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EL LIBERAL . Santiago

Muerte, repatriación y homenajes

04/03/2018 00:00 Santiago
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Muerte, repatriación y homenajes Muerte, repatriación y homenajes

Enfermo de cataratas y arrastrando los males de salud de toda su vida, muere a las 3 de la tarde del 17 de agosto de 1850, acompañado por su hija Mercedes, su yerno Mariano y las dos nietas: María Mercedes y Josefa Dominga. Sus últimas palabras fueron: "Esta es la calma que precede a la tormenta…". Fue conducido a la cripta de la iglesia de Nuestra Señora de Boulogne. Once años después fue trasladado a la bóveda familiar en el cementerio de Brunoy, en las afueras de París, donde había sido sepultada pocos días antes su nieta Mercedes. Durante años pocos recordaron al gigante de los Andes en sus tumbas. Está claro que la figura de San Martín es tan gigantesca, que no pudo ser olvidada, pero sí se demoró su consagración como Libertador hasta la aparición, en 1887, de la monumental obra historiográfica de Bartolomé Mitre, "Historia de San Martín y la emancipación americana". Y unos años antes, el espíritu romántico del presidente Nicolás Avellaneda propuso una reconciliación póstuma entre dos encarnizados adversarios de la historia: Bernardino Rivadavia y José de San Martín. El 20 de mayo de 1880 se recordaron los cien años del nacimiento del primer presidente argentino, que se encontraba sepultado, contra su voluntad, en el Cementerio de la Recoleta. Y cuatro días después, el buque "Villarino" recalaba en el puerto de Buenos Aires, conduciendo el féretro de San Martín. El 28 de mayo de ese año fueron desembarcados los restos del prócer y depositados en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde permanecen hasta hoy. Hablaron ese día Avellaneda, que dijo frente al Libertador: "¡Que vuestro brazo invisible trace murallas de fierro en las fronteras, para que la bandera que hicisteis flamear en las cumbres más excelsas de la Tierra, no sea jamás uncida al carro de un vencedor!"; y luego Sarmiento que proclamó: "A nombre de la presente generación recibimos estas cenizas del hombre ilustre, como expiación que la historia nos impone de los errores de la que nos precedió. Honor y Gloria al Gran Capitán".

La comisión encargada del monumento funerario que fuera encargado a los mismos autores que el mausoleo de Napoleón Bonaparte, el atelier de Albert Carrier Beleuse, se topó con dos graves problemas: el catafalco de mármoles no entraba adecuadamente en la capilla de Nuestra Señora de la Paz, por lo que se procedió a ampliar ese recinto, obra que estuvo a cargo de Carlos Aberg, uno de los arquitectos suecos de la Casa Rosada. Y el otro inconveniente, mucho más serio, fue descubrir que los restos de don José estaban embalsamados, y por lo tanto, no había forma de ubicarlos dentro del monumento.

Ante la crisis, se resolvió ubicar el ataúd dentro de la estructura del mausoleo, en una posición bastante insólita: con una inclinación de 45°, con sus pies hacia la puerta del templo, a la altura del piso, y su cabeza hacia el altar mayor, aproximadamente a un metro cincuenta.

La designación del año 1950 como Año del Libertador puso a San Martín definitivamente como el Padre de la Patria, más allá de la picardía del presidente Perón, entonces gobernante de asimilar su figura de general a la del gran general de la historia. Es hoy el prócer más reconocido por los argentinos.

Sus estatuas se cuentan por millares, desde las ecuestres en diversos lugares del país y del mundo, hasta los sencillos bustos en cada plaza, institución u organismo oficial o privado.

La más afectuosa es la que se emplaza enfrente de la réplica de su casa de Grand Bourg, en Palermo, en Buenos Aires: un anciano San Martín que disfruta de la compañía de sus nietas.

Miles de aulas tienen su retrato. Miles de calles llevan su nombre. Pero sin duda, el mayor homenaje es la emoción que todos los argentinos tienen por su nombre.

Vale terminar este texto con las palabras finales del libro de Mitre: "Fiel a la máxima que regló su vida: FUE LO QUE DEBíA SER, y antes que ser lo que no debía prefirió NO SER NADA. Por eso vivirá en la inmortalidad".

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