hacienda, Nicolás
Dujovne. “Es un instrumento que
sirvió en otro momento del país”, explicaron
los tres funcionarios.
En los papeles, los salarios de los trabajadores
que no tuvieron “cláusula gatillo”
en sus paritarias han perdido contra
la inflación hasta 8 puntos porcentuales
en 2016 y entre 2 y 6 puntos en 2017.
La paritaria de prensa es un ejemplo:
la UTPBA, el sindicato que aún tiene la
facultad de negociar salarios a pesar de
contar con representación minoritaria
en los medios, cerró un aumento salarial
del 19% por trece meses, con una inflación
superior al 25% en ese lapso.
En 2017 acordaron salarios sólo los
gremios con poder de fuego como los camioneros,
bancarios y mercantiles, pero
los sindicatos más chicos quedaron relegados
ante una inflación que si bien desaceleró
fue más alta que el ajuste salarial.
Ahora, el Gobierno plantea un nuevo
escenario: tras acordar con la Unión Industrial
(UIA) y la Asociación Empresaria
(AEA), salió a proponer desde muy
temprano que no habrá indexación preacordada.
Desde la Casa Rosada señalaron que
sí se aceptará un compromiso de volver a
discutir salarios en noviembre o diciembre,
por si la pauta firmada fue superada
por la inflación: una vez más, los gremios
más chicos, quedan librados a la voluntad
de las patronales.
En Hacienda ponen como ejemplo
la paritaria cerrada por el intendente de
Neuquén, Horacio “Pechi” Quiroga, con
los municipales: 16% sin gatillo y se vuelve
a dialogar en noviembre, con compromiso
de paz social por al menos diez meses.
Mientras Peña, Frigerio y el jefe de
Trabajo, Jorge Triaca, insisten que las
paritarias confluyan a la meta de inflación
del 15%, el “modelo neuquino” no
disgusta a Dujovne, quien ve a ese 16%
sin gatillo con entusiasmo.
A diferencia del resto del gabinete, Dujovne
entiende que si bien hay que enfriar
las expectativas de inflación, tampoco se
puede dar lugar a un aumento de la conflictividad
social por una diferencia de un
punto porcentual en los acuerdos.
En la CGT y más aún en los gremios
combativos que están afuera de esa central,
descartan cualquier posibilidad de
cerrar salarios sin indexación y anticipan
que habrá lucha en las calles si el
Gobierno se pone inflexible con las homologaciones.
La CGT, en su propio laberinto
La presión de las bases está llevando
al triunvirato de la CGT a despertar, después
de una larga siesta en la que incluso
dio su respaldo a una Reforma Laboral
resistida por los trabajadores por el
temor a que se imponga una flexibilización
laboral.
“Creo que el porcentaje del que está
hablando el Gobierno del 15% está encerrado
en una fantasía, en una burbuja. No
lo va a aceptar ninguna organización sindical”,
dijo Juan Carlos Schmid, uno de
los tres secretarios generales de la CGT.
En un escenario que va tomando temperatura
al calor de la pérdida de poder
adquisitivo de los salarios, la central
obrera tiene que resolver su actual fractura,
que le resta poder combativo.
El triunvirato está herido de muerte
por el continuo descendente apoyo de las
bases y ya comenzaron las negociaciones
para volver a una conducción unificada,
con un solo secretario general.
El espacio del camionero Hugo Moyano
y el gastronómico Luis Barrionuevo,
con apoyo de la Confederación Argentina
de Trabajadores del Transporte
(CATT) impulsa al ferroviario Omar Maturano.
Los “gordos” y los “independientes”,
en donde militan Gerardo Martínez (Uocra)
y Andrés Rodríguez (UPCN) dan su
respaldo a Héctor Daer, el único triunviro
con chances concretas de continuar.
Otro sector propone a Sergio Sasia, de
la Unión Ferroviaria: allí están la Unión
Obrera Metalúrgica (UOM) y la Corriente
Federal de los Trabajadores (CFT),
quizás los más “combativos” contra el
gobierno de Mauricio Macri.
Sergio Palazzo, de la Asociación Bancaria
y más cercano al kirchnerismo,
también tiene intenciones de conducir la
CGT, pero en la central obrera lo vedan
debido a su origen radical.
Así se plantea un nuevo ciclo de la
puja distributiva en la Argentina para
2018.